Cenizas en la oscuridad :20 años después del atentado de Tarata.

Por Fe Unasam Ancash Federación Estudiantil @fe_unasam


Mi historia


El jueves 16 de Julio de 1992 aproximádamente a las 9 y 20 de la noche, un coche bomba con 400 quilos de dinamita y anfo explotó en la calle Tarata, en el distrito de Miraflores.


Veinticinco personas perdieron la vida, 5  desaparecieron y muchas quedaron heridas, no solo físicamente sino también emocionalmente...


Somos muchos los testigos de esa noche... cada uno tiene una historia que contar... En mi caso, muchas veces  a lo largo de mi vida,  he tenido la necesidad de hablar de esto... de sacarlo de mi alma y de compartirlo. A veces no sabía con que propósito... pero sentía esa necesidad... la última vez que hablé sobre esto ante la prensa era una niña, tenía seis o siete años... era inocente, llena de esperanza porque pensé que todo había terminado... y que por fin la paz había llegado a mi país y eso, a por algunos años me dio fuerzas para seguir adelante...


Mi historia, es una historia que comparto con muchos peruanos, y con muchas personas alrededor del mundo a los que sin conocer siento como hermanos. Su dolor, es también el mío...


Pasado mañana se cumplen 20 años desde aquel hecho que cambió mi vida para siempre y creo que ha llegado el momento de hablar y de compartir mi testimonio...


(He completado mis recuerdos con algunos testimonios de familiares a los que agradezco infinitamente por haber recordado por mí, sé que ha sido muy difícil para cada uno de ellos... Mi intención no es violar la vida privada de nadie. Algunos nombres han sido cambiados pero los hechos que narro son reales.)

Mi hogar


Vivía con mis padre Antonio (43) y Milagros y mi hermano Ricardo (11 años), en el cuarto piso de un departamento en Tarata, mis recuerdos no son tan claros porque apenas tenía 6 años, pero sí recuerdo que era feliz. Era una niña alegre y muy segura porque me sentía  amada y protegida. 


Mis papás eran maravillosos. Ambos amorosos, dedicados, ejemplos a seguir, personas con valores... Nuestra situación económica era modesta. 


  

Mi papá era un Ingeniero Civil que trabajaba de manera independiente porque siempre prefirió la honestidad antes que ganar mucho dinero teniendo que sacrificar sus principios de alguna manera. Siempre procuró darnos lo mejor que podía con los frutos de su trabajo, esa era su mayor ilusión. Trabajaba todo el día y a veces se quedaba madrugadas enteras  sentado en la mesa de nuestro comedor, trabajando, rodeado de planos. Era muy inteligente y capaz. Estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería. Se sacó 19 en su tesis Universitaria la que tuvo que rehacer desde cero porque un familiar se la extravió. Era Ingeniero Estructural experto en Ingeniería Antisísmica. De adulto, trabajó en Inglaterra como Ingeniero experto en Plataformas de Offshore en una compañía para la explotación petrolera. El había nacido en ese país  mientras mi abuelo trabajó allá  algunos años. Mi papá pudo quedarse en Inglaterra de adulto, pero decidió volver al Perú porque siempre se sintió peruano y para él no existía un lugar mejor que su propio país. Se sentía peruano porque se había criado aquí y amaba a su patria. Era un gran conversador y le encantaba hacer bromas.


Mi mamá siendo  una profesional de alta capacidad intelectual, ahora hacía las labores de ama de casa a tiempo completo. Era una madre y esposa cariñosa, cuidadosa y protectora que se dedicaba a sus hijos y a su hogar. A querernos a los tres.  


A veces yo cocinaba con ella, hacíamos galletitas espolvoradas con azúcar y ese era mi regalo para el día del padre. Otras veces,  con su ayuda, inventaba algunas recetas como una salsa a la que llamamos "Salsa Marilú", que les encantó a todos en mi casa.


Mi hermano Ricardo, era como mi ídolo. El siempre quiso tener una hermana. Para mí el era mi hermano mayor, al que seguía en todo... Siempre jugábamos juntos, y nos queríamos mucho.


En mi casa, a veces había necesidades económicas, pero mi papá siempre se esforzó al máximo por nosotros. Existían también los problemas cotidianos que puede haber en cualquier hogar. Pero  nada podía hacernos olvidar que éramos una familia unida.


Mi papá me recogía del Nido, en su auto  y en ocasiones lo hacía mi mamá, pero con ella nos íbamos caminando. Me encantaba ir al Nido y me encantaba cuando mis papás venían por mí, era lindo salir y ver a cualquiera de ellos o verlos a los dos juntos. A veces, íbamos a comprar luego y me divertía viendo las cosas que había en el supermercado.
Mi papá y mi mamá nos hacían dibujos y mi papá siempre me contaba un cuento distinto, que imaginaba cada mañana para mí, antes de llevarme al Nido.  Era así como cada mañana tenía un dulce despertar. Mi mamá jugaba conmigo a las muñecas y  nos inventaba miles de juegos a mi hermano y a mí.  Mi papá también nos inventaba juegos, ambos tenían una gran creatividad.Recuerdo esta como la etapa más feliz de toda mi vida.

Años de oscuridad


Vivíamos en una época muy difícil para nuestro país: los años 90. No eran raros lo apagones, las explosiones, las trágicas noticias en la televisión... el famoso toque de queda que aún recuerdo... en donde no se podía salir a partir de las 9 de la noche, porque podían detenerte o dispararte... siempre se me quedarán grabadas esas palabras "toque de queda", es algo al mencionarse me lleva a esa época en un instante. Muchas veces, tenía que hacer mis tareas a la luz de una vela, una pequeña luz que iluminaba en medio de la oscuridad...

El peligro era constante para todos, mi papá siendo Ingeniero, tenía que trabajar en pueblos jóvenes muchas veces y no se sabía si regresaría a casa cada vez que  salía... porque muchos Ingenieros morían asesinados en esa época...
El  miedo tampoco era ajeno para la mayoría de personas, ni siquiera para los niños. Me cuenta mi mamá que  cuando cumplí cuatro años,  tuve una gran nostalgia por nuestro departamento, hasta el grado de besar las paredes, tal vez presintiendo algo...


Me acuerdo que un día cuando tenía 5 o 6 años, estábamos  saliendo de la cochera del edificio en el carro de mi papá. El iba manejando. Yo estaba sentada en el asiento trasero y le pregunté a  mi mamá :


-Mami ¿Acá nunca van a poner una bomba? ¿no?

  -No hijita, aquí no.

Eso me hizo sentir aliviada... creí en sus palabras y me calmaron. Yo siendo una pequeña niña temía que mi hogar fuera el blanco de un ataque terrorista... al oír las palabras de mi mamá me tranquilicé y pensé que eso no iba a suceder... pero imagino que los constantes apagones, explosiones y todo lo que ocurría me mantenían en estado de alerta.

