No es la primera ve que asistimos a una de las cenas que el grupo Cubat organiza, normalmente, dos veces al año. Aunque no tienen fecha fija suelen celebrar una para verano y otra en otoño o invierno, dependiendo de que las agendas de sus restaurantes les permitan cierto respiro.
En esta ocasión y dada la época del año, hablamos de su “Sopar Festa de màscares” (cena de máscaras) ya que coincidió con carnaval.
Un lugar especial, el Castell de Castelldefels fue el elegido en para esta noche que nos trasladó a la época medieval no sólo por la ubicación en sí, sino por algunos de los platos. Para empezar y como recepción a los que ibamos llegando, recibimos una degustación de coca de recapte y un poco de vino caliente en caso de barro. Perfecto para entonar el cuerpo.
Después de reconfortarnos con ese vino dulce caliente, poco a poco, un maestro de ceremonias va acompañando los grupos hacia el comedor. Allí, encontramos las mesas corridas con unos platos de botifarra d’ou (butifarra de huevo) que es lo que toca y unos pates medievales para seguir picoteando.
Elegimos sitio y directamente ya podemos pasar a las diferentes salas donde empieza el dilema de qué elegir. Siguiendo el modelo que utilizan en sus cenas, se abre el bufet para que la cantidad dependa única y exclusivamente de los viajes que estés dispuesto a hacer. Así que es aconsejable cierta contención si queréis probarlo todo.
Primeros fríos como un
pan de hígado con alcachofas extraordinario,
paté medieval, el mismo que nos encontramos en la mesa,
hojaldre de merluza con verdura y setas y un Aspic de salmón. Resulta difícil prescindir de alguno y es solo el comienzo. Los probamos todos racionando la cantidad, no queríamos desperdiciar nada. Todos muy buenos, pero destacaría el pan de hígado con alcachofas. Impresionante.
El paso siguiente (o no), son las diferentes
sopas y guisos. Platos calientes muy tradicionales en su mayoría, seguramente escogidos por esa razón. También con las recetas elegidas seguíamos nuestro viaje en el tiempo.
Sopa de Ajo, Suquet de anguila, Bacalao Ajoarriero, Hummus con col y butifarra negra o Crestas de Pollo con Alcachofas eran las opciones. Aquí fuimos más selectivos, aún quedaba parte del bufet. El
Ajoarriero estaba en su punto y el
hummus era servido de forma original en raciones individuales que no llegaba a estar caliente, más bien tibio.
Llegábamos entonces, siguiendo el orden lógico a los
platos de caza. En este caso, tampoco quisimos saltarnos ninguno.
Codorniz Guisada a la Arcilla, Fruta Rellena y Jabalí Asado.
La codorniz me gusta mucho y la como muy poco. Tengo que recuperarla, más aún después de recordar su sabor. La
fruta rellena era pera y había dos tipos de relleno,
de pato y de rustido. El jabalí asado y bien fileteado, con su buena salsa concentrada y algo de
puré de membrillo. Con estos platos, me acordaba de aquellas mesas de las películas ambientadas en la época. Solo faltaba algún faisán en enormes bandejas y los barriles y vinos en jarras y vasos de madera en la que alguna pesada espada empezaba a utilizarse como cubierto por el fanfarroneo de los Caballeros…
Postres típicos del Carnaval y de la Cuaresma. Seguramente los postres son tan contundentes en esta época pensando en su función original y en el periodo de ayuno que esperaba en los siguientes 40 días. Así se cogían fuerzas. El problema es que ahora, de cuarenta días de ayuno nada, pero el ansía de tener energía parecía despertarse ante tal despliegue.
Menjar blanc (manjar blanco),
buñuelos de cuaresma, crema catalana, merengue, ciruelas al ron con nata, coca de llardons (chicharrones) y… fruta variada. La cabeza nos decía que, si queríamos coger algo, mejor fruta, pero el corazón o mejor dicho, el estómago, nos decía que cualquier otra cosa menos esa. El ángel y el demonio, uno en cada hombro luchando para que te decantes hacia su lado. Y como somos pecadores y nos tira mucho más el infierno que el cielo, nos hacemos un surtido para ir acabando la cena sin
prisa.
Todo acompañado de cava y vino que, igual que con la comida, podías servirte a tu gusto.
Una vez más,
Cubats consigue mantener el listón con nuevos platos, nuevos escenarios y nuevas propuestas. Un grupo de
cocineros del Baix Llobregat que se preocupan del producto, de la restauración, de la gastronomía. Todos a cargo de su restaurante, pero todos dispuestos a juntarse un par de veces al año para que, aunque sigan haciendo lo mismo que cada día, su trabajo, se “compliquen” aún más la vida ofreciendo un banquete diferente y, además, disfrutar haciéndolo.
Nos quedamos muy atentos, pendientes de la próxima!.