“check-in demon” (ii)

Publicado el 03 octubre 2013 por Luismi

))ENJOY YOUR STAY((

Edu estaba colocando los tickets de las consumiciones del día en sus respectivos casilleros (el mueble estaba a espaldas del mostrador) mientras realizaba el cierre de departamentos en el programa. Parecía tener puesto el modo automático y al escuchar abrirse la puerta principal, se dio la vuelta. Se trataba de Emiliano, el vigilante de seguridad, que como cada noche llegaba unos diez minutos antes a su puesto de trabajo. Era un hombre robusto, alto, fuerte y siempre llevaba su gorra azul marina con la bandera española en un lateral de la visera. Se acercó al mostrador de recepción y ambos se dieron un apretón de manos a modo de saludo.

- Buenas noches, Emiliano.- dijo Edu.

- Buenas noches, hombre. ¿Cómo estamos?

- Ya sabes. No me puedo quejar. Al menos estoy trabajando todavía. En dos días se acaba el chollo porque cierran el hotel por temporada hasta el año que viene y aún no se sabe cuando exactamente.

- Pues ya sabes. Ahora toca echar currículums por todos lados como un loco a ver si tienes suerte. ¿Cuántas habitaciones quedan ocupadas esta noche? Dame las llaves, que voy a hacer la primera ronda.

Edu abrió un cajón y le puso las llaves encima del mostrador.

- Hay siete habitaciones ocupadas en la tercera planta. La primera y la segunda planta ya están desmontadas completamente. A ver si cuando vuelvas de tu ronda te acuerdas de mi y me traes un cafelillo de esos buenos que tu sabes. Así te preparo la contraportada del “As”- y sonrió. En la última página de ese periódico deportivo, aparece siempre una chica sexy.

Emiliano asintió, se rió y cogió las llaves para dirigirse al restaurante para empezar a comprobar si las ventanas y puertas estaban bien cerradas por parte del personal. Edu lo vio desaparecer tras la esquina del ascensor y se dispuso a ordenar los listados que se habían impreso durante el cierre de departamentos. Sonrió para sí, recordando cuantas noches de charlas y risas habían pasado juntos en el último año.

- VEEEEN, VEEEEEN…

Esos susurros sobresaltaron a Edu y se puso a mirar en todas direcciones tan rápido que sus gafas estuvieron a punto de caerse. Se las volvió a colocar.

- ¿Hola? Buenas noches…¿Emiliano, eres tú?

- VEEEEN….

Edu giró sobre sí mismo porque  sintió que el sonido había provenido de atrás… o de arriba. No estaba seguro, pero aquello no le gustó en absoluto. Alguien lo estaba llamando y el sabía perfectamente a dónde quería que fuese. Tendría que bajar al Spa. Hacía mucho tiempo que no le ocurría nada parecido, pero la llamada era tan intensa que sentía la obligación de acudir. Cerró el cajón del dinero bajo llave y la escondió. Cogió una de las linternas, las llaves maestras, que guardó en su bolsillo, y en su móvil marcó el número de Emiliano para avisarle de que iba a abandonar la recepción un momento.

- Sin cobertura…vaya.

En la parte trasera de un folio usado, escribió una nota para el vigilante, lo dejó encima del mostrador, bloqueó las puertas principales y se dirigió hacia el pasillo que le llevaría hasta el Spa Azahar, que se encontraba en el sótano de las instalaciones del hotel. Al llegar al final, abrió la puerta para entrar a otro hall no tan espacioso como el de la entrada al establecimiento con esas grandes lámparas de hierro forjado y apariencia antigua, pero su estilo andaluz con suelos de mármol y losas de cerámica decoradas con cenefas arabescas invitaban a sentarse en los sillones de tres y dos plazas, con una mesa de mimbre y cristal en el centro. Leer una buena novela allí sería una buena idea, pero en aquel momento a Edu le urgía otro asunto.

