Recientemente he leído un libro que ha modificado -espero que para bien- mi estructura mental, y nunca mejor dicho porque te explica de forma muy cercana y accesible como está estructurado el cerebro, de qué se encargan las diferentes partes: el hemisferio izquierdo de la parte racional, el derecho de la emocional, de cómo el cerebro superior ordena desde la lógica y el pensamiento, y como el inferior se rige por nuestros instintos más básicos. Lo primero en lo que enfatiza el libro es que lo más importante para tener una mente sana (paso previo para ser feliz) es integrar las distintas partes del cerebro.
El Cerebro del Niño, que es como se llama el libro -que recomiendo a todos los que tengan trato influenciador sobre algún menor (padres, tutores, tíos, profesores, nannys, cuidadores, etc) es un manual práctico para tratar de entender porqué los niños reaccionan cómo reaccionan a veces, la causa neuronal de las rabietas -sí, la tienen- y lo mejor de todo qué hacer para que no se conviertan en una constante en tu vida. Desde luego que, como todos estos manuales, no es infalible en absoluto y depende mucho tanto del propio niño como de todas las circunstancias que le rodean.
Como todo en los pequeños, el cerebro también está en formación y eso clarifica mucho todo lo que pasa por sus cabezas. Leyendo a los dos psiquiatras responsables del texto, he aprendido como una parte del cerebro puede secuestrar a la otra, haciendo perder el control al sujeto sobre lo que hace o dice, y que en estos casos no sirve de nada intentar razonar o amedentrar con amenazas, si no que lo único efectivo puede ser tranquilizar con mimos o una voz apaciguante.
Conociendo los diferentes apartados del cerebro humano y de sus funciones, he confirmado una vieja teoría que siempre he defendido a pies juntillas y es que hay muchas cosas que parecen programadas en las personas genéticamente, pueden modificarse gracias a la versatilidad de este órgano tan complejo que nos dirige. Cualidades como sentir empatía o tener sentido de la ética residen en el cerebro superior y son por tanto moldeables, 'aprendibles'...
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es descubrir que el cerebro es social y que su formación e integración no solo configuran el 'yo', la personalidad de cada uno, si no que también determina el 'nosotros', y es que cada cerebro se construye a través de las interacciones con los demás, con los otros cerebros. Resulta perturbador saber como los demás influyen en nuestra forma de ser y viceversa, cómo desde que tenemos uso de razón se busca la aceptación y el reconocimiento ajeno, y cómo todo ello depende de esas pequeñas "células grises" (como decía mi admirado Hércules Poirot)
Fascinante. De verdad. Me he convertido en una fan acérrima del cerebro. Soy una cerebrista.