Acurrucada entre las laderas de dos montañas cortadas a pico y rodeada de campos de cultivo que resaltan aún más el blanco de sus casas, uno se trasporta inevitablemente a otros pueblos serranos situados en montañas hermanas pero separadas por el Mediterráneo, a las sierras de Málaga o Cádiz, cuando Chaouen se muestra por primera vez a la vista del viajero viniendo desde el sur (foto superior).- Si se accede a ella desde el norte, permenacerá oculta a nuestra vista hasta que, casi de sopetón, nos encontremos con ella ya en sus mismas puertas, recordándonos así el orígen militar y estratégico de la pequeña ciudad, concebida inicialmente como una fortaleza para impedir la entrada de los portugueses hacia el interior, después de su asentamiento en los enclaves costeros más significativos.- Charles de Foucauld, el primer europeo en siglos que logro acceder en 1.883 -disfrazado de judío errante- a esta población, cerrada secularmente a cal y canto a los extranjeros, nos narra así su llegada: "La ciudad, metida en un recodo de la montaña, se descubre solo en el último momento; se suben los primeros escalones de la cadena, se llega a la muralla rocosa que la domina, se costea penosamente su pié en medio de un dédalo de enormes bloques de granito donde se abren profundas cavernas. De pronto, aquel laberinto cesa, la roca se hace un ángulo, y a cien metros de allí, adosada, por una parte, a montañas cortadas a pico, bordeada, por otra, de huertos siempre verdes, aparece en la ciudad" (1)-
UN POCO DE HISTORIA.
Los orígenes de Chaouen se remontan al siglo XV, cuando, en 1.471, el jerife Muley Alí Ben Rachid ordenó la construcción de una fortaleza, ideada como base en la lucha contra los portugueses que habían iniciado ya diversas incursiones al interior desde sus enclaves costeros, conquistando Ksar el Kebir.- Su extraordinaria situación, abrigada y oculta por las montañas, en un valle fértil y con numerosas fuentes que manaban de la montaña y que aseguraban el abastecimiento de agua en caso de asedio, no fué fruto del azar.-
Famosa por su aislamiento y su fanatismo religioso -princialmente anticristiano, lo que no resulta nada extraño teniendo en cuenta el orígen de la mayoría de su población- , Chaouen ha sido blad es siva -territorio insumiso- durante una gran parte de su historia (cuando la visita Foucaould, por ejemplo), aunque también ha habido periodos en los que ha reconocido -a duras penas y a la fuerza en muchas ocasiones- la autoridad del sultán.- Su peculiar fanatismo religioso se refleja en una hostilidad manifiesta hacia los extranjeros, conociéndose, antes de la segunda década del s XX, únicamente la presencia efímera en la ciudad de tres de ellos (uno de ellos Foucauld) , a la que accedieron disfrazados de judío o de indígena y guiados por la aureola de inaccesibilidad y leyenda que la rodeaba, en una aventura que sólo dos de ellos pudieron contar.- Hasta la pequeña comunidad judía, de orígen sefardí, que habitaba la
Este secular aislamiento tuvo un pequeño paréntesis, que no auguraba más que su inminente y definitivo final, con la ocupación de la ciudad por parte de las tropas coloniales españolas, que se establecieron en ella en 1920 al tratar de concretar y hacer efectivo el control de las regiones norteñas que quedaron bajo protectorado español tras el reparto de las potencias coloniales. La región de Chaouen era, en aquella época, el campo de operaciones y el ámbito de influencia y control de un curioso personaje de la época, escapado quizás de las páginas de la historia medieval, a medio camino entre señor feudal y jefe tribal, que mantuvo en jaque a las potencias coloniales con un curioso juego de alianzas y contraalianzas: El Raisuni.- Cuatro años después, la inminente llegada de las tropas rifeñas de Abdelkrim, aconsejaron una salida de la ciudad, con consecuencias desastrosas.- En 1927, tras la caida definitiva del líder rifeño, las tropas españolas ocupan definitivamente la ciudad.- Chaouen empieza a aparecer -a la fuerza, eso sí- en los mapas a los que hasta ese momento había logrado evitar.
