El pasado 15 de febrero, Arcadi Espada columnista de El Mundo se propuso encender la mecha del fumador Javier Cercas a partir de la noticia sobre una redada en un prostíbulo del barrio madrileño de Arganzuelas, donde comentaba como éste último se encontraba en el local, de su detención y de su posterior puesta en libertad. La propagación del escándolo no se hizo esperar, a pesar de que Espada no hiciera más que jugar con el mismo fuego que Cercas, en una ardiente lucha donde lo que era verdad y ficción pasaba a formar parte de las rotativas de un país. Y es que la narrativa poco inventiva que parece distinguir a Javier Cercas se fundamenta en el abuso que hace de sus licencias a la hora de insuflar el alma a sus personajes, sin realmente poder distinguir cuánta parte real de la vida del escritor hay en sus relatos. Una mirada "de cerca" hacia el poder mediático de los medios de comunicación "veraces" capaces de relativizar la prosa de uno de sus renovadores más actuales.
El pasado 15 de febrero, Arcadi Espada columnista de El Mundo se propuso encender la mecha del fumador Javier Cercas a partir de la noticia sobre una redada en un prostíbulo del barrio madrileño de Arganzuelas, donde comentaba como éste último se encontraba en el local, de su detención y de su posterior puesta en libertad. La propagación del escándolo no se hizo esperar, a pesar de que Espada no hiciera más que jugar con el mismo fuego que Cercas, en una ardiente lucha donde lo que era verdad y ficción pasaba a formar parte de las rotativas de un país. Y es que la narrativa poco inventiva que parece distinguir a Javier Cercas se fundamenta en el abuso que hace de sus licencias a la hora de insuflar el alma a sus personajes, sin realmente poder distinguir cuánta parte real de la vida del escritor hay en sus relatos. Una mirada "de cerca" hacia el poder mediático de los medios de comunicación "veraces" capaces de relativizar la prosa de uno de sus renovadores más actuales.