La OCDE, que elabora los informes PISA sobre el rendimiento de los estudiantes en sus 34 Estados miembros, acaba de advertir que la pobreza económica y cultural en España triplica la posibilidad de que un alumno obtenga peores resultados que otro que asiste a un colegio privado o concertado, de nivel social superior.
Parece una conclusión lógica: quien procede de una escala alta suele disponer de formación, medios e incluso vocabulario superiores, aportados por sus padres y allegados.
Pero las clases sociales son mutables e innumerables personas han salido de la pobreza cultural y económica por voluntad propia de superación y/o la familiar.
Hay, además, métodos para facilitar la ósmosis entre niños y jóvenes de las distintas capas sociales en los colegios, sobre todo en los privados, si se le conceden ayudas a los de origen menos acomodado para que eleven su nivel.
El pseudoprogresismo exige eliminar esas ayudas a los colegios concertados, cuando los sólo públicos unifican muchas veces en la pobreza y la baja formación, véanse los de algunas barriadas: quieren igualar la ignorancia, no superarla.
Los concertados, además, le ahorran al Estado buena parte del coste por alumno, y como dan mejor resultado según la OCDE, a los estudiantes menos acaudalados podrían becársele todos los costes
Uno de los medios de ayuda más exitoso es el “cheque escolar”: cada alumno recibe un talón por el importe del centro privado/concertado, bolsa que recibirá solamente ese colegio.
Es un método de éxito creciente en la cohesión social y formativa en países como Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Dinamarca, y en algunas zonas de EE.UU., Italia y Chile.
Es lo que reclamaba el Nobel de Economía Milton Friedman, cuyos proyectos y espectaculares resultados en escuelas, especialmente del tercer mundo, pueden analizarse en su web.
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SALAS