Charlas con músicos: Rodolfo García (pt. 3)

Publicado el 20 febrero 2013 por Tucho

Última vuelta de nuestra extensa e interesantísima charla con el maestro Rodolfo García. Para no ser menos que las rondas anteriores (pueden leerlas acá y acá), charlamos de las idas y vueltas de Aquelarre y de un último retorno que se truncó; recordamos a Spinetta, y enumeramos proyectos de aquí al futuro: terminamos con una bomba, por lo que les recomiendo leer de punta a punta, no tiene despercio.
Disfrútenlo.
Fotos: Victoria Schwindt
Texto: Tucho
AQUELARRE: LA RE-REUNIÓN QUE NO FUE
Con Aquelarre sacaron un box-set hace 5 años. ¿Por qué no hubo reunión del grupo en aquel momento?
Porque necesitábamos algún tipo de apoyo para hacer eso. Era una movida importante y, por empezar, teníamos que juntarnos de nuevo a ensayar todo ese material que es un moño, te lleva un tiempo hacerlo. Y bueno, no queríamos dedicarle una cantidad de tiempo a ensayar y todo ese tipo de cosas para después ver si podíamos juntar plata para poder pagar el alquiler de un teatro, publicidad y todo eso. Es una historia...
¿La caja la habían sacado con Acqua Records, cierto?
Sí, pero el material es todo nuestro, Acqua tiene la licencia para publicarlo. Y bueno, en un momento tuvimos conversaciones con el área de Cultura de la actual gestión del gobierno de la Ciudad y no pudimos llegar a ningún acuerdo. Los sponsors privados en general, no apoyan este tipo de música...
¿La idea era hacer un show gratuito, algo así?
Lo que fuera, podía ser gratuito o con entrada paga. Si tenés un sponsor poder hacer todo más accesible, cobrando una entrada barata. Si todo tiene que salir de la boletería, hacés una cosa con entrada muy cara, que no era la idea. De repente, llegó un momento en el que dijimos de ponernos un plazo: “si en tal fecha no cerramos nada, listo”.
Inclusive, se hacía el BAFIM en el Centro Municipal de Exposiciones y nos ofrecimos –mirá lo que te digo– a tocar media hora, hacer una presentación de cuatro o cinco temas. Gratis, es decir que los tipos no nos tenían que pagar nada. Gratis para la gente (aunque no recuerdo si la gente entraba gratis, pero por el show en sí no tenían que pagar) porque ahí tenía un stand Acqua, entonces aprovechábamos un poco para difundir. Primero quedaron en contestarnos, después me llamó un tipo y me dijo “les damos un miércoles a las cinco de la tarde”. Le digo “mirá, me parece que no da; el día es lo de menos pero el horario tiene que ser como mínimo 8 y media porque tenemos mucho público de tipos grandes, gente que labura ese día y que al menos tiene que tener tiempo para salir del laburo y llegar; a las cinco de la tarde no les va a servir a ustedes ni nos va a servir a nosotros”. Y me contesta “ah, tenés razón, no lo habíamos pensado a ese detalle; bueno, llamo y averiguo”. Nunca más me llamaron... Empecé a llamar yo hasta que me atendió una mina y me dijo “la grilla de programación ya está cerrada”.
Increíble, hay gente que no entiende nada. Entonces ni llegaron a ensayar.
No, quedó ahí, ni empezó. Te digo: para mí ya está, es una etapa que concluyó.
Cuando nos juntamos en el ’98 era una buena posibilidad para hacer el disco en vivo,  porque en Aquelarre era muy importante el vivo y no teníamos un disco que lo registre, entonces eso me generaba un entusiasmo especial. Pero ya está, qué sé yo, hicimos un montón de discos, hicimos esa caja que tiene todo ahí, ¿qué más vamos a hacer?
La motivación sería que los viera gente joven, que no los pudo ver en su momento.
Sí, sí, pero… Es un laburazo, te digo. Cada cual se está dedicando a otras cosas, entonces es mucho. Para hacerlo bien, si no lo vas a hacerlo bien más vale dejarlo ahí.
Ahora en Facebook hay un grupo que se armó para que nos juntemos. Me mandan cosas todo el tiempo, cada vez se juntan más... Me preguntan a mí y yo les digo que les agradezco el entusiasmo que ponen en eso, pero no tengo ganas. Para mí se terminó, ya está, hay etapas, cosas que nacen y terminan. Y para mí ya terminó: escucho lo que hicimos y me parece que está bárbaro. Dejémoslo ahí.

