Centenario

Por Eduardogavin

Hace hoy 100 años, un grupo de republicanos portugueses, después de reunidos clandestinamente e ideado el golpe definitivo a la débil monarquía de Manuel II, salían armados a la calle. El régimen, un espantajo protector de sí mismo y sometido a los intereses coloniales y comerciales del Reino Unido, había quedado debilitado después del regicidio de 1908, donde el Rey, Don Carlos y el Principe Luís Filipe habían sido acribillados a tiros en el Terreiro do Paço lisboeta. El gran republicanismo, la estúpidez y las concesiones a los ingleses llevaron efectivamente al fin de un regimen bobalicón y débil.Los hombres de aquellos dos días de Octubre, junto a los regimientos de Infantería 16 y Artillería 1, se asentaron en los puntos estratégicos de la ciudad. La monarquía respondió y los tiroteos y escaramuzas se extienden por Lisboa. Las noticias del fracaso se extienden, los pocos revolucionarios se refugian en la Rotunda (la plaza de Marqués de Pombal, mi querido vecindario). En reunión, los líderes sublevados se reúnen y el Almirante Cándido dos Reis toma la vía de la inmolación. Su muerte, junto a la muerte por motivos ajenos del Dr Miguel de Bombarda unos días antes, desaniman a los sublevados, quedando sólo 100 soldados y 50 civiles en las barricadas del Parque Eduardo VII. Mientras, la sublevada Armada, mediante el São Rafael y el Adamastor, mantiene una lucha en el Tajo con el Navío Don Carlos, fiel al Rey. El día 5, el Don Carlos es asaltado. Así, los bombardeos se dirigen ahora al Palácio das Necessidades, donde el Rey se ha refugiado. Este se ve forzado a huir a Mafra, ciudad al norte de Lisboa.Mientras, la confusión reina. Un equívoco con una bandera blanca lleva a que los monárquicos piensen que ha acabado la sublevación y abandonan las armas, llegando a confraternizar con los republicanos a los que, una vez que se comprueba que la rebelión no para, se han unido unas centenas de personas.El cuartel general monárquico llama regimientos leales a Lisboa, pero los carbonários han volado todas las carreteras y puentes de acceso. El interior de Lisboa es ya enteramente republicano. La mañana del 5 de Octubre de 1910, los líderes de la Revolución entran en el ayuntamiento de Lisboa y proclaman ante una fervorosa multitud, la I República Portuguesa.
El Rey, en Mafra, se dirige a la Playa de Ericeira, donde embarca para el país para en el que, en el fondo, trabajaba, el Reino Unido. Por eso, la letra original del himno Portugués, que abajo reproduzco, hablaba de marchar contra los bretones (actualmente sólo se usa la otra estrofa, la de marchar contra los cañones, en un hábil y permanentemente escondido acto de corrección diplomática).Los tiros fueron amainando, la multitud hermanando y la bandera azul y blanca comenzaba a difuminarse. La bandera verde y roja, asociada al Partido Republicano y que ondeaba en la barricada de la Rotunda y en el Adamastor, acabaría por ser el estandarte de la nueva pátria que nacía.La Nueva República que, en el futuro, quizá traería nuevas desgracias para un ya desgraciado país. Pero también le hizo sentir, aunque efimeramente, la Libertad. Pero esa noche, hace hoy 100 años, Lisboa y Portugal se acostaban Libres, Iguales, Fraternos y Republicanos.VIVA A REPÚBLICA! VIVA PORTUGAL!

A Portuguesa (Keil/Lopes de Mendonça)
Heróis do mar, nobre povo,
Nação valente, imortal,
Levantai hoje de novo
O esplendor de Portugal!
Entre as brumas da memória,
Ó Pátria sente-se a voz
Dos teus egrégios avós,
Que há-de guiar-te à vitória!
Às armas, às armas!
Sobre a terra, sobre o mar,
Às armas, às armas!
Pela Pátria lutar
Contra os canhões marchar, marchar
Desfralda a invicta Bandeira,
À luz viva do teu céu!
Brade a Europa à terra inteira:
Portugal não pereceu
Beija o solo teu jucundo
O Oceano, a rugir d'amor,
E teu braço vencedor
Deu mundos novos ao Mundo!
Às armas, às armas!
Sobre a terra, sobre o mar,
Às armas, às armas!
Pela Pátria lutar
Contra os canhões marchar, marchar!
Saudai o Sol que desponta
Sobre um ridente porvir;
Seja o eco de uma afronta
O sinal do ressurgir.
Raios dessa aurora forte
São como beijos de mãe,
Que nos guardam, nos sustêm,
Contra as injúrias da sorte.
Às armas, às armas!
Sobre a terra, sobre o mar,
Às armas, às armas!
Pela Pátria lutar
Contra os bretões marchar, marchar!