Hace ya unos meses, cuando empezaron con las primeras peroratas, era Luke el que llevaba la 'voz cantante'. Ahora, con 22 meses, Leia no para de charlar. Es un pequeño loro que lo repite todo. Hasta construye pequeñas frases inteligibles: "Galletitta, para el hemmanno", "La cama de la nenna"... En los últimos dos meses, su vocabulario ha aumentado de forma espectacular. El pequeño Luke también charla, pero aún con ese lenguaje de niños que sólo entienden ellos. Sólo usa palabras sueltas, aunque también ha ampliado el repertorio: "jacca", "licóhtero", "car", y la que sigue siendo su favorita: "Luna!!!".
Solemos hablarles mucho, todo lo que podemos, aunque a veces el agotamiento y el trajín que generan los dos juntos lo hace complicado. Oímos música y cantamos canciones infantiles, tanto en español como en inglés. Les leemos cuentos, de esos simples, de señalar objetos o animales, o más elaborados, con historias, como el de la foto. Todo siempre con muchos cariños y complicidad, y evitando situaciones estresantes o gritos. Tampoco somos unos obsesos, todo el día intentando que los pequeños se suelten de golpe y tengan una conversación. Es sólo la forma natural de interactuar con ellos, según van pasando los meses y van desarrollándose. En realidad, es el sentido común y el instinto el que da las pautas. Son ellos mismos, los padawanes, los que te marcan el paso. La rutina hace que todo sea más fácil, aunque como siempre, todo lo que se necesita es mucho cariño, mucha paciencia y mucha insistencia.
Al final, lo importante es que sus progresos siempre sigan una linea ascendente, a su ritmo.