Una ciudad con un "toque" especial.
Visité Chaouen por primera vez en 1982, cuando todavía era una pequeña ciudad de corte rural, cuando los cafetines eran cafetines de verdad,donde los parroquianos se reunían para dejar pasar las horas en compañía de un vaso de té y de un tablero de parchís, y cuando la única infraestructura de cara a los escasos visitantes -mochileros y amantes del hachish casi en exclusividad- se reducía a un puñado de pensiones y al hotel Parador, herencia de la presencia española.- La imagen netamente andaluza que desprendía la población en los primeros golpes de vista, se corroboraba en el interior de sus callejuelas, pero transportándonos al pasado, a la vieja Al Andalus, y mostrándonos una idea aproximada de cómo debía de haber sido el aspecto y la vida cotidiana de cualquier pueblo de la Axarquía malagueña o las Alpujarras, por poner un ejemplo.-
He estado más de veinte años sin volver, dejamos de ir por la zona cansados de sustos y malos ratos causados por los pertinaces e incansables vendedores de hachish de la época, que copaban gran parte de la ruta entre Bab Taza y Ketama, y que pensaban que cualquier guiri que pasara por allí no tenía más objetivo que comprarlo.-
Cuando volví a Chaouen en 2005, lo primero que me llamó la atención fué la uniformidad estética de la medina: las callejuelas seguían siendo las mismas, con el mismo empedrado, tortuosas y estrechas y con sus interminables tramos de escalera para salvar los desniveles más complicados; las casas seguían siendo las mismas, sus tradicionales tejas rojizas en tejados a dos aguas, sus fachadas encaladas, sus zócalos azulones, sus tejadillos sobre las puertas, sus balcones... . Pero algo había cambiado sustancialmente: parecía como si se hubiera tratado de acicalar para la típica foto de estudio para enviar a la familia.- Había una sensación como de decorado de película, de artificiosidad (me recordó un poco a Mijas, un pueblo que ha quedado transformado en un parque temático), de imagen más que de realidad.- Por otro lado, los cafetines se habían reconvertido en "restaurantes", muchos de los comercios tradicionales habían mutado en bazares para turistas y los pequeños hoteles y riads se habían multiplicado.- La razón saltaba a la vista: Chaouen había entrado definitivamente en los mapas, a través de los folletos turísticos.
A pesar de todo, la ciudad sigue emanando un aroma especial -y no precisamente el del producto estrella de la región, que , inevitablemente te ofrecerán de tapadillo por la calle- a pasado y tradición.- Aún sigue en pié una antigua funduk, y la mayoría de los barrios siguen contando con su propia mezquita, su hamán y su horno público al que las mujeres continúan dirigiéndose con sus piezas de harina recién amasada para que el propietario del horno las cueza, a cambio de quedarse con una pieza por cliente, a modo de pago.- En cualquier vericueto de las calles del barrio de Suika (que ocupa la zona baja de la medina), las montañesas siguen ofreciendo los huevos y hortalizas que producen y las plantas aromáticas que recolectan -algunas de ellas muy codiciadas por la población local-, embutidas en vestimentas tradicionales y coronadas con el característico sombrero de paja de ala ancha, con o sin adornos de lana.- Los pequeños comercios de los
Deambular sin rumbo por los callejones estrechos y a menudo empinados, descubriendo rincones, patios, puertas de todos los estilos pero casi siempre azules, tramos de escaleras que se pierden tras un recodo, suelos pintados del mismo color azulón que los zócalos de las casas, olivos centenarios de tronco atormentado que subsisten como islas, sigue siendo un ejercicio sumamente reconfortante (fotos superiores), y sin olvidar que Chaouen es , sin duda, una de las ciudades más fotogénicas de Marruecos.-