Escombros en mi corazón


La noche del 16 de Julio de 1992, se celebraba el cumpleaños de mi tía abuela Catalina, pero no pudimos ir a su casa en la noche, por algunas razones, una de ellas era que mi papá estaba terminando un trabajo que debía entregar al día siguiente. El día anterior mi papá había llamado a su mamá, mi abuelita paterna, y le había preguntado  a su hermana Mónica si habría luz por Miraflores porque le preocupaba no poder usar la computadora para terminar su trabajo ya que en esa época eran constantes los cortes de estos servicios. Luego habló con mi abuela como solía hacer siempre y durante un momento de la conversación ella le dijo:
-Tu papá me está pidiendo un café. Y mi papá con el humor que lo caracterizaba le respondió:-Hazme también uno a mí.


Esa noche, mis abuelos paternos y dos de mis tías habían ido a celebrar el cumpleaños y  estaban también mi tía abuela Catalina, mi tía abuela Rosa y mi tía abuela Nico. Mi tía Mónica  y mi tía Sol (hermanas de mi papá) se habían quedado en su casa, la casa de mis abuelos paternos. Mi tía Mónica había estado a punto de ir a visitarnos a eso de las 8 de la noche pero había vuelto a su casa al pensar que estaríamos también en el cumpleaños de mi tía abuela. Llegó hasta Benavides con Larco, pero se regresó. Un rato antes cuando iba a un consultorio en Benavides, vio el reflejo de su abuelo paterno fallecido que quería mucho a mi papá, vio su rostro en el espejo de la combi, y a ella le pareció muy extraño.
Mi mamá había puesto los platos sobre la mesa y había servido la comida. Mi papá se sentó a comer. Antes había estado algo nervioso por alguna razón inexplicable. Yo estaba parada en medio de la sala. Eran aproximádamente las 9 y 20 p.m. cuando de pronto, hubo un ruido  fuerte y según recuerda mi mamá también se oyeron disparos y gritos... Yo tenía miedo... no entendía bien qué estaba pasando, o mejor dicho no me daba cuenta de que tan cerca estaba el peligro... Mi mamá y mi papá empezaron a preguntarse ¿dónde había sido esa bomba?, al darse cuenta que había sido muy cerca. Mi papá se paró y dijo :-Voy a ver.


Mi hermano y mi mamá intentaron detenerlo, pero el solo nos dijo que no salíeramos y que el iba a ver. Mi mamá le dijo que se ponga su casaca pero el no lo hizo. Salió solo con una chompa que le habíamos regalado el Día del Padre. Antes de salir acaricio a mi hermano en la cabeza y cerró la puerta.


Mi papá, era un hombre valiente y siempre listo para resolver conflictos... como cuando una vez de bebita casi me ahogo con flema y el me salvó metiendo sus dedos en mi garganta y liberándola; era de reacciones veloces o como cuando una vez me desmayé al caerme de un mueble y el me hizo reaccionar... En ese momento, me imagino que lo único en lo que pensó fue en protegernos y en ver qué había ocurrido. Al salir del departamento, se dirigió al pasadizo.


Mi mamá sintió que un peligro muy grande amenazaba a mi papá. Pensó que podía subir alguien a hacerle daño y agarró un cuchillo con el que pensaba defenderlo. Abrió la puerta y se quedó parada delante de ella. Mi hermano estaba detrás suyo mirando. Yo estaba escondida detrás de la mesa del comedor. Mi papá  se paró junto a una ventana que daba a la calle Tarata. Mientras tanto, una de las vecinas abrió la puerta de su departamento:

-Antonio ¿qué paso?

-Ha sido una bomba y parece que ha sido cerca.


En ese momento el miró hacia donde estaban mi mamá y mi hermano y estaba a punto de decir algo. Y de pronto, se oyó un ruido mayor y salió una llamarada del departamento de la vecina. Las luces se apagaron, hubo un fuertísimo movimiento de piso... pánico... las ventanas habían estallado... vidrios por todos lados... Mi mamá, sintió que algo le golpeó el rostro pero no sintió dolor. Cayó al suelo, al igual que mi hermano, que voló y se cayó golpeándose la cabeza y desmayándose. Luego cuando el volvió en sí, mi mamá le dijo a mi hermano que estaba herida... pero lo que más queríamos era saber sobre mi papá. Empezamos a llamarlo gritos,  y al no oír respuesta suya, mi mamá nos dijo que el había muerto. Entonces, mi hermano se acercó a la ventana y gritó:

-¡Terroristas hijos de...! 


Me sentí aterrada y de alguna manera entendí lo que había pasado, sentí la fuerte agresión de la que habíamos sido víctimas... pero también había mucha confusión en mi mente. Todo había pasado muy rápido... de un momento a otro todo estaba destruído. Había visto a mi papá salir por esa puerta, y ahora no escuchaba más su voz.


Al tocarse la cara, mi mamá la sintió llena de sangre, destruída, como una masa sin consistencia... y se sintió perdida... Le pidió a mi hermano que vaya por una linterna para buscar a mi papá y al traerla, mi hermano la iluminó... al hacerlo la vio con el rostro herido, desangrándose... Mi mamá agarró la linterna e iluminó el pasadizo  donde había estado mi papá. Vio un montículo de escombros y al ver eso pensó que él había quedado debajo... y se sintió segura de que el había perdido la vida. Nadie pudo ir a ver si el estaba allí porque todo estaba destruído.
Mi mamá intentó llamar por teléfono, pero la bocina se le caía y ella tambíen se desplomaba. Cada vez se ponía más débil porque estaba perdiendo sangre.


Mi hermano trató de llamar a la casa de mi abuela  paterna, en medio de la desperación, pero no podía comunicarse. El teléfono de mis abuelos daba ocupado.  Iluminaba el teléfono con la linterna para poder llamar porque la oscuridad no lo dejaba ver nada.
En la casa de mis abuelos paternos mis tías Mónica y Sol habían estado conversando y en ese momento habían oído el estallido de la bomba. Se habían mirado aterradas porque el bombazo había sonado muy cerca y empezaron a llamar a casa de mi tía abuela Catalina pensando que estábamos ahí y también llamaba a nuestra casa daba ocupado.  Al prender la televisión mi tía Mónica vio que había sido en nuestro edificio y desesperada le avisó a su hermana Sol gritándole:
-¡Ha sido dónde Toñito! y siguieron intentado llamar a casa de mi tía abuela Catalina y a la mía.
Mientras tanto, al no conseguir comunicarse con la casa de mis abuelos, mi hermano llamó a mi abuela materna. Le dijo que habían puesto una bomba y que mi papá estaba muerto y mi mamá agonizaba... y se cortó la comunicación.
Recuerdo el miedo que yo sentía en esos momentos... la impotencia y la incertidumbre llenaban mi corazón... Mi mamá desangrándose, sintiendo que las fuerzas le faltaban le pedía a mi hermano que me cuidara porque yo era más pequeña, que se haga cargo de mí y que me sacara del edificio, ella sentía que se iba a morir y se despidió de nosotros... luego se quedo en silencio, probablemente se había desmayado. Yo me sentía desolada, era una escena desgarradora y terrible y no había nadie que nos ayudara, éramos dos niños solos en medio de toda esa destrucción...


