Censura para 'Pippi Calzaslargas'

Publicado el 09 octubre 2014 por Elzorrocongafas @elzorrocongafas
La cadena sueca SVT volverá a emitir estas Navidades la serie de Pippi Calzaslargas y revisará parte de los diálogos y contenidos de la misma para evitar posibles comentarios "racistas". ¿Cómo os quedáis? Yo de piedra. No sé cuantos de vosotros vísteis en su día la serie de la más famosa pelirroja de trenzas imposibles, pero yo recuerdo verla y no creo que su contenido pudiera ser "racista", como cree la cadena sueca.
Por lo visto, como la serie va dirigida a un público infantil, desde la cadena han pensado en curarse en salud y retirar todos aquellos comentarios que puedan ser "hirientes" para los niños que lo cean. En este sentido Pippi dejará de llamar a su padre 'El Rey Negro', pasando a ser sólo 'El Rey' y se eliminarán las escenas en las que la niña estiraba sus ojos para "hacer el chino", evitando así que ningún asiático pueda sentirse ofendido. Esta medida viene apoyada también por quienes a día de hoy gestionan los derechos de Astrid Lindgren, autora de los libros de Pippi Calzaslargas (Pippi Langstrump en sueco) que se publicaron en 1945. ¿Quiere decir eso que también se plantearían una censura en las novelas?
A ver, justo ayer hablaba de cómo han cambiado los contenidos televisivos con La Bola de Cristal. Seguro que si alguien fuera hoy día a un productor de televisión con una idea similar para un programa infantil lo tiraban por la puerta rapidito. En los 40 años desde que se emitió por primera vez Pippi Calzaslargas, allá por 1969 (a España llegaría más tarde), ha cambiado mucho la sociedad, y creo que una de las cosas que más se nota es la fuerza de "lo políticamente correcto".
Con esto no quiero decir ni que la serie sí que sea racista ni que no lo sea, sino que muchas cosas que tal vez hace unos años no tenían importancia y se entendían como una broma, o una simple referencia sin ningún motivo oculto, hoy día son miradas con lupa. Más si se trata de contenidos dirigidos a niños o adolescentes. Por un lado puedo entenderlo, pero por otro me parece que lo que se está haciendo es perder el sistema de educación. Es más fácil cortar una escena o cambiar un diálogo que explicarle a un niño que hace unos años la sociedad era diferente y lo que hoy no está bien visto entonces era normal.
En 2011 ocurrió algo parecido con una de las obras cumbres de Mark Twain, Las Aventuras de Huckleberry Finn, cuando se aprobó una rescritura de la novela en edición juvenil eliminando la palabra "nigger", un insulto entonces y hoy día para la raza negra, pero que era muy habitual en el lenguaje americano de finales del siglo XIX. Se consideró que los jóvenes no debían leer obras que tuvieran esa palabra, y el libro estaba siendo metódicamente eliminado de las lecturas obligatorias en los institutos, así que se optó finalmente por eliminarla, lo que era más sencillo que darles una clase de sociología lingüística aprovechando la lectura del libro. Y Huckleberry Finn no ha sido de las únicas grandes novelas eliminadas de institutos por su contenido, la cantidad de libros en listas negras de centros de estudios norteamericanos es sencillamente alucinante. Aquí tenéis un listado de varios libros que a lo largo de los años se han considerado inadecuados por uno u otro motivo en EE.UU. (Algún día haré un post sobre esto). Que les den a leer La Celestina, como tuve que hacer yo en 3º de BUP y haber que piensan de ello.
Escondemos las cosas, no queremos verlas, pensamos que si no están ahí nunca han estado y somos perfectos, si no oímos el chiste racista no podemos reirnos con él y si no nos reimos no somos racistas. También en EE.UU. en 2007 se nos sorprendió catalogando DVDs de las primeras temporadas de los años 70 del mítico Barrio Sésamo como contenido para adultos. ¡Una serie infantil que sólo era para adultos! Y todo por comportamientos que en su momento eran habituales, pero hoy día ya no. Parece ser que el hecho de que aparecieran niños sólos por la calle hablando con desconocidos podría enseñar a los niños que eso estaba bien. Por no mencionar que el hecho de que Epi y Blas compartieran habitación siendo sólo amigos también era sospechoso. Y ya no hablemos de El Monstruo de las Galletas llevando a los niños por el oscuro camino del subidón de azúcar y la obesidad. ¡El público son niños! Es la mente adulta la que ve una segunda intención en muchos comportamientos, no la del niño. Y para evitar que dicho niño repita comportamientos que no consideramos adecuados basta con enseñarle qué es lo correcto, pero hoy día es más fácil dejar al niño delante del televisor sólo y que sea éste el que nos lo eduque.
Nos adelantamos a censurar, cortar y cambiar las cosas, porque pensamos que los niños no deberían estar sujetos a ellos, como ocurrió con el beso lésbico de Doctor Who en Asia, pero, en mi opinión, lo único que se consigue así es envolver al niño entre algodones y no enseñarle la realidad.
Leí hace unos años un libro que adaptaba los clásicos cuentos de hadas a lo "políticamente correcto" de hoy en día. Era desternillante y claramente una crítica social destinada a un público adulto. Blancanieves y los siete enanitos (perdón, personas de estatura limitada), Caperucita Roja o La Cenicienta cambiaban mucho. Para quien tenga curiosidad era Cuentos infantiles políticamente correctos de James Finn Garner, quien tiene unos libros más del estilo. Claro, de los cuentos de hadas nadie se queja porque lo único que hacen es seguir manteniendo el sistema del patriarcado. Eliminar el machismo no es tan importante como el tema racista.
Pippi Calzaslargas es una serie hecha y producida en Suecia y ahora son los propios suecos los que no la consideran adecuada, eso nos dice todo sobre cómo hemos cambiado. Lo que me extraña es que hay una escena que recuerdo con bastante claridad en la que Pippi y sus amigos salían fumando. De eso no se ha hablado nada. Tal vez el hecho de no querer ofender a nadie por posibles comentarios racistas tenga más que ver con el gran avance en popularidad que está ganando un partido ultraderechista y antiinmigrante en el país escandinavo como mostraron las pasadas elecciones de septiembre. De todos modos, sea por causas políticas o no, no creo que la censura sea la solución al problema.