Miró a su derecha, avanzando y miró hacia las escaleras que bajaban hasta el Spa. Se asomó al pasillo del fondo, donde estaban las suites de la planta baja.  Se extrañó de que el detector de movimiento no activara todas las luces del pasillo…sólo lo hicieron las del fondo que iluminaban la enorme cristalera, desde la cual se podía ver la piscina tematizada y los jacuzzis del Spa. Decidió no seguir avanzando y encendiendo la linterna, comenzó a bajar los escalones.  Normalmente cuando había acudido allí en otras ocasiones, le invadían olores aromáticos de distintas flores, pero en aquella ocasión el tufo a excrementos le hicieron encorvarse por las arcadas. Se relajó y pensó que sería un problema de las tuberías. Iluminó el pequeño mostrador del centro y sacó las llaves de su bolsillo.

- VEEEEN, VEEEEN….ENTRA, NO TENGAS MIEDO…

Esta vez la voz la había escuchado más nítida y cerca. Distinguió que era femenina…y que era más de una a la vez. A pesar de que sus vellos se erizaran, sintió la necesidad de desprenderse de la duda de quién podía estar dentro del Spa Azahar cuando sus puertas son cerradas a las 21:30hrs. Encontró la llave exacta e iluminando la cerradura, la introdujo y giró, cediendo esta fácilmente. A la entrada, la oscuridad era casi absoluta, salvo la zona de la piscina que estaba al fondo bañada bajo la luz de la luna. Los reflejos del agua salpicaban el techo y las paredes. Las sombras bailaban por donde apuntaba con su linterna. Se quitó los zapatos y los dejó a un lado al recordar las normas de higiene.

Unas risas femeninas y un chapoteo le llamaron la atención. Edu sacó su móvil e intentó marcar nuevamente el número de Emiliano. Algo extraño estaba pasando y tenía que informarle…pero el aparato no estaba por la labor de trabajar. Las voces comenzaron a entonar una canción que le resultó familiar. Eran tan bellas esas voces que siguió avanzando, dejando atrás la sala de relax, la gruta del hielo, las salas para masajes y saunas de diversa índole (finlandesa, eucalypto, etc..)

Entonces las vió. Dos chicas jóvenes retozando desnudas en uno de los jacuzzis, mientras cantaban. Detuvieron su cante y mirando a Edu directamente, una de ellas jugó con un pezón de la otra, recorriendo con su lengua toda la aureola hasta lamer su cuello, su boca y su oído izquierdo. El chico se quedó pasmado y no pudo evitar sufrir una erección.

- ACÉRCATE…VEN A JUGAR CON NOSOTRAS…TE VA A GUSTAR.- Sus manos desaparecieron bajo el agua que por la reacción de placer de la otra, supo que estaba acariciando su sexo con movimientos circulares.

Dejándose llevar y aunque le pareció una situación muy extraña, se acercó a paso lento, casi arrastrando los pies y la chica que disfrutaba de un orgasmo pleno no le quitaba esos ojos verdes y profundos de encima. Le faltaban pocos pasos para llegar al filo del jacuzzi…

- ¡Nein!

Ese grito de mujer tras de sí, le sacó de su ensimismamiento. Edu miró y apuntó con su linterna en su dirección mientras retrocedía unos pasos. Distinguió a dos personas mayores que se acercaban cada vez más, gritando “No” en alemán. Volvió la vista al jacuzzi y las miradas felinas de ambas chicas desaparecieron para mostrar el mayor odio en ellas. Más bien como la que mantiene un cazador con su presa. Una de esas despampanantes chicas sacó sus tentáculos del jacuzzi y atrapó a Edu por un pie. Al primer segundo no supo como reaccionar al estamparse contra el suelo y perder sus gafas, pero empezó a golpear el tentáculo de la horrible bestia en la que se había convertido la hermosa chica con su linterna.

- ERES NUESTRO!!- gritaban esas cosas a la vez. La otra empezó a salir también del jacuzzi, arrastrándose con su cola de escorpión y su pinza gigante de cangrejo que tenía por brazo izquierdo. Edu mordió ese tentáculo que le supo a rayos y agua podrida. La bestia gritó, pero lo agarró con más fuerza de la pierna y tiró de el para arrastrarlo al jacuzzi, ahora envuelto en llamas. El no cesó en su intento de desprenderse del tentáculo a golpe de linterna. Su vida dependía de ello.

