La conversación se centró en Madrid. En como se construían barrios que luego quedaban desangelados, en que ahora no podías apenas elegir donde vivir (a veces es imposible hasta independizarte a cierta edad en que ya es necesario) y por supuesto se habló de la crisis. Es inevitable hablar de arquitectura y vivienda y hablar de la burbuja inmobiliaria que provocó la crisis de este país.
Supongo que éstos grandes cambios van muy lentos y hay que ser pacientes y seguir adelante. Y también me inundó otra idea aún más oscura, y es que tal vez, dentro de unos meses o un año, ese tipo de eventos y reuniones estén prohibidas. No sé por qué sentí que en el futuro pensaría en aquel día y lo echaría de menos. Ciertamente, espero estar equivocada.