- Me acordé de ti cuando, esta mañana, he visto en Twitter el hastag #creoencomunicar.
- Disculpa, pero no sé qué es un hastag.- Pues... la gente escribe un tweet y pone una palabra o una frase corta seguida de una almohadilla para facilitar las búsquedas de otros usuarios.
- ¿Y qué utilidad tiene eso?
- ¿Cuál? ¿Facilitar las búsquedas de los demás o escribir en Twitter?
- No, bueno, lo de las almohadillas y tal, el Twitter es muy moderno, mi equipo de comunicación lo emplea desde finales de 2008, fuimos los primeros, ¿sabes?
- Mariano, tío, precisamente Twitter sirve para mostrar nuestro lado humano, eso de que sean otros los que escriben por ti no mola nada.
- Es que lo de jugar a Internet no se me da bien, lo he intentado, pero es que soy de otra generación y, claro, se nota...
- Un presidente, es normal, no tendrá tiempo y esas cosas... pero con el Iphone que os regalan por vivir en el Congreso, podrías comparecer a través de videoconferencia desde tu casa, sin necesidad de ir a Génova 13 a que te saquen en vídeo.
- ¿Qué me dices?
- Sí, hombre, los teléfonos llevan una camarita y pueden emitir en directo desde cualquier sitio.
- Vaya, me dejas a cuadros, tío, ¿por qué no nos explican esas cosas cuando nos hacemos políticos?
- Eso se aprende en la calle, Mariano, que no te enteras.
- Lo malo de ser presidente es que apenas puedes pisar la calle por motivos de seguridad, porque no puedes tomarte un Chivas tranquilo en una terraza. La gente es muy pesada.
- Ya, y según está el panorama con los escándalos de corrupción, las injusticias sociales, las subidas de impuestos… sería jugarse el tipo innecesariamente.
- No, el problema es que la gente quiere autógrafos y fotos y darte la mano y que beses a su hijo… y, entre nosotros, es un coñazo.
- Cosas de ser Presidente, claro.
- ¡Pues no me queda todavía!
- Ya.