Cereales para el desayuno: ¿son saludables?

Por Aranchawp @MeigayCaldero

Un desayuno equilibrado y completo es imprescindible en nuestra dieta. No sólo nos asegurará tener energía para poder afrontar la mañana tanto a nivel intelectual como físico, también nos hará llegar a la comida con un apetito más moderado. De hecho, hay estudios que avalan la teoría de que, quienes desayunan bien por la mañana, controlan mejor su peso que quiénes se conforman con un café bebido antes de salir de casa. Y si esto es importante en los adultos, imaginaos lo que supone para los más pequeños.
Un desayuno completo debería incluir proteínas, grasas (saludables), hidratos de carbono simples y complejos y, por supuesto, vitaminas y minerales. Y unas calorías que deberían suponer aproximadamente un 25% del total que vayamos a necesitar durante el día (teniendo en cuenta edad, constitución, actividad física, etc.). Vamos, que hay que trabajarse el desayuno.
Y una de las fuentes de hidratos de carbono complejos podrían ser los cereales (integrales, no refinados), aunque habría que alternar con otros hidratos de carbono para asegurarnos una alimentación variada y equilibrada, como pan o galletas integrales. Este tipo de hidratos nos proporcionarán energía durante mucho más tiempo y nos ayudarán a mantener estable la glucosa en sangre.
Los cereales para el desayuno, por tanto, deberían ser integrales a ser posible y poco procesados. Cuando menos se procesa un alimento, mayor cantidad de nutrientes propios tendrá y menor cantidad de añadidos (casi siempre poco saludables) incluirá. Y, hasta ahora, sólo los he encontrado así en herbolarios y centros de nutrición y dietética, en marcas especializadas en alimentos integrales y/o ecológicos.
En el caso de los cereales es interesante comprobar como unos copos de maíz de cultivo ecológico comprados en el herbolario saben exactamente igual que unos adquiridos en una caja en el supermercado; aunque en el primer caso sólo llevan harina de maíz, malta del mismo cereal y sal y, en el segundo, llevan una lista interminable de componentes y conservantes, entre ellos fosfato trisódico, azúcar y jarabe de azúcar.
Lo curioso es que en muchas etiquetas nutricionales de cereales industriales se hace hincapié en las vitaminas y minerales que le añaden al producto; cuando una alimentación saludable y variada nos aportaría esas vitaminas, minerales y oligoelementos de forma natural, incluidos los cereales, que ya los incorporan de forma natural.
Mi consejo es que optéis siempre que os sea posible por cereales poco procesados y que tengan poco (o nada) de sodio y de azúcar refinado. Sobre todo en el caso de los más pequeños de la casa.
Algunos cereales para desayuno que podéis encontrar en herbolarios, herboristerías y departamentos de dietética que os recomiendo son:

  • Entre los clásicos podéis encontrar los de maíz: copos, copos endulzados con ágave o bolitas de maíz con caramelo de azúcar moreno.
  • Por supuesto, tenéis los copos de avena integral, que son muy saludables (probablemente los mejores de los que os sugiero), saciantes y con unas propiedades nutricionales extraordinarias.
  • También podéis encontrar trigo hinchado y trigo hinchado con miel. Aunque no os puedo dar una opinión personal, porque soy intolerante. Aunque las referencias que tengo son buenas.
  • Para los que, como yo sois intolerantes al trigo, tenéis en el mercado el kamut o la espelta, que no han sufrido tantas hibridaciones, por lo que son mucho más digestivos y con una cantidad menor de gluten. Su sabor es riquísimo y tienen muchas más proteínas (de mejor calidad) y mayor cantidad de vitaminas, minerales y oligoelementos que el trigo. Los podéis encontrar inflados o en forma de orejones, con o sin miel o chocolate.
  • La quinoa hinchada es otro de los cereales (realmente es una semilla, aunque se la considera cereal por sus propiedades y preparación) que podéis incluir en el desayuno y también tiene un excelente sabor y unas propiedades nutricionales muy interesantes (por ejemplo, su proteína es de alta calidad).
  • Y, no podía faltar el amaranto. Se le considera pseudocereal y también es un dechado de virtudes: proteínas, almidón, minerales... y no tienen gluten. Hinchado está delicioso, aunque son unas bolitas muy pequeñas. Su sabor me recuerda a las palomitas de maíz. El amaranto hinchado es perfecto para hacer galletas mezclado con harina de avena, por cierto.


Si os preocupa el peso o tenéis problemas con el azúcar en sangre, evitad o restringid los que tienen miel o azúcar moreno.
Este tipo de cereales que os he comentado, cuando no llevan muchos añadidos, son nutricionalmente beneficiosos, porque tienen fibra, hidratos de carbono, proteínas, minerales, vitaminas, oligoelementos y grasas saludables (ácido oleico y linoleico, por ejemplo). 
Y , hablando de grasas, aviso a navegantes: aunque compréis los cereales en el herbolario o en el departamento de dietética de unos grandes almacenes, no os olvidéis de mirar cuidadosamente las etiquetas nutricionales, porque hay ocasiones en las que os podéis llevar desagradables sorpresas. En la etiqueta de la foto, veréis que en algo naturalmente sano como el muesli de quinoa, nos cuelan grasa de palma, algo que no es precisamente recomendable. 


Personalmente, los mezclo, porque me gusta mucho la textura y el sabor.


Y un truco, si no queréis utilizar leche de vaca (intolerancias, vegetarianos estrictos, veganos o, simplemente, porque no os gusta), os recomiendo las bebidas vegetales para acompañar los cereales. La de avena, de arroz, de quinoa, de almendra o de avellana son perfectas. Sobre todo si las acompañáis de chocolate puro de cultivo ecológico en polvo... hummm.
En cuanto a precio, estos cereales son algo más caros que los industriales, pero cuidar la salud merece la pena... sólo tenemos un cuerpo y es para toda la vida, no hay cambios ni devoluciones con él.
Bon appetit!