Mis muñecas colocadas en fila sobre el sofá con las que me gustaba jugar a la escuelita y con las que había estado jugando esa tarde, se habían caído al suelo... En algún momento me acerqué y recogí a una de ellas, tenía trenzitas de color amarillo. La tomé en mis manos y estaba llena de sangre, la volví a dejar en el suelo, había caído en el charco de sangre derramado por mi mamá (nunca más volví a ver a esa muñequita, me la había regalado mi tía Marisol) aún conservo todos mis demás muñecos porque me recuerdan a esa época en la que fui tan feliz...


Respirando dolor 

Mi mamá seguía con vida. No recuerdo cómo fue que salimos del departamento, mi mamá dice que ella nos sacó con las pocas fuerzas que le quedaban. El humo había empezado a invadir todo y entraban chispas por la ventana del incendio que había en el primer piso. Mi mamá se levantó y se cayó en la puerta del departamento. Vio pasar a unos vecinos y les pidió que nos bajen a mí y a mi hermano y ellos le dijeron que no podían porque estaban heridos. Le preguntaron por mi papá:

-¿Y Antonio? Ella les respondió:

- Está muerto.


Mi mamá se puso de pie y se cayó varias veces, sintiendo la impotencia de no poder hacer nada por sus hijos, teniendo que vernos en esa situación, sin poder pedirle ayuda a nadie... mi hermano me tomó de la mano y salimos mi mamá por momentos se apoyaba en él. Nos caímos muchas veces durante todo el trayecto.
Todo estaba oscuro y había un humo intenso que te quemaba y no sé podía respirar, que poco a poco fue creciendo y haciéndose intolerable... Era tan denso que parecía que se podía agarrar, cada vez que uno trataba de respirar se sentía que te quemaba por dentro... ardía y dolía  hacerlo... llevar aire a los pulmones era una tortura, pero aunque fuera mortal no se podía evitar... era la única manera de sobrevivir... 


En medio de todo, me desmayé y al despertar creí que todo había sido una pesadilla. Abrí los ojos  y me dí cuanta de que estaba tirada en medio de un pasadizo oscuro con mi mamá y mi hermano tirados a mi costado y me dí cuenta de que la pesadilla era real y espantosa...
Recuerdo haber visto el humo inmenso y denso y haber visto fuego... tirada en el suelo, sin saber si viviría o no...


Hubo un momento en el que me acerqué a una ventana y casi me apoyo en ella sin darme cuenta de que estaba hueca. Si me hubiese apoyado me habría caído del tercer o cuarto piso y probablemente habría muerto quemada... ví que tenía heridas en las manos, (hasta ahora tengo algunos vidrios en la mano derecha). También en un momento mi hermano y yo vimos a una mujer en el edificio del frente llamando por teléfono. Le hicimos señas pero no nos vio... ni siquiera se podía gritar porque la voz no salía por la asfixia.

Los tres nos desmayamos varias veces y arrastrándonos, llegamos hasta unas escaleras, cayendo y desmayándonos en cada escalón, rodándonos varias veces. Mi mamá se golpeó un riñón con uno de los escalones ... cada vez había más humo cada vez estábamos más débiles. Hubo momentos en los que mi mamá ya no se movía. 

Nos encontraron a los tres en el descanso de las escaleras del tercer piso. Ya casi sin fuerzas. A mi hermano y a mí nos sacaron casi al mismo tiempo. El le pidió a los bomberos que nos rescate a mí y a mi mamá porque estábamos peor, pero como éramos niños nos sacaron antes.
Cuando el bombero me rescató y llegamos al primer piso... me pareció haber estado en el infierno y creo que así fue... el fuego y los escombros estaban por todas partes, se le hacía muy difícil caminar.  Mientras volvía un poco a la vida pude ver  los restos de mi hogar en pedazos... veía que el edificio en donde había sido tan feliz estaba en ruinas, era aterrador... yo estaba en los brazos de un bombero que apenas tenía un tanque de oxígeno para él y para mí, e intentaba respirar... y no entendía porqué se me acercaban personas con cámaras y micrófonos a filmarme y a hacerme preguntas... ni lo entiendo hasta ahora... en ese momento yo solo quería respirar...

Yo en brazos del bombero. Diario, El Meridiano.

A mi hermano y a mí nos pusieron en la misma camilla y nos subieron a la ambulancia. Me acuerdo  que estando en la ambulancia, al darme cuenta de que mi hermano estaba echado cerca de mí, le toque el pie como diciendo:- Estoy viva hermanito. 

No sabíamos nada de mis papás... mi hermano me dijo que mis papás estaban muertos, pero yo tenía la esperanza de que siguieran con vida.

Yo siendo rescatada del infierno.

En esta foto se ve mi cabeza apoyada en la camilla estaba inmóvil.

Al llegar a cierto punto en Miraflores nos bajaron de la ambulancia y nos subieron a un carro de policía para llevarnos a un hospital. La ambulancia debía usarse para gente que estuviese más grave porque la situación era dantesca...


En el hospital, me dejaron  echada en una cama en el pasillo de emergencias  y luego de un rato me cerraron las cortinas. Me sentí muy sola y  atemorizada. Me había calmado un poco al ver a la gente pasar, pero con las cortinas cerradas me sentía muy mal y confundida.  Recuerdo que tenía  la mascarilla de oxígeno puesta y ya podía respirar, pero estaba totalmente desconcertada y aterrada. No sabía nada de mis papás y tampoco sabía donde estaba mi hermano. Lo había visto por última vez cuando recién llegamos al hospital y los médicos nos revisaron. Después de un rato, escuché que me iban a llevar con él y me sentí mucho más tranquila y contenta (aunque sea casi imposible usar esa palabra para describir algún instante de esa noche.) Mi hermano estando en el cuarto, había escuchado decir a las enfermeras que el estaba fuera de peligro pero que yo estaba grave y muriéndome (seguro por eso estuve más rato en emergencias).


 Mi mamá también estaba viva y ya una de sus hermanas se lo había dicho a mi hermano. Ella había sido encontrada en el mismo lugar que nosotros. Cuando los bomberos la rescataron, ella sintió un dolor muy fuerte en la pierna, recién en ese momento se dio cuenta de que tenía la pierna herida. Le decía al bombero: -¡Mis hijos, mis hijos! y el le dijo que ya nos habían encontrado. Ella había sido llevada a cuidados intensivos porque tenía el brazo y el rostro heridos y la pierna quemada.  Cuando una de sus hermanas y su esposo la vieron en el hospital, se dieron cuenta de que su pierna estaba sangrando, y le avisaron a los doctores, entonces tuvieron que llevarla de nuevo a cuidados intensivos.

Mi mamá siendo rescatada por los bomberos.


