En mi última visita al gran Besada nos bebimos eso de la foto superior y algo más. No todo, claro. Compartir es bueno. Así que este Lacima de aquí arriba también cayó y he de decir que con el cayó parte de un mito alrededor de hacer vinos de la Borgoña en Bibei y encerrar en una botello Mencía, Brancellao y Mouratón para lograr la esencia de un terruño. Porque esto no es lo que era, aunque siga siendo un gran vino. Hay algo intangible, insustancial y muy frágil que marca la linea entre evocar la tierra, la viña y el precipicio y no hacerlo. A lo mejor es falta de frescura en un proyecto que nació desde la diferencia o tal vez que yo ya no tengo 30 años y que este es otro vino que hay que vender a casi 40 pavos. No se que es lo diferente, pero mi recuerdo de un Lacima de 2004 pleno de energía, de peso y acidez regulada y sensata desapareció y dio paso a esa sensación.... distante. La de que algo se quedó en el camino de la certeza.
Se, por ejemplo, que esto de aquí no es vino. Ni lo quiere ser. Tengo la absoluta certeza de que un vino aromático "Cannawine" no es vino y lleva cáñamo (lo pone en la etiqueta). Y pienso en como una botella de esto viene a parar a las manos de alguien como Miguel Besada. Da para unas risas, por supuesto, pero también para pensar que, a lo mejor, la única distancia real entre este producto, que afirma llevar únicamente "vino y cáñamo" y una botella de Salneval es el cáñamo. Seguro que no, por supuesto, seguro que exagero, no lo dudo. Pero siendo fieles al lenguaje, este producto elaborado en Cataluña explica tanto sobre su composición y origen como el citado subproducto del Salnes. Vino y cáñamo, 100%...
La certeza de que algo no funciona en mi vida lleva tiempo instalada en mi. Hago bien algunas cosas, según un cierto número de personas, pero mi incapacidad para sustentar un proyecto viable a pesar de la puesta en marcha de proyecto tras proyecto deja bien a las claras mi incapacidad para decidir, para elegir y para desarrollar determinadas ideas, por muy interesantes que parezcan a priori. Eso, unido a mi debilidad moral endémica, me hace ir de fracaso en fracaso, pagando duros peajes emocionales, aislado y triste, aunque no me resigne. Pero es que no resignarse no tiene premio. Así que continúo hacia adelante, aunque no sepa ya muy bien ni para que ni hacia donde.
Digo "real" porque esta de contar cosas está hoy tan machacada que es imposible subsistir en ella. Puedo empeñarme en decir que soy periodista y ejercer desde el ostracismo, pero mis opiniones seguirán yendo contracorriente y viajando al margen de lo establecido. Puedo apostar y hacer pulsos a ver quien tiene más credibilidad, pero todo el mundo seguirá comprando como lo hace y en los medios tradicionales seguirán escribiendo los que escriben porque, en realidad, ¿a quien le importa?. Nada de lo dicho o hecho sirve si no viene avalado por la masa, la impenitente e inmisericorde masa, que todo lo tiene y todo lo decide. La masa quiere rosado, venga rosado, la masa quiere burbujas, ala, a hacer burbujas aunque no tengamos ni la más remota idea. Y por cientos de miles de botellas. La moda casa mal con la filosofía, con repensar y administrar lealtades. Con hacer vino, en definitiva.
La relación entre la certeza de un cambio y la conservación del momento es efímera. Una vez más habrá un tiempo para la risa en Tui, para beber y probar sin consuelo, seguros de la absoluta incapacidad de los allí congregados para lograr un cambio real en la manera en que se hace lo que bebemos. Seguros del absoluto desprecio que cosechamos en el establishment, de la nula capacidad para la evolución (ya no digo para la revolución) de cuantos están implicados en el mundo del vino y sus aledaños. Es dramático todo esto. Por el esfuerzo baldío, por las promesas incumplidas, por la ilusión desperdiciada. Pero es real y dramático. Y me afecta, a mi y a otros muchos y muchas.
Así que la certeza de estos destellos que me deslumbran se convierte en promesa de lo que pudo ser. Nunca seré cocinero, nunca venderé vino, nunca podré escribir para una masa que realmente crea que lo que se dice es lo mejor para ellos, nunca seré más de lo que soy. No
Quisiera saber con certeza que es lo que soy, más allá de lo evidente. Y después, por fin, actuar como tal.