–¿Cuál es tu lugar preferido de México? –me preguntó un mexicano en una playa de Mazunte mientras se enojaba con Dino porque mezclaba la cerveza con la coca-cola.
–Es muy difícil responder eso porque no conozco todo el país –le digo y pienso: aunque me gustaría.
–Pero de lo que conocés” –me insistió.
–Bueno, considerando que no soy muy amante de las playas, mi lugar preferido es Chiapas –sentencié.
–¿Por qué? –me miró frunciendo los ojos mientras seguía sin entender cómo se podía mezclar la cerveza con una gaseosa.
–Porque allí encontré mucho de lo que me gusta: interesantes ruinas arqueológicas, senderos selváticos, cascadas y ríos cristalinos, pueblos pintorescos, sincretismo religioso, mercados coloridos, arquitectura colonial y parte de la historia reciente mexicana: el movimiento zapatista (o lo que quedó de él).
Palabras más, palabras menos, este fue el diálogo que tuvimos con Miguel, un hombre de unos 40 años, mientras Dino mezclaba mi cerveza con su coca y Miguel quería vendernos una excursión a unas playas cercanas a Mazunte.
Cuando me senté a escribir sobre México y me hice la misma pregunta que me hizo Miguel, Chiapas volvió a ser la respuesta. Por eso decidí dedicarle este primer post al estado mexicano que más me enamoró. Aunque, claro está, me quedan muchos por conocer.
Chiapas es una mezcla de sensaciones.
Para los amantes de los sitios arqueológicos, se pueden visitar lugares como Palenque, Yaxchilán y Bonampak.
Las ruinas de Palenque son una de las ciudades arqueológicas mayas más importantes de México. Entre los edificios más destacados se encuentran el Templo de las Inscripciones, el Palacio, el conjunto de los tres templos sobre pirámides escalonadas y el espacio destinado al juego de la pelota.
Hay dos cosas que recuerdo de la ciudad de Palenque, donde pasamos la noche antes de visitar las ruinas arqueológicas: el calor y los pájaros.
Bonampak y Yaxchilán, al sureste de Palenque, también son sitios arqueológicos mayas, más pequeños y escondidos entre la selva Lacandona. Para llegar a Yaxchilán hay que hacer un breve viaje en barco desde donde se pueden aprovechar las hermosas vistas de la selva. En Bonampak se destacan sus frescos en el Templo de las Pinturas.
Niños lacandones.
Para los amantes de la naturaleza es posible encontrar hermosos paisajes, como los de la selva Lacandona, la laguna de Miramar, las cascadas de Misol-Ha o el Cañón del Sumidero, entre muchos otros.
Para los amantes de los pueblos, de la arquitectura colonial y del sincretismo es posible visitar ciudades como San Cristóbal de las Casas y pequeños pueblos como San Juan Chamula, que te envuelven con su atmósfera mágica.
Para los amantes de los colores es posible encontrarlos en cualquier rincón, tanto en la vestimenta de algunos de sus pobladores, como en sus ferias, como la de Tapachula, una de las ferias mas importantes de Chiapas, en sus comidas y en sus mercados.
Para los amantes de la historia más reciente es posible visitar Oventic, uno de los Caracoles (regiones organizadas por las comunidades autónomas zapatistas) de Chiapas. Allí, uno puede quedarse unos días y colaborar en distintas tareas comunitarias.
Hay muchos otros lugares para visitar en Chiapas, ¿ustedes cuáles conocen y recomendarían?
Este post forma parte de una serie sobre México que inaugura la categoría “Viajes anteriores”.
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Aldana Chiodi
Los papeles dicen que soy geógrafa social (profesora), periodista y editora, pero me identifico más con ser viajera, escritora y fotógrafa de viajes. Me encanta viajar, escribir, fotografiar, conocer y compartir otras culturas, llevar magia y arrancar sonrisas por el mundo y la nueva vida que elegí junto con mi compañero y amor: La libertad es un viaje de ida.Si querés saber más sobre mi historia podés leer acá.
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