- ¡Socorro!- gritaba justo en el momento que un anciano golpeó el hocico de la bestia que lo tenía atrapado y lo soltó. Edu se escabulló reptando un buen tramo para toparse con los zapatos de  una mujer. Levantó la vista y la reconoció. Era la señora Heike Kämpfer, huésped repetitiva de otros años y que se alojaba con su marido Thomas en la suite 1306. Su rostro lleno de arrugas se acercó al chico para ofrecerle una mano para ayudarlo a levantarse y otra para devolverle sus gafas, que milagrosamente no se habían roto, pues solo se le había torcido una de las patillas.

- Jetzt müssen wir rennen.- le dijo que ahora tenían que correr y el no dudó en ponerse en pie con una ligera cojera. Ambos avanzaron hacia la salida del Spa, huyendo de unos gritos espantosos. Ambos se voltearon una última vez…

- Thomas!! Mein Schatz!!- gritó Heike a su marido con una angustia inusual. Cuando Edu lo vio, la entendió y es que la bestia con la pinza de cangrejo seccionó al hombre en dos a la altura del torso, no sin antes haberle clavado su enorme aguijón en la nuca. El hombre podía ser mayor, tener una constitución fuerte, pero ante eso evidentemente no pudo hacer nada. Edu tuvo que retener a Heike de que acudiese en su ayuda ( más que nada porque sufriría un final parecido) Pudo sacarla de allí y cerrar la puerta bajo llave mientras la bestia de los tentáculos se acercaba a rastras, gritando y riendo. La puerta fue golpeada duramente y la abolló de forma amorfa. Heike y Edu echaron unos pasos atrás y aunque ella parecía estar a punto de sufrir un desmayo por ver como habían destrozado a su Tesoro, subió los escalones junto al recepcionista. Dejaron de escuchar esos malditos golpes en la puerta y en el hall, Heike se derrumbó en un sofá para llorar. Edu no pudo evitar sentirse en parte culpable por la atroz muerte que acababan de presenciar. Lo habían salvado, pero…

- Wie wussten Sie wo ich war.- La mujer levantó su mirada entre lágrimas y le contestó en español sin perder su acento nativo.

- Porque yo también los escuché como llamaban. No supe a quién, pero debí imaginar que se trataba de ti. Tienes algo especial y lo sabes aunque prefieras olvidarlo.- Ante la cara de sorpresa de Edu, ella siguió hablando- Tranquilo, sé que has visto cosas extrañas antes, aunque no se qué exactamente, pero lo noto en tu mirada. Tu aura desprende esa energía que conecta con el más allá. Desgraciadamente creo que esto es peor que cualquier encuentro anterior que hayas podido tener. Y yo también. Esto es cosa de demonios y están aquí. Debemos irnos cuanto antes, ya tendrás tiempo para contarme que te ocurrió aquella vez que te traumatizó tanto y prefieres hacer como que nunca ocurrió.

- No sé de que habla- mintió- pero estoy de acuerdo con usted de que debemos desalojar el hotel y largarnos cuanto antes.- Se acercó a la puerta por donde había venido antes y esta no se abría. Se asustó, pero aquello no le extrañó en absoluto. Miró el ascensor y luego las escaleras que subían a la primera planta de suites.- Venga conmigo. La puerta está cerrada y tenemos que subir, dar la vuelta y bajar hasta la recepción. Tengo que encontrar al vigilante y es mejor por las escaleras. No me fío del ascensor en este momento.

- ¿Y no tienes las llaves maestras para abrir todas las puertas?

- Sí, señora, pero esta puerta no tiene cerradura y no consigo moverla. Así que vamos cuanto antes, por favor.

- De acuerdo.- dijo Heike levantándose del sillón.

- Por cierto, gracias por venir a salvarme.

- No hay de qué. Siento haber provocado la muerte de mi marido porque fui yo quien le despertó para acudir. El no quería, pero insistí,…me arrepiento de haberle amenazado para que me acompañara, pero no supe tampoco lo que me iba a encontrar y me daba miedo ir sola. ¿Crees que fui egoísta con el?

Edu no supo qué contestar. Si no hubiese ido el matrimonio Kämpfer en su busca, el habría muerto y Thomas no.

- Debe dejar de lamentarse ahora y concentrarse conmigo en la huída.- Heike asintió de mala gana, se agarró a el y subían los escalones cuando de repente escucharon los gritos de una niña y un gran estruendo, que provenían de la primera planta. A donde ellos iban…

–CONTINUARÁ–