Hacía tiempo que no me reía tanto en un fin de semana. Gracias al consorcio Cesenatico Bella Vita, hemos disfrutado de la cultura italiana, su gastronomía y sus callejuelas de colores que dan al antiguo y único canal de Cesenatico.
A pesar de la mala suerte que tuvimos con los trasportes el día de llegada, no nos arruinó un fin de semana inolvidable.
Para llegar a Cesenatico, los más rápido es viajar en avión hasta Bolonia, y desde ahí coger un tren que dura dos horas hasta Cesenatico. También se puede llegar directamente a Ravena o Rimini, pero desde Madrid no teníamos esa opción.
El sábado el cielo estaba negro y llovía casi continuamente. Todos sabemos que la belleza de ciudades y pueblos no se aprecia de la misma manera cuando llueve que cuando hace sol. Aun así, no perdimos la esperanza.
Porto Canale, es impresionante haga el tiempo que haga. Es un canal que atraviesa Cesenatico, repleto de barcos antiguos y se trata del único museo marítimo exterior de Italia.
Es increíble el colorido que tienen los barcos, su altura, lo bien conservados que están… Sin duda, es una obra de arte, diseñada por Malatesta Novello y mejorada por el mismísimo Leonardo Da Vinci.
El Museo della Marineria, nos adentra a la historia de este antiguo puerto marítimo de gran importancia en el siglo XX. Podemos observar lo importante que es el símbolo de Cesenatico, en forma de ojo que guía los barcos y que se sitúa en la parte delantera de los mismos.
Por la noche, nada mejor que una cena espectacular en el restaurante Capo del Molo en el Hotel Miramare, enfrente del puerto, y al lado de la playa. Nos juntamos todos los bloggers a comentar el día y a conocernos un poco más. Fue un acontecimiento único, donde pudimos degustar las delicias de Cesenatico; desde tostas con pescado fresco de la zona hasta unos postres artesanos de chocolate y frutas. ¿Se puede pedir más?
El domingo, tuvimos un día soleado de esos que dejan huella.
A primera hora de la mañana nos dirigimos al puerto para disfrutar de un paseo en un barco tradicional de madera del año 1.925, que sólo sale a navegar una vez al año y en ocasiones especiales. ¡Fue todo un privilegio!
De esta manera, nos adentramos en la historia y tradición de Cesenatico.
Tras el recorrido, nada mejor que un paseo por las callejuelas y mercados del pueblo, para conocer el día a día de sus lugareños.
Terracitas para degustar un buen aperitivo, tiendas con productos locales, mercado al aire libre con frutas y verduras ecológicas… Un lugar perfecto para pasar un fin de semana y disfrutar de la auténtica bella vita.
Una “Rustida” de pescadito fresco, un arroz de marisco y un vino blanco espumoso, era lo que nos esperaba tras un agradable paseo por el canal.