En el cuarto en donde estaba mi hermano, pusieron una cama para mí, pero la colocaron muy separada de la suya. Cuando ví las inmensas ventanas detrás de mi cama me asusté mucho por temor a que explotara otra bomba y los vidrios estallasen, pero fue un  enorme alivio el estar con mi hermano. Juntos los dos niños que habíamos sobrevivido a esa pesadilla... aunque igual me sentía lejos de él por la separación de las camas. 


Nunca olvidaré que una enfermera me trató mal y me gritó por un problema físco que tuve. Jamás entenderé su comportamiento... pero debo aclarar que esa enfermera fue la única de la que tengo quejas. Todas las demás personas que nos atendieron tuvieron el trato más considerado y se los agradezco. 


Lo que más me tranquilizó  en esos atroces momentos, fue que mi tía abuela Rosa, tía de mi papá, a la que recuerdo con mucho cariño, fue a vernos y se quedó con nosotros toda la noche. Pidió que le llevaran un comodoy y que junten mi cama con la de mi hermano. Nunca dejaré de darle las gracias. (Después, ella siempre me compró lo útiles escolares, cada año, hasta quinto de media. Cuando estaba terminando el colegio ella falleció... fue una persona muy cercana a la que siempre recordaré.)

Buscándote

 Mis abuelos y mis dos tías que habían estado celebrando el cumpleaños de mi tía abuela habían regresado a sus respectivas casas al sentir el bombazo, sin saber aún en donde había sido. Luego mis tías Sol y Mónica les dijeron lo que habían visto por la televisión y que no habían podido comunicarse con nosotros. Ellas ya estaban enterados de la llamada de mi hermano a mi abuela materna porque la hermana mayor de mi papá les avisó. Todos estaban llenos de angustia.


Mi tío y padrino, el hermano menor de mi papá, que en ese entonces tenía 24 años había estado en el carro de un amigo conversando y luego de la explosión había oído en la radio que el atentado había sido en Tarata. Sin pensarlo dos veces, le pidió a su amigo que lo lleve de frente a Tarata. Llegaron a  la esquina de Shell con Paseo de la República y luego como no había paso, corrió hasta el pasaje de Shell y Tarata. Subió a un edificio que estaba en la esquina de ese pasaje y entró a un departamento para ver por la ventana. Ahí pudo ver la espantosa escena de muerte... trató de usar el teléfono que estaba en la sala del departamento pero fue inútil, no había línea... Decidió bajar del edificio y pudo atravesar el cordón de seguridad  isntalado por la policía que no dejaba el ingreso de nadie a los edificios destruídos. Lo consiguió gracias a un carnet que tenía que lo acreditaba como practicante de Derecho para recoger notificaciones del Poder Judicial que tenía un gran emblema de ese entidad (como el cuenta) y así pudo entrar. Según sus propias palabras, lo mostró con firmeza y se abrió paso entre la gente. Corrío hacia el edificio y se cruzó con un cadáver, vio que llevaban heridos... y le preguntaba  por mi papá  a los bomberos, pero nadie le decía nada. Nos llamaba a gritos a los cuatro atrapados ahí... luego un bombero preguntó si alguien conocía nuestro edificio para saber si se podía entrar por otro lado y al decirle que el lo conocía, caminando por los escombros, pudo entrar al estacionamiento.  Desde el estacionamiento  pudo ver la ventana de nuestro departamento... todo a su alrededor estaba en llamas y solo pudo ver el carro de mi papá en el estacionamiento y supo que estábamos ahí atrapados.


Luego de seguir preguntado por casi una hora,  en la esquina de Tarata con Larco vio una camioneta de la policía en donde al parecer habían cuerpos en bolsas negras. Quiso subirse pero un bombero le dijo algo como: - No lo hagas, eso no será bueno para tí.
Luego se fue al hospital de Emergencia que estaba cerca en donde habían llevado a muchos heridos. El lugar estaba lleno de heridos, no había camillas para todos, ni enfermeras, entonces los heridos eran llevados a clínicas y hospitales. Vio escenas terribles pero no nos encontró... cuando ya se iba, una señora le dijo que algunos pacientes habían sido llevados a otros hospitales y entonces insistió en consultar la lista de ingresantes, y ahí le leyeron mi nombre, el de mi mamá, el de mi hermano y el de mi papá. Le pregunté  si estaba seguro y el dijo:


-Sí, son una niña pequeña y un jovencito, ¿no es cierto?, estaban con su mamá y su papá 

los acompañaba al lado de la camilla, era un señor de bigotes...

 Mi tío dijo que si éramos nosotros y respiró aliviado. Luego pudo avisarle a mi abuela paterna usando un celular que solidariamente le prestaron. Después, volvió a su casa y junto a sus papás y hermanos nos buscaron en diversos hospitales hasta encontrarnos en uno de ellos. Les dijeron que estábamos internados mi mamá, mi hermano y yo. Un cuñado de mi papá, médico en psiquiatría pudo pasar a vernos y nos al pasillo de emergencias, pero no pudo ver a mi mamá. Mi papá no estaba...

Durante toda la noche del 16 mis abuelo varios de mis tíos, recorrieron todos los hospitales y clínicas en una búsqueda desesperada por hallar con vida a mi papá. En algunos lugares les daban datos de personas que podían ser él. Uno de ellos estaba siendo operado del cerebro y el otro estaba en la morgue de un hospital, pero ninguno resultó ser mi padre.

 Su última esperanza era el hospital Rebagliati, pero tampoco estaba ahí.

Heridas en el alma


El día del atentado fue jueves y mi hermano y yo nos quedamos en el Hospital hasta el Domingo. Nos pusieron suero y varias inyecciones a cada rato, pero gracias a Dios, superada la asfixia,  no teníamos nada grave físicamente pero habíamos tenido que permanecer con la mascarilla de oxígeno durante nuestra estadía en el hospital, en mi caso tenía además, las heridas en las mano derecha que recuerdo que me curaron con yodo... y mi hermano tenía una herida en la cabeza. 



Mis tías abuelas nos habían dicho que mi papá estaba vivo y que luego pordíamos ir a verlo, eso nos alegró mucho. También sabíamos que mi mamá se estaba recuperando.

 El Sábado 18, mis tías abuelas nos trajeron ropa y nos llevaron a verla. A mí me trajeron un polo que mi hermano había usado en su cumpleaños del año pasado y unas zapatillas nuevas. Nos llevaron a un cuarto del sexto piso. Ella estaba echada en una cama. Se veía tan débil... con el rostro lleno de manchas por las esquirlas de vidrio tenía una gruesa costura en la mejilla por el corte que había sufrido. Fue muy impactante verla así, pero el verla viva me llenó de alegría. Me sentía tan feliz de verla por fin y también quería saber sobre mi papá. Al preguntarle por él nos dijo que el había muerto y que estaba siendo velado en casa de mis abuelos paternos... Mis tías abuelas ya sabían la verdad, incluso mi tía Rosa se había ido un rato al velorio, muchas personas quisieron que no lo sepamos hasta después, pero mi mamá prefirió darnos ella misma la noticia que supo en su corazón desde el momento de la segunda bomba... y que su mamá le había confirmado cuando supo de la muerte de mi papá. Pese a que a mi mamá también le habían dado esperanzas de hallarlo con vida, ella siempre supo que era imposible. Estaba segura de  que si él hubiese estado vivo habría hecho lo que sea por salvarnos...

