Český Krumlov, el pueblo más bonito de República Checa

Por Pilag6 @pilag6

Český Krumlov es para muchos, quizás, el pueblo más bonito de República Checa. Las fotos no mienten. Es hermoso. Un sitio que parece sacado de un cuento. Muy pintoresco y con una magia propia de ese aire medieval que se respira en sus callejuelas. Con pinceladas de arquitecturas renacentistas y barrocas, se abre paso en el sur de Bohemia y te invita a que lo recorras con ojos de viajero perdido. De explorador. Eso hicimos. Nos fuimos perdiendo entre sus calles a ritmo lento para saborear cada detalle.

Juntos a Iveta y Juan Cruz partimos hasta Česky Krumlov en auto desde la ciudad Pisek una fría mañana de principio del otoño checo. Precisamente Iveta fue nuestra guía estrella y personal. Como buena conocedora de su país, nos llevó a admirar una de sus joyas más preciada. Un diamante escondido. Llegamos cerca del mediodía. El clima seguía fresco. Los gorros, las bufandas y los guantes eran accesorios normales en las vestimentas de las personas. Ese vapor helado que sale de las bocas también. Una esperanza de sol se asomaba entre las nubes. Era muy pequeña. Solo un par de huequitos en el cielo. Pero nos motivaba lo suficiente para empezar nuestra caminata por la ciudad.

El frío desapareció cuando nos encontramos cara a cara con Český Krumlov. En ese momento nada más importó. Habíamos ingresado en un cuento de hadas donde no existen los climas. Sólo los sueños. No podíamos creer ni imaginar lugar semejante. Éramos parte de una real fantasía. Lo primero que vimos fue el Castillo que se levantaba majestuoso e imponente ante nuestros ojos. El mismo fue construido en el Siglo XIII. Hicimos algunas fotos desde el exterior y seguimos. La primera postal de muchas ya estaba archivada y segura en la memoria de la cámara y nuestras retinas.

Ingresamos a la ciudad por debajo del arco del castillo. Y allí nos encontramos con uno de los puentes que unen la parte vieja (la más interesante) con la parte nueva de la ciudad. Iveta nos comentó que ese pequeño río, que pareciera como que bordea al casco antiguo formando una isla, en realidad no lo hace. Sino que pasa tres veces por la ciudad y sigue su curso. Pero parece una isla. Desde cualquier punto que se mire Český Krumlov, parece una isla. Y es quizás eso una de las cosas que le da más encanto a la ciudad. Imaginarnos que encima de ser una ciudad medieval, antigua, pintoresca, muy bonita, con callejuelas laberínticas que se pierden solas, con una mezcla arquitectónica muy interesante y que encima de todo esto, se encuentre en una isla, le da al lugar un aspecto más maravilloso. Romántico. De película.

Nosotros avanzamos hacia Český Krumlov y fuimos a visitar al castillo. Hicimos una caminata por el interior, nos adentramos hasta los jardines. Admiramos sus construcciones. Sacamos muchas fotos desde sus múltiples miradores. En blanco y negro. Sepia. Color. Matizando lo inmatizable. Porque Český Krumlov tiene su magia fotogénica propia. Como esas modelos que siempre salen bien en las fotos por más que se estén levantando de la siesta. No hace falta tener mucho conocimiento de fotografía. Český Krumlov se encarga de todo. Vos sólo tenés que apuntar y disparar. Český Krumlov hace el resto. El paisaje está ahí. Y la ciudad es parte importante del mismo.

Después de un rato, volvimos a la ciudad vieja y nos sentamos a tomar un café. Iveta nos contó que el Centro Histórico de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y no era para menos. Esta ciudad medieval del siglo XIV merecía un reconocimiento semejante.

Luego de este break seguimos caminando y caminado. Admirando y admirando una ciudad especial. Como pocas. Distinta. Encantadora. Única.

Para paliar el frío, fuimos a tomar un licor de miel. Y como andábamos con hambre, Juan Cruz y yo comimos unas hamburguesas con papas fritas. Iveta algo más sano porque es vegetariana. Luego pasamos por la Plaza Central muy interesante con terracitas y negocios. Nos llegamos hasta la Sinagoga y el Parque de la Ciudad. Hasta la Iglesia de St, Vitus. Nos maravillamos con los frescos con los que están decoradas muchas paredes. Y luego de caminar bastante y de terminar más que satisfechos con esta hermosa ciudad, emprendimos el regreso a la casa de Iveta en Pisek.

Atrás dejamos a Český Krumlov. La vimos alejarse en el horizonte. Como se iba perdiendo mientras el camino avanzaba y los tiempos del hombre continuaban sus vidas normales.

Y amigos, este fue Český Krumlov; el pueblo más bonito de República Checa.

Nos leemos.

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