Por debajo de nuestros pies pasa el tren cada cierto tiempo. Día y noche. Y se escuchan los sueños de los viajeros amplificados en el silencio de un momento, nos obligan a contener la respiración, y a escuchar sus destinos, como si fuésemos las dos únicas personas en todo el universo capaces de descifrar sus secretos.
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¿De qué color se dibujan los trenes? Anda, cierra los ojos. Imagínate uno. Verde. Oscuro. Como de hojalata. Y sobre las vías y junto a ellas un bonito paisaje nublado y denso, y tras la niebla una gran charca, y sobre la charca cubierta de nenúfares, una casita flotante de madera de cedro, envejecida y húmeda, y un montón de árboles diferentes con hojas amarillo intenso. Va muy despacio el tren, y podemos oler las flores rojas de la orilla. Va muy despacio y suena C´etait Ici. Ya!, deja de llorar, yo siempre estaré contigo aunque no esté aquí…Y serán tuyos nuestros trenes, esta música, los jardines (todos, aunque no sean polares), las ciudades a dónde quisimos ir pero no fuimos, los besos de bienvenida y los de despedida, y las miradas de la gente que te recuerden a mí…Ssh!!! Mira!! ya vuelve a pasar el tren…Todos sus viajes serán tuyos, todos mis días y mis noches, los abrazos y el invierno de diciembre, un bolígrafo cualquiera junto a un bloc de notas y tu olor por las mañanas. Y lo que es mejor, también será tuyo el mío.
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Por debajo de nuestros pies pasaba el tren cada cierto tiempo. Día y noche. Y se escuchaban los sueños de los viajeros amplificados en el silencio de un momento. Nos obligaban a contener la respiración y a escuchar sus destinos como si fuésemos las dos únicas personas en el universo capaces de descifrar sus sueños.