La plaza de Outa el Hammán es el centro vital de la medina, de donde parten todos los pasos y donde se encaminan todos los trayectos.- Plagada de restaurantes y tiendas de artesanía y recuerdos y constántemente vigilada por el elegante , y ahora colorido, minarete octogonal de la gran mezquita, y por los muros de la kasbah, la plaza siempre ha sido el punto de reunión de los lugareños, combinando en la actualidad esta faceta con la de lugar de parada y descanso de los visitantes.-
A partir de la plaza hacia el sur, se desploman las estrechas calles comerciales que, siempre repletas de gente, recorren el barrio de Suika -el más antiguo- hasta desembocar en Bab el Ain., la puerta más importante de acceso a la medina desde la ciudad nueva.- El barrio que trepa hacia el monte al norte de la plaza, es el barrio de los Andaluces, una zona con un menor volúmen de establecimientos comerciales, pero más orientados hacia el visitante, y con ese punto de "ciudad bohemia, cultural y cosmopolita" que desde algunos sectores turísticos e institucionales quieren promocionar: estudios de pintores y fotógrafos, galerías de arte... y los inevitables almacenes de alfombras.- La salida de la medina por el norte, se realiza por Bab el Ansar .- Desde aquí, se accede al Ras el Ma, uno de los lugares preferidos por los chauníes para pasear por la tarde.- Las cascadas a las que alude el nombre (Ras el Ma viene a ser algo así como "punta de agua" o "salto de agua"), hace tiempo que desaparecieron cuando se construyeron y canalizaron las captaciones de agua, pero sigue siendo un lugar muy agradable.- Allí se encuentra también los lavaderos públicos, cada vez menos utilizados.- Si descendemos de Ras el Ma siguiendo el río, encontraremos un par de molinos de agua aún en funcionamiento.
Paradójicamante, si el recinto amurallado que forma la medina es de gran interés, la ciudad
Chaouen aún sigue teniendo una personalidad propia, pero los cambios en los últimos años se están produciendo a una velocidad de vértigo, acrecentada en este caso por las facilidades de acceso a la ciudad, situada a una hora y media o dos horas de Ceuta- Los primeros pasos ya están dados: creciente e imparable actividad inmobiliaria, excesiva dependencia del sector turístico y una presión sobre el viajero que se va pareciendo cada vez más a la de otras ciudades turísticas.- La ciudad corre un riesgo serio de convertirse en un maniquí de escaparate: perfección estética por fuera , pero vacía de contenido.
Compras.
Lo primero que hay que resaltar es que Chaouen no es una ciudad cara, quizá debido al perfil prototipo de sus visitantes -principalmente jóvenes y de bolsillos estrechos-, la mayoría españoles y muchos de ellos "reincidentes", con predominio de trekineros, barranquistas y mochileros en general, (sin olvidarnos de los amantes de otros placeres más prosaicos y fumables) que toman la ciudad como centro de operaciones para realizar actividades por la región, con estancias de varios días.
En las callejuelos del barrio de Suika, podemos encontrar un par de pequeños establecimientos que se dedican a la elaboración y venta de mantequilla, requesón y otros productos.- La mantequilla fresca es exquisita, pero hay que comérsela pronto, ya que se enrancia en pocos días.-
Si bien en la antigüedad la seda fué uno de los principales productos, industria traída por los andaluces, en la actualidad, esta actividad ha desaparecido, siendo la producción de lana y sus manufacturas la que ha cubierto el hueco como actividad económica de cierta importancia
Comer y dormir
Como se ha dejado dicho, en la plaza Outa el Hammán y sus alrededores, existen numerosos restaurantes.- Tiene mucha fama entre los turistas el restaurante "Aladin", situado en un callejón en la salida de la plaza hacia arriba, y cuya terraza dá a la misma plaza. Se come bien, con una amplia variedad de platos para elegir, y el menú cuesta 70 Dh..- Lo estropea la recargada y desubicada estética disneyana de sus salones.
Para los amantes de los caracoles, todas las tardes se coloca a la salida de la plaza hacia el barrio de Suika un carro ambulante de venta de caracoles y garbanzos cocidos con especies.- Para mí es una parada obligada.
