Unas 2 millones de personas en Estados Unidos no han sido escolarizadas en sus países de origen y sus niveles de lectura y escritura son básicos o inexistentes por lo que un centro en Los Ángeles les brinda las herramientas básicas para superar esa situación.
Para poder ayudar a su hija Estefani con sus tareas escolares, Olimpia Galdamez se dio cuenta de que primero debía aprender a leer y escribir, pero en español.
"No iba a las clases (en inglés) porque si me pasaban al tablero no sabía qué hacer", dijo a Efe la inmigrante guatemalteca, que reside en Los Ángeles desde hace 10 años.
Su necesidad la llevó a acercarse al Centro Latino for Literacy, una organización sin ánimo de lucro que presta sus servicios a las comunidades inmigrantes de escasos recursos.
"Necesito escribir mejor para ayudar a mi niña y buscar trabajo. Yo trabajo limpiando casas y esos trabajos son duros, por eso tomé la decisión de venir aquí", explicó Galdamez.
Su situación es similar a la de unas 200.000 personas que residen en el área de influencia del centro en el populoso sector latino de Pico-Union y que no saben leer ni escribir en ninguna lengua, elemento básico para adaptarse a una nueva cultura.
"Es una necesidad básica, para poder aprender el inglés, saber leer y escribir en su propio idioma... sin el inglés se corta la posibilidad de aumentos en ingresos y de tener una vida mucho más completa aquí en Estados Unidos", señaló Mari Riddle, directora ejecutiva de la institución.
Para Galdamez, las más simples tareas en su labor como madre se veían constantemente obstaculizadas por su analfabetismo, en especial su necesidad de poder involucrarse en la educación de su hija de once años y quien cursa sexto grado en la Escuela Intermedia Bancroft.
"Empecé a participar en los comités (de la escuela) desde cuando mi hija estaba en tercero y siempre me buscaban para que fuera representante, lo que significa mucho, pero hay que escribir, y yo no podía. Yo tengo mi grabadorcita y mis amigas me ayudaban a pasarlo pero no podía leerlo porque era mucho", explicó la guatemalteca.
Olimpia, quien comparte las clases con trabajadores del área y amas de casa como ella, que en algunos casos asisten a las aulas con sus bebés o al finalizar agotadoras jornadas de trabajo, cuenta las ventajas de su experiencia y quiere que otros como ella reciban los mismos beneficios.
Con lo aprendido en las clases, dijo, ha sido capaz de participar activamente en el crecimiento educativo de su hija y de ayudarla con labores tan básicas como la búsqueda de palabras en el diccionario, que antes no era capaz de hacer.
El centro cumple este año veinte años de existencia y nació de la iniciativa del inmigrante nicaragüense, Marcos Cajina, que decidió aplicar en Los Ángeles su experiencia como alfabetizador, y encontró una un gran número de iletrados entre los trabajadores del sector de la confección, de gran presencia en Los Ángeles.
El centro ofrece además clases de inglés y computación, entre otros, para una comunidad que está conformada por una amplia población indígena cuyo idioma materno no es el español y que representa un 30% del alumnado.
La entidad, que funciona de la mano del Departamento de Educación, con contribuciones privadas y trabajo voluntario, desarrolló también un software conocido como "Leamos" y que reduce significativamente el tiempo que necesita un estudiante adulto para aprender a leer y escribir.
Galdamez espera que pronto la contraten como dependiente en una pequeña tienda local gracias a sus nuevos conocimientos, pero sigue muy pendiente de los estudios de su hija para quien quiere un futuro muy distinto al suyo por lo que animó a otros inmigrantes en una situación similar a "que no tengan miedo y que nunca es tarde para aprender".
Fuente: noticias.terra.com