Después de que mi mamá nos dio la noticia los tres lloramos juntos la muerte de mi papá. Luego cuando salí del cuarto dije con lágrimas en los ojos: "Nunca más voy a sonreír". (A veces siento que esto ha sido cierto, porque en mi quedó un vacío que nunca se podrá llenar... pero sé que él querría que lo haga...) El doctor que atendía a mi mamá, me cargó en sus brazos para consolarme, aprecio ese gesto mucho y lo recordaré siempre... pero nada podía calmar nuestro dolor.

Mi papá querido... que me quiso tanto, que soñó conmigo, que le pidió a Dios y oró por una hijita a la que pudo perder porque había nacido a los siete meses, muy débil... pero se aferró a mí... estuvo a mi lado siempre para salvarme, para protegerme, para quererme... Mi papá se había ido para siempre en ese instante, en medio del ruido, de la oscuridad, de la muerte... ¡no podía creerlo!... mi corazón se invadió de desesperación y tristeza, de una desmesurada impotencia... me quitaron a una de las personas que más amaba y que más me amó, me lo arrancaron... me dejaron un hueco en el alma... me quitaron la mitad del corazón... Siempre antes de que saliera a cualquier lugar yo le decía:-Que Dios te bendiga. Esa noche no lo hice y me sentí culpable  por muchos años...


Aquél esposo fiel, amoroso, que solo soñaba con una familia a la cual amar,  ese hombre que quería a su país con toda el alma... que amaba y respetaba a sus padres, que muchas veces fue como un padre para sus hermanos... aquél hombre que siempre ha sido elogiado por las persona que lo conocieron, y siempre ha sido descrito como un hombre veraz y sincero... había sido asesinado. Había sido borrado de la vida de muchas personas que lo amábamos demasiado, que lo respetábamos...

No fuimos ni al velorio ni al entierro porque estábamos en el hospital... no sé si lo hubiésemos resistido... tal vez... ¿quién sabe?... los niños a veces son más fuertes...


El cortejo fúnebre paso cerca del hospital y mi mamá pudo verlo poque acercaron su cama a la ventana. Su corazón se sintió golpeado en ese momento al saber que el hombre que amó tanto y que tanto la amó pasaba cerca, como una eterna despedida... nosotros, sus hijos, tiempo despúes supimos que él había pasado cerca, tal vez a decirnos adiós a los tres...

Querido Toño


Luego de esa búsqueda exhaustiva que mi familia tuvo que enfrentar el 16, solo quedaba ir a la morgue. Los hermanos de mi papá y mis abuelos fueron a esperar a casa de los papás de mi papá. Eran alrededor de las tres de la mañana... y mi tío y padrino decidió ir solo a la morgue, según cuenta. Tuvo que hacer  lo que había querido evitar desde que supo que el atentado fue en Tarata... pero era lo único que quedaba... Junto a su cuñado médico, llegaron a ese lugar. Se identificó como familiar directo y pudo pasar. Presenciaron escena horror, de muerte y desolación... y los detalles de esos recuerdos se han borrado de su memoria. Solo recuerda haber sido llevado del hombro por su cuñado hasta el lugar en donde estaba mi padre... Ante el dolor tan grande de haber perdido a su hermano... mi tío tuvo encima que firmar el acta para testificar que era él. Mi papá murió de forma instantánea. Mi tío describe esta como la peor noche de su vida...
Luego de esos momentos desgarradores, mi tío fue a darle la terrible noticia a mi abuela... fue "la peor noticia que le ha podido dar a su madre en esta vida", según las propias palabras de mi tío... Ella al oír que su hijo había muerto, sufrió un pre infarto y cayó al suelo... luego todos lloraron su muerte.
Mi abuela había estado esperando... para saber si su hijo vivía. Aunque ella también había sentido que el ya había partido y había oído a mi papá decirle que ya no estaba en este mundo mientras ella lloraba en el hall de su casa... al confirmar su muerte, su corazón de madre fue golpeado de una manera espantosa... y aunque ella siempre ha seguido adelante  con la esperanza  y Fe de verlo de nuevo algún día, al encontrarse con Dios, el dolor que ha tenido que enfrentar por su pérdida  ha sido inmenso. Dice que cada vez que recorre las calles Miraflores piensa en los pasos que su hijo dio por ese lugar...
Mi papá recién pudo ser llevado para ser velado pasado el toque de queda. Su familia esperó en vela que lo trajeran. Fue velado a las 10 de la mañana.
Mi padre yacía en un féretro con los ojitos vendados, y según me cuenta mi tía Marisol parecía estar dormido... pero no lo estaba...
Mi abuelo paterno permaneció en silencio delante de su féretro por horas hasta que su dolor estalló y le hablaba diciéndole que era él (mi papá) quien se supone debía de haberlo enterrado y no al contrario y se lamentaba de haberlo traído de Inglaterra... Mi abuela paterna lloraba abrazada al  ataúd. Los hermanos de mi papá estaban destrozados.
Todos los hermanos se abrazaron alrededor de su féretro y prometieron que siempre estarían a nuestro lado. Mi tía Marisol no podía creer que su hermano estaba muerto. La gente le daba el pésame y ella no escuchaba las palabras... La hermana mayor de mi papá estaba también muy dolida... mi tía Mónica que lo quería tanto estaba muy triste... todos... fue un dolor que partió el corazón de mi familia.  Mis tías abuelas que lo quisieron mucho también estaban desechas... todos estaban conmocionados por su muerte. Incluso algunos familiares se enteraron en otros países y les pesó mucho.
Mi papá fue enterrado en un cementerio en el que a su vez, otras víctimas de este atentado eran enterradas lo que según las palabras de  mi tío y padrino, hacía todo más doloroso.
La vecina que habló con mi papá en el instante previo a la bomba, también había fallecido junto a sus dos hijos... el balón de gas de su casa había estallado...

Mi papá sosteniéndome  en sus brazos a los pocos días de nacida.

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Los dibujos que mi papá me hacía para mi cuaderno de inglés del Nido.


Otro dibujo hecho por mi papá.


Sin papá y sin mamá


Al darnos de alta del hospital el Domingo 19 de Julio, fuimos a vivir con mis abuelos paternos, sin mi mamá pues ella estaba grave... Sufrió quemaduras en la pierna derecha y tenía un corte en la mejilla de lado a lado, tuvo que quedarse dos meses en el hospital en donde la subieron al noveno piso a la zona de quemados y no podía recibir visitas. Tuvo que pasar por cuatro operaciones de injerto de piel por lo grave de sus quemaduras. Además tenía neumonía y pérdida grave de sangre. Le hicieron varias transfusiones. En medio de su estadía en el hospital no sabía si iba a sobrevivir y le pedía en cartas a su mamá y a su familia que siempre estén cerca de nosotros...


