Celsius 232 en Avilés: ¿De verdad da para tanto un día?

Publicado el 04 agosto 2014 por Rustisymustis @rustismustis
El viernes 1 de agosto hubo un madrugón general en mi casa. Teníamos que llegar hacia las 9 y media a Avilés. ¿Que qué se cocía en Avilés a esas horas? Pues el Celsius 232, III Festival de terror, fantasía y ciencia ficción. No es que sea yo muy de literatura fantástica, pero había visto que el programa era tan variado, y nos gustaba tanto lo que había especialmente el viernes, que no podíamos dejar de ir.
Íbamos tan temprano porque a las 9 y media comenzaban a dar tickets para la firma de Patrick Rothfuss. Lo confieso: no he leído sus libros, pero mi marido es tan fan de él que hasta estaba dispuesto a esperar la cola que hubiese para conseguir su firma. Nada más llegar, una decepción: ya no quedaban tickets; podíamos ponernos a la cola igualmente, pero no nos aseguraban que nos firmase. La cola ya era enorme pero Patrick estaría hasta las 12 y además, muy amablemente, había empezado a firmar a las 9, una hora antes de lo estipulado, así que nos quedamos.
Mientras esperábamos vimos a un señor con un disfraz steampunk genial. Como se hacía fotos con la gente, yo me acerqué y muy amablemente se hizo una conmigo. Cuando llegué a casa investigué un poco entre los tweets del Celsius, porque a mí no me sonaba de nada, y vi que era Ian Watson, ¡el guionista de Inteligencia artificial, de Spielberg, y escritor de un montón de libros, entre ellos varios sobre el universo Warhammer 40.000!. A mi marido casi le da un mal, jajaja.

Con Ian Watson


Pues bueno, la cola avanzó, avanzó, la gente que encontramos nos la hizo más amena, y prácticamente a las 12... ¡mi marido lo consiguió!

La cola era bastante más larga todavía


¡Por fin llegó la firma!

Y tras conseguir un objetivo, ahora les tocaba el turno a los peques. A las 12 presentaba sus libros sobre las aventuras de Alfred y Agatha Ana Campoy, y a las 12 y media Ricard Ruiz Garzón y Álex Hinojo presentaban la segunda parte de sus libros sobre Los guardianes de sueños. Marcos y Santi llevaban para firmar el primer volumen de Los guardianes, pero querían comprar allí el segundo y uno nuevo de Alfred y Agatha. Bien, pues cuando estábamos en la librería e íbamos a pagar, el librero llamó a una chica que estaba al lado y... ¡resulta que era Ana Campoy! Y fue tan, tan agradable que les firmó el libro incluso antes de pagarlo, y estuvo un ratito hablando con ellos. Es encantadora.

Marcos y Santi con Ana Campoy

Entonces llegó el mejor momento del día. Ricard Ruiz Garzón y Álex Hinojo ya habían agradecido a nuestros peques en Facebook la videoreseña que habían hecho de El libro de Morfeo. Por lo visto les había gustado mucho y muy amablemente nos lo hicieron saber. Es esta reseña de aquí:

Yo había visto que Ricard y Álex ya andaban por la carpa de actividades esperando la hora de su presentación. Nosotros también la estábamos esperando, y les dije a Marcos y Santi que se acercasen a ellos y se presentasen. Bueno, ¡pues no hizo falta! Ricard y Álex los reconocieron primero, y se pusieron contentísimos. Se sacaron fotos con ellos, estuvimos hablando un ratito y aseguraron a nuestros pequerreseñadores que en cuanto acabase el acto les firmarían los libros sin falta.

La charla fue muy entretenida. Presentada por Jorge Iván Argiz, nos contaron que hacían un buen equipo a la hora de escribir porque Ricard tiene más relación con el mundo literario y Álex con el cinematográfico, y así ambos se complementan. También nos hablaron de sus referencias a la hora de escribir: por ejemplo, supimos que Álex es un gran admirador de Miyazaki, y en Los guardianes de sueños podemos encontrar, por ejemplo, un castillo con patas como homenaje al japonés.

