La arquitectura que nos encontramos en Kowloon es de edificios viejos y desvencijados por el paso del tiempo. Esta parte de la ciudad dista mucho del Hong Kong moderno lleno de rascacielos de cristal que estamos acostumbrados a ver y es aquí donde converge con un estilo urbano más típico de la China continental. Colgando de estos edificios destacan también los enorme carteles de metal con luces de neón sobresaliendo en horizontal, es una de sus señas de identidad.
La parte situada más al este de la península de Kowloon es conocida como Kowloon Bay. Dando vueltas por este distrito observé que según me acercaba más hacia el sur los edificios reducían progresivamente el número de plantas, algo que me llamó poderosamente la atención en una de las ciudades con mayor densidad de población del mundo donde cada par de metros ganados en vertical equivalen a mayor espacio para viviendas. ¿A qué podía deberse?, me preguntaba...
Continué bajando hacia el sur y encontré la respuesta. El motivo por el que en esta parte de la ciudad los edificios tenían una altura tan limitada era por su cercanía al Aeropuerto de Kai Tak.
Este aeropuerto, antiguo aeropuerto internacional de Hong Kong, se mantuvo operativo desde 1925 hasta 1998 y fue la base de las aerolíneas Cathay Pacific, Dragonair, Air Hong Kong y Hong Kong Airways. Rodeado de montañas, edificios residenciales y con el puerto de Victoria como final de pista siempre se ha considerado uno de los aeropuertos más complicados para aterrizar del mundo. Ver aviones sobrevolando a escasos metros de los edificios estaba a la orden del día por aquel entonces.
La historia del aeropuerto de Kai Tak se remonta a 1922, cuando los empresarios Ho Kai y Au Tak invirtieron en un espacio de tierra recuperado del mar para el desarrollo de Kowloon. Al poco tiempo dicho terreno se empezó a utilizar como pista de aterrizaje de la Royal Air Force británica y como aeródromo para algunos clubes de aviación. Durante la II Guerra Mundial cayó en manos del ejército japonés y dicho terreno fue ampliado. A partir de 1954 se empezó a utilizar como aeropuerto de vuelos comerciales de Hong Kong.
Durante los años venideros el aeropuerto cumplió su función de comunicar la antigua colonia británica con el resto del mundo. Sin embargo, hacia 1980 el rápido crecimiento de Kowloon pasó a ser un inconveniente pues los territorios contiguos al aeropuerto, hasta entonces deshabitados, empezaron a ser ocupados por viviendas y el gobierno se vio obligado a emitir una orden de restricción de altura para permitir el correcto despegue y aterrizaje de aviones. A finales de los 80 la situación era insostenible, el aeropuerto ya superaba el máximo de la capacidad para el que había sido diseñado y los residentes de Kowloon sufrían cada vez mayor contaminación acústica, el tránsito de aviones era contínuo. En 1996 Kai Tek era el tercer aeropuerto del mundo con más tránsito de pasajeros internacionales y el primero en tránsito de mercancías. Esto hizo que el gobierno de Hong Kong se planteara rápidamente construir un nuevo aeropuerto más grande y alejado de las zonas urbanas. Finalmente, se decidió construirlo en la isla de Chek Lap Kok, anexa a la isla de Lantau, al Oeste de los territorios de Hong Kong. El aeropuerto de Chek Lap Kok se conoce en la actualidad como Aeropuerto Internacional de Hong Kong y es hoy por hoy uno de los mejores aeropuertos del mundo y uno por el que más pasajeros y mercancían transitan cada día.
En cuanto a qué fue del antiguo Aeropuerto de Kai Tak, durante mi visita en 2008 pude comprobar que la terminal había sido desmantelada y el terreno estaba completamente abandonado a la espera de ser aprovechado para otros fines, entre ellos la construcción de un puerto para cruceros y embarcaciones comerciales.
Una historia en mi opinión muy romántica la del distrito residencial de Kowloon Bay, cuya arquitectura urbana estuvo desde el principio limitada por su cercanía al Aeropuerto de Kai Tak. Aunque el aeropuerto ya no se encuentra operativo en el presente, la altura media de los edificios no ha variado porque ya no es una zona sobre la que interese construir nuevas viviendas. Es probable que sin conocer la historia del aeropuerto uno pueda intuir que por alguna extraña razón aquellos edificios disminuyen progresivamente en número de plantas según se acercan a la costa, algo sin duda inquietante.
Kowloon Bay, un buen lugar para disfrutar de marisco en Hong Kong
Resulta que durante mi última visita a Hong Kong el pasado mes de agosto, antes de iniciar mis vacaciones en China continental, le pedí a Javi que me llevara a cenar marisco un día. Como nos daba bastante pereza coger el ferry hasta la isla de Lamma, el sitio más famoso para cenar marisco de todo Hong Kong, Javi decidió probar un sitio nuevo: Kowloon Bay. Parece ser que en esta zona de la ciudad también se puede comer buen marisco a precio barato, quizás incluso a mitad de precio que en la isla de Hong Kong. La novia de Javi se encargó de encontrar un restaurante recomendado y reservar mesa. ¿A que no adivináis dónde estaba el restaurante? Al lado del Aeropuerto de Kai Tak, justamente donde había estado yo paseando dos años antes. Me hizo tanta ilusión volver a ese lugar después de tanto tiempo. Por aquel entonces, mientras recorría aquellas calles soñaba con encontrar un trabajo que me permitiera vivir en Asia y resulta que al final lo he conseguido. :')
El restaurante al que fuimos era el típico de marisco, como los de la isla de Lamma. Su funcionamiento es muy peculiar: la parte de fuera del restaurante está repleta de peceras y acuarios; el cliente llega y antes de sentarse a la mesa escoge lo que esa noche le apetece degustar, después sólo tiene que indicar el estilo de preparación y las salsas que acompañan la comida.
Como se trataba de una ocasión especial (mi enésima visita a Hong Kong) Javi quiso tirar la casa por la ventana y celebrarlo por todo lo alto pidiendo los manjares más exquisitos, aunque a precios razonables. El primero de ellos fue el abalone, un marisco poco común muy apreciado en la gastronomía china.
Después seguimos con langosta en salsa de queso (para aprovechar, ya que no sé cual de las dos cosas es más cara en Japón, la langosta o el queso), gambas, ostras y por supuesto que no falte pescado y una buena cerveza china.
No había salido de Hong Kong y ya empezaba a sentir el auténtico ambiente chino de restaurante cutre y comida deliciosa a precio barato. Después de cuatro meses saturado de dieta japonesa, aquello estaba para chuparse los dedos. Al día siguiente Javi y yo volamos -desde el nuevo Aeropuerto Internacional de Hong Kong, por supuesto- hacia Guilin al encuentro de mis amigos de España para pasar unos días viajando por Guanxi, un región al sur de China.