 Durante los primeros días  en la casa de mis abuelos yo solo hablaba para responder si o no  con una voz muy bajita y esbozaba sonrisas falsas... me la pasaba dibujando o lloraba mucho, por cualquier razón... llamando a mi papá, buscando su consuelo y protección... Me acuerdo que la primera noche que pasé ahí, estaba durmiendo con mi abuela paterna en la misma cama y me sentía mal. La traté de despertar tocáncole la espalda sin hablar. Tenía miedo y me sentía enferma.


Esos meses fueron muy difíciles... mi familia trató de estar con nosotros y tengo bonitos recuerdos... como por ejemplo que mi tía, la hermana mayor de mi papá, me iba a visitar cada día y me llevaba una muñeca y eso me hacía ilusión porque luego se lo contaba a mi mamá por carta.
Recuerdo los cuidados y el cariño de mi abuela, las bromas de mi abuelo que siempre me decía que se iba a tomar mi leche y que iba a ir al nido, recuerdo que mi tío me llevaba al nido y mis demás tíos, hermanos de mi papá eran cariñosos, también jugaba con mis primos, todos hacían un esfuerzo para que nuestras vidas continuaran, aunque de alguna manera nada podía hacer que olvidemos...

Escribiéndole una carta a mi mamá mientras ella estaba hospitalizada.

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Carta que le mandé a mi mamá mientras estaba hospitalizada en el día de su cumpleaños.
Dice: Para mamá con amor.
Mamita querida te ofrezco esta cartita como un regalito
¡espero que te alivies muy pronto!
Te quiere mucho tu hijita Marilú.
¡Quiero por favor si me puedes llamar, por teléfono!
Alíviate. De tu hija.

La misma carta por detrás. Dibujé a mi papito como a un ángel.

Otra carta que dice: Mamita querida de mi corazón.
Te quiero muco. Espero que te alivies pronto. De tu hija: Marilú
Te quiero con todo mi amor, tan grande...


Recuerdo que una mañana mi tío me llevaba al Nido (como el solía hacer mientras vivía con mis abuelos) me puse a llorar desconsoladamente pidiéndole volver a la casa y tanto fue mi llanto que me llevó de regreso. Pero mi tía Sol  me convenció de regresar, prometiéndome una muñeca que me gustaba mucho y yo accedí porque además  sentía que debía cumplir mi deber...
Desde que mi papito murió, sentí la obligación de seguir estudiando como lo hacía antes, de esforzarme, de hacer mis tareas, las que hacía sola, sin importarme el tener que pasarme horas haciendo planas, tenía que terminarlas, tenía que lograrlo... tenía que hacerlo por mis papás... para que se sientan orgullosos de mí, aunque uno de ellos ya no fuese a volver...

Pero pese al esfuerzo que hacía, fue muy duro el haber perdido a mi padre y estar lejos de mi mamá, ni siquiera podía tener el consuelo de tenerla a mi lado,de refugiarme en sus brazos luego de lo que habíamos vivido... mi familia paterna nos acomodó un cuarto y dormíamos en dos camas, yo dormía con mi tía Mónica por el miedo que tenía.


Quería tener prendido el televisor y la luz todo el tiempo... yo siempre estaba alerta a los ruidos, a todo... para mí eran comunes las pesadillas... los recuerdos de esa noche... cada vez que había un apagón o sonaba una bomba entraba en pánico... no era suficiente el haber pasado por eso, aún tenía el miedo de que la historia se repitiese... temía el salir a la calle y ver carros estacionados porque podían ser coches bomba... miedo a las ventanas, a los ruidos fuertes...  recuerdo que cada vez que había un apagón o sonaba una bomba el terror volvía a apoderarse de mí, buscaba protección inmediata... y solo quedaba prender velas y oír la radio para ver en donde había sido el atentado...con el terror de que hubiese otra explosión... me acuerdo que mientras armaban nuestras camas en casa de mis abuelos, sonó un bombazo y todo se oscureció... y yo me aferré a los brazos de una de mis tías, aterrorizada, sintiendo el miedo de que otra vez pase algo espantoso.

En el cuarto en donde dormía en casa de mis abuelos, mientras mi mamá estaba en el hospital. Esta es una de las fotos que le mandaron a ella.


Hay un recuerdo que tengo muy presente... no sé si fue la primera vez que me desahogué sobre lo que pasó, pero si sé que una tarde, mientras aún vivía con mis abuelos paternos, me puse a llorar desconsoladamente por mi papá, y mi tía Sol me tomó en sus brazos como se toma a un bebé... lloré por mucho rato... me sentí protegida por ella... y sentí que pude sacar un poquito de todo lo que guardaba dentro de mí...

De pequeña en el estacionamiento del  edificio en Tarata.

Volviendo e empezar


Los 20 años posteriores al atentado de Tarata han sido una lucha constante. Desde que mi mamá salió del Hospital y se recuperó, ha trabajado en todo lo que ha podido y ha sido un ejemplo de fortaleza y lucha. No imagino ¿como habrá sido para ella el tener que recuperar físicas y emocionales  habiendo perdido a un ser tan amado, que además la amó tanto?...  Para poder vivir por nosotros ella tuvo que aprender a caminar de nuevo... y no solo lo  hizo con sus pies, sino tambíen con el alma.


Esa noche, dejó heridas muy grandes dentro nuestro, consecuencias emocionales y económicas muy difíciles de superar. De un momento a otro, perdimos nuestro hogar y por los dos meses que mi mamá estuvo hospitalizada perdimos a nuestros dos padres, porque ella estaba lejos de nosotros y mi papá estaba muerto...
Mi mamá me contó que cuando era niña siempre le decía que de repente mi papá estaba vivo, que yo siempre tenía la esperanza de que lo hubiesen confundido con otra persona y que algúndía pudiese regresar. Yo recuerdo que muchas veces se lo pedía a Dios y soñaba que el volvía o pensaba que tal vez había perdido la memoria y ese tipo de cosas. O cerraba los ojos pidiéndole a Dios que cuando los abriera todo siguiera igual y pudiera despertar en mi departamento de Tarata y todo hubiese algo así como un mal sueño... todos los años posteriores a la muerte de mi papá fueron una lucha inmensa...
 Pero a pesar de todo... los tres hemos hecho lo imposible por salir adelante y hemos también recibido ayuda de personas dadibosas y de algunos miembros de mi familia que han ayudado con mucha generosidad y cariño. En mi caso recibí la ayuda de mi tío y padrino y mi tía abuela Rosa. A veces, también hubo  personas desconocidas que se cruzaron en nuestras vidas solo para dar apoyo, a cada una de esas personas las llevo en mi corazón. (Toda esta ayuda la recibimos solo de familiares, colegios o personas particulares).
Yo aún sigo luchando cada día para superar este duro hecho. Es algo que  siempre va a ser parte de mi vida y de la historia de nuestro país y que no debe ser olvidado, así como tampoco se deben olvidar todos los hecho similares a este. Todos estos temas deben ser siempre tratados con respeto y mucho tacto.  