En Chaouen podemos descansar un poco de los tradicionales tagines y cus-cus, y probar la Lbisara, un puré espeso de habas o guisantes secos, con un chorrito de aceite de oliva y un punto de picante a base de guindilla molida .- Se trata de un plato "para pobres" tradicional del Rif (en el Rif oriental se le conoce como zamarrak, pero en esencia es el mismo plato).- En los restaurantes se le añade un poco de nata para que resulte una textura no tan áspera, sino más suave, tipo crema.- El tagine de chivo con membrillo e higos secos es sencillamente excelente.- También están muy ricos los postres a base de productos lácteos elaborados por los montañeses.-
En cuanto a alojamientos, la oferta ha crecido mucho en los últimos años, y existen establecimientos para todos los gustos y bolsillos, desde los más sencillos -muy dignos en su mayoría- , hasta lujosos riads y casa de huéspedes, y otros que se acercan mucho a nuestro concepto de "hotel rural".-
En el interior de la medina existen numerosas pensiones y pequeños hoteles, a precios muy
Entre los alojamientos de categoría media, tiene buen nombre el Hotel Madrid, en la calle exterior de subida a la medina, frente a la muralla.-
En la categoría media alta, destaco un pequeño hotel, Dar Chaouen, junto a Ras el Ma., a unos 300 metros- Se trata de un edificio aislado rodeado de jardines, y con unas vistas magníficas de la ciudad y el valle; está situado a las afueras, pero a 10 minutos andando de la Plaza.- Es un lugar muy tranquilo y agradable y de ambiente familiar.- La media pensión sale a 400 DH (marzo 09).
A unos 10 km. de Chaouen, en la carretera de Ketama -junto al cruce de Ouazzane-, se encuentra el Albergue Dárdara, con un concepto cercano al de "hotel rural" en España.- Consta de un edificio principal donde se encuentran los servicios (comerdor, salones, recepción, cocinas...) y unas pocas habitaciones en el primer piso.- Separados por jardines, piscina , una serie de "chalecitos" albergan otra decena de habitaciones, en este caso equipadas con chimeneas.- La media pensión sala alrededor de 400 dh, según el número de personas que ocupan la habitación (diciembre 07).- El lugar se encuentra en plena naturaleza, respirándose un ambiente de tranquilidad absoluta.- La cocina es muy recomendable, la Lbisara está muy buena y el tagine de chivo con higos secos y membrillo es antológico.-Tambien organizan excursiones a caballo y otras actividades.- Es un lugar ideal para viajar con niños.
Por último, indicar que, aunque el nombre oficial es Chefchaouen, todo el mundo la sigue denominando por su nombre tradicional e histórico: Chaouen, que significa "cuernos", en referencia a las escarpadas laderas y cumbres a pico de los montes que la coronan.
Cómo llegar.-
Se encuentra junto a la N 2, que une el noreste (Oujda, Nador, Alhucemas), con el noroeste del pais (Chaouen, Tetuan, Táger), a 64 km. de Tetuán, 100 de Ceuta y 120 de Tánger, así como a 220 km. de Alhucemas, 350 de Nador y 362 de Melilla.-El peor tramo y más lento de toda esta ruta, es el comprendido entre Alhucemas y Chaouen.- Aunque la carretera ya no es la de hace unos años, con mejor firme y más ancha, tiene muchísimas curvas y transita a bastante altura, por lo que es muy usual encontrar niebla en gran parte de la ruta.- Debemos calcular unas 4 horas entre Alhucemas y Chaouen.- Hay que tener especial atención en el paso de las localidades de Bab Berred y Bab Taza, ya que el asfalto está súmamente deteriorado, y existen baches gigantescos; si encima nos pilla día de zoco, hay que armarse de paciencia.- Como contrapartida, las vistas -si nos deja la niebla- son magníficas, atravesando parte de los míticos bosques de cedros del Rif. (foto superior).-
Actividades y excursiones.-
Los alrededores de Chaouen esconden rincones del alto valor naturalista y paisajístico, y se pueden realizar múltiples actividades, desde barranquismo hasta travesías de varios días, pasando por excursiones de un par de horas.- En próximas entradas nos dedicaremos a sugerir algunas de ellas.-NOTAS.- (1) Las referencias a Charles de Foucauld, están extraídas de su libro "Viaje a Marruecos 1883-1884", Editorial Terra Incógnita, Barcelona 2001 (3ª edición).