Durante el acto judicial Chávez Abarca reconoció haber cumplido órdenes directas de Luis Posada Carriles, autor confeso, entre otros, del crimen contra un avión cubano en Barbados, en 1976, que dejó un saldo de 73 víctimas, así como su responsabilidad en la escalada terrorista en la década de los 90 principalmente contra instalaciones turísticas en la capital y Varadero, así también contra intereses cubanos en el exterior, encaminados a crear un clima de inestabilidad y afectar el desarrollo económico del país.
Igualmente Chávez Abarca corroboró el reclutamiento realizado a varios ciudadanos centroamericanos que ya han sido juzgados por los tribunales cubanos, entre ellos el salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, quien colocó varias bombas que causaron lesiones y daños materiales, una de las cuales provocó la muerte del turista italiano Fabio Di Celmo en el Hotel Copacabana.
El acusado responde ante las autoridades cubanas por todos los hechos ejecutados, como parte de los planes organizados por la Fundación Nacional Cubano Americana y el resto de la mafia anticubana. (Con informe de Granma)