En 48 horas, Caló se bajó y se subió de las tapas de los diarios, al tiempo que se bajaba y se subía de la (futura) CGT Balcarce. Recordemos que, para irritación de Cristina, el metalúrgico estaba en un spa cuando se hizo la famosa reunión en la Rosada.
La nueva vacilación ocurre luego de la cita de Tomada con toda la cúpula de ese proyecto de CGT y de la reunión de la presidenta con la CTA Yasky. O sea que la renuncia y su desmentida se producen en medio de febriles operaciones del kirchnerismo para alinear a los sindicatos.
Justamente en esas reuniones, se conspiraba para lograr una ‘integración’ del Consejo del Salario que garantice su ‘nivel Indec’. La cita con la CTA Yasky tuvo importancia no sólo para sentar a alguien de esa Central en el consejo salarial, sino por la presencia de Roberto Pianelli en la delegación, en medio de la huelga general del subte. Notablemente, “no se trató el tema subte”, según el propio Pianelli, quien después tuvo una reunión con tres ministros: Randazzo, Tomada y Abal Medina. Resultados a la vista, fue conminado a levantar la huelga “que ya afectaba a la presidenta”, sin nada en la mano.
En la misma tarde en que Caló dejó saber lo suyo, estalló una huelga general de una de las tres empresas de transporte de Córdoba por la reincorporación de activistas que encabezaron luchas por el salario y contra el ajuste, al tiempo que 15 mil estatales ganaban allí la calle. La huelga cordobesa se inscribe en una tendencia: paro general camionero, movilización del 27 de junio a la Plaza, la huelga dragona, el medio millón de estatales bonaerenses que recuperaron el aguinaldo con la huelga general, la huelga del subte, la huelga general de Trasnoa en Salta, el paro general docente de Ctera (que ahora se retoma en las huelgas por la reapertura de paritarias en Mendoza y Santa Cruz). Hasta el ultrakirchnerista gremio de la Afip para contra el ajuste de Echegaray.
El gobierno usurpa los fondos de las Obras Sociales (ver artículo), mantiene el impuesto al salario, se roba las asignaciones familiares, ahoga las provincias, estallan huelgas y, en ese escenario, la CGT Balcarce tiene un candidato que es un cero a la izquierda. El desbarranque kirchnerista puede ser mayúsculo si se observan los posibles reemplazantes de Caló: el entregador de activistas bajo la dictadura, Gerardo Martínez; el mecánico Pignanelli, de Mercedes Benz, heredero de la corriente rodriguista que entregó la comisión interna a la dictadura; el “gordo” Daer, de la Sanidad, o el privatizador de América (Somisa), Naldo Brunelli. Recordemos que el grupo “cristinista” incluye a Pedraza y los suyos.
La CGT Balcarce -la “CGT del ajuste”- nace muerta. Moyano ríe, pero se enreda detrás de Scioli y Macri en la defensa de Covelia, un negociado de su propio sindicalismo empresarial.
Por un congreso de delegados electos en asambleas para reorganizar al movimiento obrero, que resuelva un programa y un plan de lucha.
Néstor Pitrola