El Cerro de la Albina es un yacimiento arqueológico de época tartésica ubicado en la antigua desembocadura del río Guadalquivir. A esta conclusión llegaron varios investigadores de la Universidad de Sevilla, cuyo viaje histórico nos lleva rumbo a La Puebla del Río y Alcalá del Río, en la provincia hispalense.
La vida cotidiana de Tartessos
Los trabajos de excavación han permitido ofrecer un buen lote de datos sobre la vida cotidiana de época tartésica, en especial sobre las labores relacionadas con la explotación de la plata y con su posterior comercialización por las redes internacionales del mercado fenicio.
Procedente de la zona de Aznalcóllar, en las estribaciones meridionales de la Sierra Morena sevillana, la plata salía en dirección este hasta alcanzar Alcalá del Río y, desde allí, seguía por el Guadalquivir hasta el Atlántico. Alcalá del Río, la antigua Ilipa, controlaba ya en tiempos tartésicos la cabecera del estuario bético, y en sus cercanías se encontraba en la Antigüedad el primer paso por el que se podía atravesar el río, el conocido como Vado de las Estacas.
Manipulación de plata
En el final de esta ría se hallaban Caura (Coria del Río) y Orippo (Torre de los Herberos, en Dos Hermanas), otras ciudades antiguas que dominaban la desembocadura. En las proximidades de Caura se encontraba el enclave metalúrgico del Cerro de la Albina, una especie de pequeña industria dedicada a la manipulación de la plata que se extraía de Aznalcóllar.
A partir de Alcalá del Río se extendía el estuario del Guadalquivir propiamente dicho, en el que el río comenzó a dibujar sus principales meandros históricos, ya en el primer milenio a.C., a través de una llanura de inundación convertida hoy en vega aluvial.
En este contexto paisajístico, el Cerro de la Albina penetraba a modo de pequeño cabo entre las bocas del río y uno de esos esteros, el que hasta hoy, ya colmatado de aluviones holocénicos recientes, se conoce localmente como La Albina.
Del siglo VII a.C.
En lo que respecta a la datación del yacimiento, algunos de los hallazgos efectuados en la Albina, sobre todo los cuchillos y los asadores de hierro, se correspondería al Hierro Antiguo o etapa de Tartessos correspondiente a la colonización fenicia arcaica. Al menos una de las ocupaciones del sitio, la más antigua, parece ser que tuvo lugar durante el siglo VII a.C.
La estructura semisubterránea del Cerro de la Albina de La Puebla del Río parece el producto más bien de una ocupación estacional, que pudo ser cíclica como sugiere la existencia de distintos hogares superpuestos. Los estratos que se documentaron en su interior señalan básicamente dos momentos de colmatación de época antigua: uno de ocupación y otro de abandono.
La necrópolis de La Angorrilla, asociada a Alcalá del río, es una de las más recientes excavadas en la región tartésica. En ella se han localizado hasta 69 sepulturas, y es en la tumba 30 donde apareció un jarro piriforme que se ha convertido en uno de los elementos más destacados de aquella cultura.
Visita a La Puebla del Río
El primero de nuestros destinos, La Puebla del Río, se ubica dentro del entorno del Parque Nacional de Doñana. La localidad sevillana sobresale por su riqueza medioambiental. Gran parte de su término municipal lo ocupan diversos espacios protegidos de interés científico y turístico.
El Guadalquivir ha determinado el nombre de este pueblo que apenas dista 14 kilómetros de Sevilla. Aunque se especula que el núcleo de población original surgió en la Edad del Bronce, lo cierto es que proliferan los restos de época latina, cuando la villa disfrutó de unos tiempos de prosperidad. Una vez expulsados los musulmanes de la Península Ibérica, Fernando III de Castilla entregó su territorio al Concejo de Sevilla.
A nivel monumental, La Puebla del Río presenta entre otros lugares de interés la iglesia de Nuestra Señora de la Granada y la ermita de San Sebastián. La primera es una construcción mudéjar de una sola nave y a la que acompaña una nave con campanario barroco.
Alcalá del Río y la batalla de Ilipa
Un poco más al norte, el viajero localizará el municipio de Alcalá del Río. Su historia gira en torno a la batalla de Ilipa que enfrentó en el año 206 a.C. a romanos y cartagineses por el control de Hispania. Al parecer, la contienda de la II Guerra Púnica tuvo lugar en una llanura que hay a unos 6 kilómetros al noreste del pueblo, en la que Publio Cornelio Escipión el Africano derrotó a los ejércitos cartagineses comandados por Asdrúbal y Magón Barca.
El paseo por Alcalá del Río permitirá al viajero descubrir sus encantos patrimoniales, la mayoría edificios de cariz religioso. Como la iglesia de Santa María de la Asunción (siglos XIV-XV), un templo mudéjar con tres naves adosado a una construcción romana que sirve de asiento a la torre. O la capilla de San Gregorio de Osset, un edificio de una sola nave, de planta rectangular y fachada plana. Fue fundada por los Reyes Católicos en 1460.
El viajero interesado por conocer la historia de Tartessos y todo el misterio que le envuelve tiene a su disposición la obra que un servidor escribió junto a Javier Martínez-Pinna con la editorial Actas: El enigma Tartessos. ¿Estamos ante la primera civilización como tal que hubo en la Península ibérica?
Soy periodista y experto universitario en protocolo. He trabajado en diferentes medios de comunicación como 20 minutos, Las Provincias o Diario 16. Ahora ejerzo labores de community manager, colaboro en blogs y publicaciones digitales. Autor del libro 'Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma'.