Yo soy como un volcán, cuando siento algo por dentro lo saco en modo “machaco lo que encuentre” y si Futuro Papá no fuera como es, arderíamos todos en un manantial de lava. Pero tiene la santa paciencia de mirar lo que digo con perspectiva y encontrando el punto en el que puedo hablar sin matar a nadie con palabras. Así que hablamos.
Y hablamos mucho. Futuro Bebé estaba presente en la conversación en cada frase que decíamos. Por un lado hablamos de los miedos y de planteamientos que necesitábamos hacer frente de una manera u otra en algún momento.
Voy a hablar de la parte que me toca a mí y puedo decir orgullosa que la conclusión es que debo recuperarme en un tiempo establecido (admisible). Que procuraré espabilar al máximo en mis quehaceres hogareños y puedo respirar más tranquila porque Futuro Papá quiere hacer el camino conmigo.
Todo por el susto de unos dolores de ovarios que por fin parecen haber remitido.