El humor del Sr, Chicote no es inteligente, sus forma en televisión no son elegantes, tampoco tiene un aspecto agradable o armonioso; la voz no lo acompaña y su sintaxis tampoco resulta brillante. Es decir, reune las condciones necesarias para triunfar en televisión, después pasearse por diferentes establecimientos de hostelería -mejores o peores- por la geografía nacional para poner a parir a sus propitarios o gestores en términos habitualmente gruesos. Ahora bien, lo que es el colmo de los colmos, es su elección para presentar un programa sobre dietas; por buen cocinero que sea -no se pone en duda- el perfil abdominal no puede dar para tanto; es como si pretendiésemos que Fidel Castro en sus buenos tiempos, anunciase junto a Winston Churchill una campaña antitabaco.