Se ha cumplido en estas fechas un año y medio de la entrada en vigor del RD 235/2013 por el que se aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, fruto de la trasposición de la Directiva 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios.
Se arrancó con gran expectación pues se hizo con retraso respecto al fecha impuesta por Europa (1 de Enero), y pronto surgieron dudas al respecto, tanto por parte de los técnicos certificadores como por parte de la propia ciudadanía. En respuesta a éstas cuestiones se lanzaron campañas informativas y el propio Ministerio publicó una serie de preguntas frecuentes, con sus correspondientes respuestas.
Hemos decidido publicar nuestros stadísticas en esta primera etapa, para una muestra de los primeros 25.000 certificados y hemos extrapolado, de forma resumida, los siguientes datos:
Un 77% de los certificados corresponden a viviendas individuales en bloque de viviendas; un 8% para bloques de viviendas y otro 8% para viviendas unifamiliares. El sector terciario únicamente ha representado el 7%.
La calificación relativa a emisiones ha resultado, en cerca del 85 % de los casos, ser E o peor, siendo la calificación E la más numerosa con cerca del 45%. Las calificaciones A y B han resultado ser testimoniales con un 0,2 y un 0,7% respectivamente.
Los resultados en cuanto la demanda de energía primaria han resultado ser bastante similares. Lo que nos indica que las energías renovables aún tienen muy poca presencia.
Los anteriores gráficos corresponden a la globalidad de los certificados, es decir, tanto vivienda como terciario.
Veamos a continuación un poco más en detalle cada sector:
De los datos correspondientes al sector terciario, como era de esperar, cabe destacar la gran importancia de la iluminación, que es la mayor de las demandas, seguida muy de cerca por la demanda en calefacción. Por último con valores mucho menores nos encontramos la refrigeración y el ACS. A la vista de estos datos, cabe preguntarnos hasta que punto es acertado el no incluir la iluminación en el sector de vivienda.
Para los indicadores parciales correspondientes a las viviendas, observamos una preponderante importancia de la demanda de calefacción siendo la mayor de las demandas con gran diferencia. Por detrás nos encontramos la demanda correspondiente al ACS, cuya importancia relativa vemos que es mayor que en el sector terciario. Por último tenemos la demanda correspondiente a la refrigeración, que presenta claramente menor entidad que la registrada en el sector terciario. A diferencia del sector terciario, como comentábamos, no se tiene en cuenta la demanda relativa a la iluminación.
A la vista de estos datos cabe preguntarse si, como indica el Real Decreto, todos los edificios nuevos que se construyan a partir del 31 de diciembre de 2020 serán edificios de consumo de energía casi nulo. ¿Misión imposible? Seguramente.
Autor: Ramón Martínez Hormaechea