Cena de verano de la Asociación de Sumilleres ASPA en restaurante Villa Antonia

Por Jose Diego Ortega. Marevinum


UN BROCHE DE ORO PARA UN CURSO LLENO DE NOVEDADES Y CATAS INNOVADORAS
   Una vez más nos visita el verano (cada año tarda menos en llegar el puñetero) y es hora de celebrar un encuentro que nos sirva de colofón y cierre nuestro ciclo de actividades. Lo hacemos justo antes de que las vacaciones nos dispersen, tanto física como mentalmente y hagan que por un corto periodo los amantes de Baco dejemos un poco de lado el “líquido elemento” que durante el resto del año hace que nos reunamos una vez al mes, más las fiestas de guardar.
  
   En esta ocasión la encargada de poner este broche fue nuestra amiga y compañera Mónica Espigares, quien como ya es costumbre en ella, llenó la celebración de glamour y encanto personal. El lugar acompañaba y daba juego a que la velada fuera todo lo agradable que cabía esperar. Los jardines del restaurante Villa Antonia nos envolvieron con el frescor de la naturaleza, haciendo que lo que se presentaba como una sofocante noche de calima y bochorno, se transformara como por arte de magia en un oasis de frescor donde el murmullo de la vegetación se acompasaba con las notas de la selección musical que el atento Nono, esposo de Mónica, preparó para la ocasión.
   Nos recibieron con una copa de cava mientras esperábamos la hora de pasar a “Las Moreras”, una verdadera cueva vegetal donde se celebró la cena. Durante el impáss, Mónica nos mostró la sala de exposiciones del restaurante, donde en estos momentos expone un pintor armenio, cuya prolífica obra rebosa el ya de por sí vasto salón permanente, para llenar de colorido oriental el resto de comedores y reservados del restaurante.
   Del menú a base de elaboradas y contundentes tapas (todas siempre con un detalle alicantino), en las que no se escatimó en diseño y originalidad en cuanto a presentación, destacar el salmorejo con polvo de mojama y la soberbia “coca” de carrillera con glaseado de violetas: Una explosión de sabores donde se aunaban a la perfección la potencia de la carne con la suavidad de las verduras al horno, las setas y las flores naturales, contando con ese punto de violeta un tanto chocante, que para mi sorpresa no desentonaba en absoluto con el plato. El sorbete de mojito, clorofila y Caribe en estado puro, nos refrescó y ayudó a mantener el estado de fusión con la naturaleza que nos rodeaba.
   De los vinos, destacar sin desmerecer al resto, el Albret chardonnay fermentado en barrica 2.010, hábil combinación de sutil delicadeza y presencia vínica y un Dominio de Tares 2.007, Bierzo contundente y frutal que puso a la mencía donde se merece.
   En definitiva con este cierre de lujo sólo me queda desearos unas felices vacaciones (laboral y hosteleramente hablando, claro, ya que en estas fechas y por estos lares no es precisamente tiempo de descansar) y emplazaros a seguir compartiendo nuestra pasión común en cuanto baje la canícula y nos visite el otoño.

Menú
- Salmorejo con polvo de mojama.
- Ensalada de gulas y queso de cabra.
- Vaso de patata y jamón con espuma de huevo.
- Pinchos de langostinos con mayonesa de curry.
- Coca de carrillera con glaseado de violetas.
- Sorbete de mojito.
Bodega
- Cava Anna de Codorniú
- Tres Olmos 2.010. verdejo (D.O. Rueda)
- Lusco 2.010. albariño (D.O. Rías Baixas)
- Albret Chardonnay f/b 2.010 (D.O. Navarra)
- Dominio de Tares 2.007. mencía (D.O. Bierzo)
- Tinto dulce cardenal Álvarez. monastrell (D.O. Alicante)