Gracias a Ricard y Álex ya sabemos que, si su segundo libro de la serie está ambientado en Venecia, (con una evidente conexión entre su protagonista, Serena, y la Serenissima Venecia), para el tercero han elegido Noruega, donde hay un fiordo al que llaman el "fiordo de los sueños". Y también nos hablaron de las criaturas que han inventado en sus obras, y de las nuevas que van a venir: a Santi le impresionaron, en especial, los hipnopótamos del segundo libro y las legarañas que llegarán en el tercero. ¡Y la gran sorpresa vino cuando en medio de la presentación nombraron a nuestro blog y, sobre todo, a Marcos y a Santi, diciendo que estaban allí sus mejores críticos! Los dos se miraban el uno al otro como diciéndose: ¿¿lo dicen por nosotros?? Tras alguna pregunta del público, los dos escritores pasaron al firmódromo y muy, muy cariñosamente les dedicaron sus dos guardianes de sueños a Marcos y a Santi. Desde aquí les doy las gracias, porque fueron tan cariñosos y simpáticos, tanto con los pequereseñadores como con los demás niños, que estoy segura de que nuestros peques se van a acordar siempre de esa dedicatoria.

Tras este momento, que fue el más especial del día, todavía hubo algo más por la mañana: el taller de jóvenes detectives, dirigido por Ana Campoy (sí, la de Alfred y Agatha), del que los niños salieron con un carnet oficial de detective. ¡También genial!
Nos fuimos a comer, pero aún quedaba mucho Celsius. Ya por la tarde nos pasamos por el parque de Ferrera, donde vimos una demostración de la escuela asturiana de esgrima antigua, donde nos enseñaron un montón de tipos de espadas distintos, cómo se utilizaban, cómo fueron evolucionando... Todo muy interesante, sobre todo para Marcos y Santi que no se perdieron ningún detalle.

De vuelta a la zona del Celsius, en la carpa infantil, se estaba llevando a cabo un taller para jóvenes jedi. Nuestros niños no pudieron hacerlo porque ya no había plazas, pero daba igual: Santi consiguió su objetivo principal, que era sacarse una foto con su ídolo Boba Fett. ;-)

Y para finalizar, en el auditorio de la Casa de la Cultura teníamos la charla de Patrick Rothfuss. Con el recinto lleno, Patrick habló sobre un montón de temas. Cuando le preguntaron sobre cómo fueron sus inicios en la lectura, él contó que de pequeño sólo leía libros ilustrados, y que tenía a su madre yendo y viniendo a la biblioteca tres veces al día. Como su madre vio que así no podía vivir, empezó a recomendarle libros un poco más largos, comenzando por los de Narnia (para que por lo menos le duraran algo más, jajaja). Además, todas las noches leían historias de la Biblia (Patrick confesó que venía de una familia muy religiosa): el trato era que su madre le leía una y el leía otra, y poco a poco fue adentrándose cada vez más en el mundo de la lectura.
Otro tema sobre el que le preguntaban mucho era por su relación con la música. Ya he dicho que no he leído sus libros, pero tengo entendido que lo musical es muy importante en la historia. Pues bien, la gente se sorprendió porque el escritor dijo que ni había estudiado música, ni escuchaba especialmente ningún tipo de música... que simplemente se le da muy bien la extrapolación: él se fija mucho en las cosas, y luego las cuenta. Tengo ganas de leer los libros para comprobar por mí misma en qué medida la música es importante y si está tan bien reflejado el aspecto musical.

Patrick Rothfuss y Diego García Cruz


Patrick también respondió muchas preguntas que el público quiso hacerle, sobre sus personajes, la forma en la que escribe, el mundo que ha creado,... Ante la pregunta de si el público español era su favorito, él contestó: En ningún otro lugar me reciben como aquí. Hay una frase que él dijo y que creo que resume a la perfección su obra y su forma de escribir: Nadie se preocupa más por el realismo que un escritor de fantasía. Fue una charla muy, muy entretenida y Rothfuss me sorprendió muy gratamente por su simpatía y su buena disposición: era un placer escucharle. ¡Ah! Y un aplauso para su traductor, Diego García Cruz, porque me dejó impresionada: no se dejó ni una coma por traducir. Era como un segundo Rothfuss hablando en español, y además simpatiquísimo.
Sólo me queda decir una cosa: no sabía qué iba a encontrarme en el Celsius, ni siquiera si me iba a gustar. Ahora sólo puedo dar mi enhorabuena a la organización: puntualidad absoluta en los eventos, información detallada en todo momento, amabilidad sin límite,... Todo ello hizo que el Celsius funcionara como la maquinaria de un reloj, y nos marchamos felices y encantados. El año que viene seguro que habrá más.