Mi familia feliz


Superar no es olvidar


Pese a lo que algunas veces he oído de mucha gente: Ya pasó...tu papá está en el cielo, conserva los buenos recuerdos que tienes de él, tu tienes a tu mamá... nadie puede jamás reemplazar a un padre, "a mi padre". Nadie ha podido jamás ni podrá devolvernos los 20 años sin su amor, sin los consejos que pudo darnos, sin sus cuidados, sin sus besos, sin su protección ni compañía, sin su risa, sin su alegría, su vacío es muy grande porque su amor era inmenso... Recuerdo que cuando era chica soñaba conque el volvería... a veces, mandaba cartitas al cielo amarradas a un globo, pensando que podría leerlas... tuve que hacer muchas tarjetas del Día del Padre a alguien que no podría leerlas y a veces tuve que explicar porque quería hacerlas para mi abuelo y no para mi papá... 

Mi papá con su pequeña


Siempre habrá preguntas sin resolver, cómo ¿por qué a nosotros? ¿por qué a tantas personas inocentes? y siempre habrán recuerdos que serán solo nuestros y que preferimos guardar. Solo puedo decir que ha sido muy difícil llegar hasta aquí... y que esa noche definitivamente cambió mi vida y la de muchas otras personas. Pero en mi caso también desde esa noche, sentí que debía luchar cada día de mi vida por salir adelante de todo eso, y así ha sido y será. Siempre sentí que si había sobrevivido era por algo y para algo. Tal vez porque sé que otras personas perdieron la vida y yo tuve la oportunidad de seguir aquí, tal vez por eso quiero darle un verdadero sentido a mi existencia y siempre he vivido tratando de recuperar lo que perdí. Ha sido como un sentimiento de tener que ser responsable, perseverante y de no dejarme vencer, contra un sentimiento de que esa noche había desencadenado en mi vida muchos acontecimientos dolorosos y negativos, de los que nunca podría salir, de estar lejos de cualquier posibilidad de ser feliz. No solo por la muerte de mi papá, sino también por muchas cosas que han pasado luego a consecuencia de ello... actitudes, palabras y acciones de la gente... el sentir que no perteneces a ningún lugar porque tu lugar ya no existía más... que tu núcleo familiar ya no estaba y ahora solo eras una persona en busca de un espacio en medio de otros hogares establecidos, pero que no eran el tuyo... ese tipo de cosas que una niña o niño huérfano tiene que pasar en silencio. Y luego también pasé por el despertar que existe desde la niñez hasta la adolescencia en el que te das cuenta de la magnitud de muchas cosas que no ves cuando eres una niña y empiezas a buscar respuestas pero empiezas también a querer refugiarte en algo que te apoye y a buscar que alguien te entienda... cuando eres adolescente o joven es más difícil encontrar esa comprensión y buscas un refugio,  para mí ese refugio fue el oír música, fue un gran apoyo, a través de ella descubrí historias que me motivaron a seguir adelante... porque sentí que habían personas que podían entenderme o sentir lo que yo sentía...  

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Carta a mi papá, cuando ya había fallecido.
Dice: Papi mi sonrisa.
Papi tu me alegras, me haces sonreír, eres lindo.
¡Qué bonito es haberte tenido!
¡Por nada del mundo aceptaría otro papito. Tú eres el único,
lo he dicho. Tú eres el único.
Te amo sonrisa mía.

Durante mis años de estudio siempre fui aplicada, pero  aunque me gustaba estudiar, luego de la muerte de mi papá, muchas veces fue por una cuestión de compromiso  con mis padres. Estuve en los primeros puestos por muchos años, aunque desde que el murió en varias ocasiones falté al colegio por tristeza y otros problemas en mi vida... y eso me hizo bajar mis notas en mis últimos años de secundaria... pero siempre traté de tener buenas notas  para mantener las becas o clasificaciones gracias a la que pude estudiar, y logré ser una profesional titulada, tuve una mención honrosa el egresar. Conseguí esto pese a enfrentar muchas cosas en el camino por consecuencia de todo lo que he vivido y lograrlo no ha sido nada sencillo, al contrario, me quise dar por vencida muchas veces y aunque esto suene solo como una frase , el significado encierra muchas cosas... En esos momentos  y años difíciles... me dí cuenta de mucho. Aprendí que hay pocas personas que se quedan siempre a tu lado. Otras olvidan  muy pronto... y otras, son incapaces de dar siquiera una palabra de aliento... Algunas, están ahí siempre pase lo que pase, y te motivan a seguir adelante, ya sea con sus palabras, con su apoyo, con su cariño o con su ejemplo. 


El mito sobre Tarata


Quiero decir, que también ha sido muy difícil el tener que crecer escuchando que el atentado de Tarata abrió los ojos de la sociedad limeña. Puedo asegurarles que antes de que esto ocurra mucha gente entre las que destaco a mis padres vivía consciente de lo que ocurría en nuestro país, en la Sierra, en Villa el Salvador, en la Selva, en Lima, sabían de cada atentado, hubo tantas muertes antes de Tarata, tantas pérdidas y tanto dolor... sé que mis padres siempre se preocuparon de esa realidad. No cerraron los ojos y les importaba mucho cada cosa que pasaba en nuestro país. Siento que es injusto para las víctimas hablar de esa manera. Si es que hubo personas que vivieron tratando de evadir o ignorando esto... eso es muy diferente... no todos pensaban, ni sentían así... yo creo que si alguien sufre una desgracia lo que importa es la persona, no el lugar en donde esa persona viva y con eso me refiero a todas las personas del mundo, no solo del Perú, ni de Lima, a cada ser humano que puede pasar por una desgracia.


Un nuevo camino llamado: esperanza.


Gracias a Dios hace algunos años, puede  reencontrar algo que lleno mi corazón de ilusiones; redescubrí un sueño que tenía de niña y que cumpliré con esfuerzo y perseverancia, porque sé que esa es la única manera de lograrlo. Ese camino no ha sido sencillo pero no hay nada que pueda detenerme para llegar a la meta, a mi meta...


He cambiado mucho, me he fortalecido gracias al apoyo de algunas personas y gracias al haberme dado cuenta de que siempre habrán puertas por arbrirse... Tal vez, ya no soy ni seré la misma persona que fui antes de la noche del 16 de Julio de 1992, pero he podido levantarme y seguiré haciéndolo. Porque además, soy hija de dos personas maravillosas, de dos personas valientes y aguerridas, de dos personas a las que voy a honrar con mi vida y con lo que logre en ella. Porque voy a lograr cumplir mis sueños. Porque la vida está para aprovecharla, porque "nada" puede matar nuestra alma, lo que pasó esa noche no va a destruir el resto de mi vida. Porque confío en que algún día todos nos daremos cuenta de que la paz, el amor y la justicia son lo más importante y es el único medio válido para vivir y porque lo más importante para mí es poder sembrar eso en los demás y decirles que sí existe la esperanza, siempre, porque sé que se puede pasar por cosas muy duras pero siempre se puede salir adelante. y que los sueños si se cumplen... Aunque cada día sea un día más en el que trates de "sonreír de nuevo"... 

