Escribiendo esta ruta me vienen a la cabeza ciertos pensamientos, de como las montañas permanecen inamovibles, asentadas firmemente, y de como las personas avanzamos de puntillas por la vida, con nuestras ideas, valores, y la forma de afrontarla. Esta ruta me trae recuerdos muy agradables, tanto de su preparación y estudio, como de la ruta en si misma, del antes, durante, y después, del como y cuando, de conceptos similares de vivir las montañas con quien las estás compartiendo. Nuestra vida es efímera en comparación con la de las montañas, somos un instante en su existencia, y durante ese instante elegimos el camino por el que avanzar, con encuentros y desencuentros, dejando huellas que difícilmente borrarán el viento y el agua, elementos incapaces de eliminar aquello grabado en lo más profundo, en nuestros sentimientos.
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