A veces es difícil que la gente comprenda eso, que ya está bien.
Algo te tiene que gratificar –por ahí no es la mejor palabra– sobre todo en el tema artístico. Cuando escucho el disco Corazones del lado del fuego [el álbum en vivo que grabaron en su reunión de 1998] me parece que es insuperable. Escucho eso y pienso que para volver a tocar así como está tocado ese disco nos tenemos que internar, dejar todo lo que estemos haciendo e irnos unos meses a vivir juntos a una quinta. Olvidarnos de todo y sólo dedicarnos a eso, ni familia ni nada.
Abandonarse del mundo para volver y que supere aquella vez.
Claro, ¿entendés lo que te digo? En un esfuerzo increíble para jugar al empate, no para superarlo.
Quizá uno como público no piensa estas cosas. Yo a veces pienso: “Manal se tendría que juntar, que se dejen de joder…”.
Claro. Y no es tan fácil, dejando de lado las cuestiones personales. Ponele, vos decís Manal: uno de ellos vive en Madrid, por ejemplo. Ojo, yo te digo esto y si se juntara Manal estaría en la primera fila, no tengas ninguna duda. Ahí ya te hablo como público, de los demás soy un fan así que ahí me cambia la cabeza (risas). Entonces, Aquelarre ya es una etapa cerrada para mí.
REEDICIONES, PROYECTOS Y UNA SORPRESA...
¿Qué proyectos venideros hay? Sé que se reedita el disco de La Barraca, el grupo que tuviste a comienzos de los ’90.
Cierto, pronto sale la reedición del disco de La Barraca, Caballo rojo, con dos temas de bonus tracks que son de un espectáculo que hicimos hace muchos años junto un grupo de música celta, Xeito Novo. Tocábamos primero una banda y después la otra, y cerrábamos tocando juntas. De ahí grabamos los temas que van a ser los bonus.
¿Acá en el ECuNHi ya hay algo planeado? ¿Y el concurso de bandas de La Perla?
En el ECuNHi ya tenemos cerrado un festival de música contemporánea –una música electroacústica, totalmente experimental– que se llama Nuevas Músicas por la Memoria. Van a ser cuatro días de marzo, del miércoles 13 al sábado 16. La curaduría del festival es de Jorge Sad, un músico muy conocido dentro de ese ámbito. Está realmente interesante porque es música hecha con osciladores, computadoras y demás, va a haber proyecciones también; y no es algo que sea habitual de ver en otros lados. Yo no me lo pierdo, vengo y me siento a ver, es muy interesante.
Y lo del concurso de bandas nuevas en La Perla depende de los dueños del lugar, ahora están de vacaciones. El año pasado a esta altura ya habíamos comenzado, ya estaban participando varias bandas. De hacerse este año va a ser más breve, por lo que tengo mis dudas de que se haga, al menos en el formato anterior.

¿Qué te pareció la muestra de Spinetta que se hizo en la Biblioteca Nacional?
Muy buena, fue un gran laburo. Me pareció bien que estuviera Dylan [Eduardo Dylan Martí, fotógrafo histórico de Spinetta] al frente de eso, porque es un tipo re amigo, del Flaco y de todos nosotros; con un criterio de lo estético, además. Estuvo lindo hacerlo, en ese momento y en la Biblioteca Nacional. Fue muy importante porque no es hacer una muestra en cualquier lado: que la Biblioteca Nacional te dé un espacio para hacer eso habla muy bien de ellos, fue un acto de mutua realimentación porque a la Biblioteca le hace bien tener una muestra de Spinetta y está bárbaro que esté ahí la figura de él.
¿Cómo te pega que ya haya pasado un año de su muerte? 
Para mí sigue estando presente, muchas veces cuando cuento una anécdota o algo referido al Flaco hablo en tiempo presente. No me doy cuenta y digo “el Flaco dice tal cosa”. Alguien me lo hace notar... Es bravo, sí.
Te leí en un par de notas contar acerca de un proyecto de trío que tuviste en los últimos años con Spinetta, que inicialmente fue junto a Emilio del Guercio en el bajo y luego con Daniel Ferrón. ¿Es cierto que quedaron grabados varios temas de eso, ya cuando tocaban con Daniel?
Sí, es verdad y de eso va a salir un disco. Estaba pendiente una charla con la familia del Flaco, con los hijos, estaba muy cercano todo. En realidad, juntarme a charlar bien-bien todavía no lo hice porque Dante está mucho de viaje, girando [con Illya Kuryaki, claro]. Ahora están refaccionando La Diosa Salvaje –el estudio del Flaco–, lo están haciendo todo a nuevo y el primer laburo que se va a hacer cuando se termine la refacción es la mezcla de ese disco.
Pensé que iba a salir este año que pasó, pero los chicos empezaron a pintar el estudio y de repente se encontraron con partes de los cables que ya tenían unos años... Cuando te ponés en obra decís “acá revoco un poquito y le doy una mano de pintura”, y después empezás a ver detalles: “¿Y la puerta ésta? Ya la cambiaría, tiene varios años y no cierra muy bien... Y bueno, cambiemos la puerta”. Y cuando te quisiste acordar, gastaste tres veces más guita, tardaste tres veces más tiempo, es así.
El disco son siete temas, creo, no es un disco completo, digamos.
Estaba planeado armar algo y sacarlo.
Sí, en su momento íbamos grabando, no teníamos la presión de decir “tenemos que sacar un disco para tal fecha”. Sólo era decir “estos temas tenemos que grabarlos”. Lo llamábamos al técnico y grabábamos.
¿Las versiones de los temas están bien cerradas, terminadas?
Los temas están grabados profesionalmente, sí. Nos grabó Mariano López [el técnico que grabó los discos de Spinetta de los ’80 en adelante] así que están muy bien grabados. Por supuesto que eran voces que le ponía él... Siempre que grabás así, aunque no se diga, se sobreentiende que llegado el momento de sacar un disco, escuchás la grabación de vuelta y las voces las regrabás. Empezás a buscarle el defectito y qué sé yo. Pero no son voces de referencia, están muy bien.
¿Cómo surgieron las composiciones, en grupo o son temas de Spinetta?
Son todos temas de él, por supuesto que laburamos todos en los temas como hicimos siempre. Inclusive hay un par de temas que son instrumentales, medio jazzísticos, que arrancaron siendo zapadas. Siempre que nos encontrábamos, arrancábamos así: zapábamos, y después eso tomaba forma y terminaban siendo temas. En esos casos la composición es relativa porque hay aportes de todos. Es re lindo.
Te das cuenta de que estás generando una expectativa enorme... (Risas).
Y sí... ¡yo estoy expectante, así que imaginate! (Risas finales).