Memoria y paz


Espero que luego de todo lo que hemos vivido, nuestro país pueda tener paz, y creo que todos somos responsables de que eso suceda. De alguna manera... todos podemos hacer algo siempre, si crees que tú no puedes hacer nada, te aseguro que siempre existe una manera...  busquemos la paz, que es lo que siembra frutos  que traerán bienestar a todos nosotros.
Esta es la experiencia más dura que he pasado en toda mi vida, pero es también parte de la historia de mi país. Un país que mi padre amó, un país que  debe darle un futuro a cada niño, y una oportunidad a cada familia. Un país que tiene tantas maravillas, y tanta gente de buen corazón y esforzada. Un país en donde espero que los niños puedan seguir siendo niños y no tengan que ver que su inocencia es vulnerada con algún hecho terrible... hay mucho por hacer... El contar mi historia ha sido una decisión muy difícil, pero es lo más importante que creo haber hecho hasta ahora... pero esta, es solo una de muchas historias... por cada una de esas personas es que decidí hacerlo, por mi familia, por la memoria de mi padre, para que sepan que esos nombres que se mencionan a veces, cuando se habla de las víctimas, encierran historias... y pertenecen a personas que merecen ser recordadas...   por mi país... por la paz, por la justicia, por la esperanza, por el amor, "por la vida"... para que esto no vuelva a suceder, nunca. Para que no olvidemos...

En Tarata. 2011.


Gracias


Quiero, por último, darle las gracias a cada una de las personas que estuvieron a mi lado a lo largo de estos 20 años... a las que han permanecido y han cumplido sus promesas de estar siempre ahí... a las que han sido un apoyo en los momentos más difíciles... a las que ya no están aquí porque están gozando de la Gloria Dios... a las que compartieron etapas de mi vida... a las personas que me ayudaron a ver muchas cosas... a cada ser vivo no humano que me dio su amor incondicional... a aquellas personas que volvieron a nuestra vida y son ahora parte de ella de nuevo... a mis maestros que me enseñaron a ser mejor persona... a las personas que me apoyaron con mis estudios ya sea dándome una beca, media beca, o sacando dinero que ganaron con su trabajo para ayudarme a estudiar, comprándome útiles, loncheras, mis uniformes, ropa, juguetes... gracias a las personas que me dieron su cariño... a las que están lejos pero muy cerca de mi corazón... a las que me dieron oportunidades valiosas para salir adelante... a las que me dieron consejos... a las que me dieron abrazos... a las que secaron mis lágrimas... a las que me dieron un beso en la frente... a las que me inspiraron con sus canciones, rebeldía y fuerza y pudieron gritar lo que yo sentía... a las que sacrificaron cosas por mí... a las que me llamaron por teléfono e hicieron que no me sienta sola... a las que siempre están ahí interesándose por mis cosas... a las que creyeron en mis locos sueños... a las que salieron adelante y me motivaron a seguir... a las que nos acogieron en su casa de manera temporal... a cada persona que ha estado ahí, a las personas de mi familia que siguen a mi lado de manera constante. 

 Agradezco principalmente:


A mi abuela paterna, por su cariño y fortaleza, por habernos recibido en tu hogar. A mi abuelo paterno por hacerme reír con sus bromas, a mi tío y padrino y su a su esposa, por su ayuda y apoyo de siempre, sobretodo ahora. Gracias a tí tío, por tu testimonio y tus palabras. A mi tíaMarisol por su afecto y amistad, por sus recuerdos, por motivarme a que siga mis sueños, porque  tu y tu familia me acogieron con cariño en tantas ocasiones... a mi tía Mónica por su cariño de siempre y por hablarme de mi papá especialmente en esta ocasión, a mi prima favorita, por todo lo que hemos compartido y vivido juntas y seguiremos compartiendo, por tu apoyo en este camino que decidí emprender, a la hermana mayor de mi papá por haber estado en esos momentos tan difíciles... a mi tía abuela Rosa por su cariño y por siempre haber estado pendiente de nosotros, a mi tía materna, hermana de mi mamá por su cariño y porque comparte mis mismos ideales, a mis tías maternas por su afecto, al otro hermano de mi papá por ser siempre muy bueno con nosotros, a la prima de mi papá, a su esposo y a su hija por su afecto desde la distancia, al cuñado de mi papá que estuvo esa noche para brindar su ayuda, a todos mis familiares que fueron a vernos, nos buscaron y se preocuparon por nosotros) gracias a mis demás primos con los que compartí momentos de mi vida, a todas las personas de mi familia que me han hablado con afecto acerca de mi papá y que han mostrado cariño hacia nosotros, a cadapersona que me ha ayudado sin tener que hacerlo, muchas gracias... a mis amigos, por compartir etapas de mi vida y por sus palabras de afecto... también quiero darle las gracias a cada persona que me ha fallado porque me hizo más fuerte... gracias a los bomberos que nos rescataron y arriesgaron sus vidas para hacerlo "ustedes fueron nuestros ángeles", a mi mamá, por ser fuerte; por todo lo que has hecho por nosotros, porque eres la persona más valiente que conozco y tengo el privilegio de que seas mi madre... a mi padre porque el amor que me diste lo llevaré dentro por siempre, porque fueron solo 6 años los que te tuve conmigo pero tu cariño era tan grande que es un tesoro que llevo intacto en el corazón, además sé que nos parecemos, pero espero parecerme mucho más a ti. A mi hermano, porque sobrevivimos juntos y siempre serás parte de mi vida. Eres una persona muy valiosa. Y por último gracias a Dios porque nos diste 20 años más para vivir y espero que nos des aún más años, porque nos permitiste seguir juntos a los tres, y porque sé que tú nos sacaste de ahí para que seamos felices y logremos nuestros sueños, los sueños que has soñado con cada uno de nosotros... porque nuestras vidas no han sido ni serán en vano, nunca.


Marilú Villanueva, 26 años.
14 de Julio del 2012.
Dedico estas líneas a mi padre querido, Antonio Javier Villanueva Merino, fallecido a los 43 años en el atentado de Tarata, a mi madre, a mi hermano, a mis abuelos paternos, a los hermanos de mi papá, a su familia, a mi familia materna, a todas las víctimas que perdieron la vida esa noche o quedaron heridos, a todos los que estuvieron ahí y sobrevivieron, a todos los deudos que perdieron a un ser querido, a todos mis hermanos víctimas del terrorismo; a las personas que luchan para que nuestras voces sean oídas, a aquellos que me dieron fuerza para salir a la luz... y a Marilú Villanueva, la niña de 6 años que estuvo en ese atentado, gracias...

  Mi papito y yo.