Chile: Masonería, laicismo y juventud

Por Layret @masoaprendiz

Con motivo del 149° Aniversario de la Gran Logia de Chile se están celebrando en ese país todo tipo de eventos. Uno de ellos tuvo lugar el pasado 27 de Mayo en el Colegio "Concepción" de la población de Chillán al sur de Chile con 162.000 habitantes. Allí la alumna de 3º Medio Camila Rosales leyó en un acto público el esclarecedor trabajo que os ofrecemos.

Camila Rosales pertenece al Grupo Juvenil Laico de ese centro. "Como jóvenes -señaló- creemos que el laicismo es una forma de vida, de observar el mundo, de comprender nuestro entorno con tolerancia, aceptando al resto, siendo demócratas, humanistas, buscando que todas las personas se desarrollen con las mismas oportunidades para así, constituir una sociedad mejor sin exclusiones religiosas, raciales, de origen, políticas, sexuales, en conclusión, de ningún tipo."

A continuación el texto completo de la alocución de la joven chillaneja.

Junto con saludar a la Gran Logia de Chile en su centésimo cuadragésimo noveno aniversario desde su fundación en nuestro país, el 24 de mayo de 1862, como Grupo Juvenil Laico de nuestro colegio, hemos querido reflexionar acerca de la relación entre esta noble institución y el laicismo, junto con el rol de la juventud ante esta pluralista visión de mundo.

Es innegable el hecho de que la masonería constituye la representación máxima del laicismo a nivel nacional y por qué no decirlo, también a nivel universal. Prueba de ello, son los muchos personajes protagonistas de la Historia que han pasado por sus templos y enseñanzas y que han luchado por un mundo con libertad material y de conciencia, y por la existencia de un mundo laico, vale decir, donde el Estado sea independiente de cualquier influencia religiosa al momento de tomar medidas que contribuyan al bien de todos sus miembros, ya sean religiosos o no y no solamente para un sector, ni por muy mayoritario que este sea. Podemos ver entre líneas entonces, que la masonería y el laicismo no persiguen la negación de las religiones, sino el respeto por la libertad de conciencia del ser humano.

Pero, ¿Qué es el laicismo? ¿Es Chile realmente un Estado laico? ¿Por qué debiera serlo? El laicismo, en su expresión genérica, como principio esencialmente humanista, presentó en sus comienzos, y como base de su vertebración posterior, el respeto a la libertad de conciencia y a la autonomía de la voluntad como derechos inherentes a la condición del hombre. Más que un alegato contra las imposiciones dogmáticas, se procuraba la legitimación de una coexistencia tolerante en el espacio público entre creyentes, ateos o agnósticos.

El laicismo ha reclamado siempre por el derecho a creer en cualquiera deidad o principio religioso como e derecho a la discrepancia, entregando al Estado la obligación de garantizar este principio de contenido político y filosófico. Bajo el principio de que la soberanía reside en el pueblo y en que este delega sus facultades en el Estado, como pacto social, surge para el Estado la obligación superior de garantizar, entre otras materias, la tolerancia religiosa y no confesional, ya que precisamente, por ser democrático, es fundamentalmente laico, en el doble sentido de ser neutro y prescindente en materia de creencias y garantizador de la libre práctica y adhesión religiosa de los miembros de la sociedad, así como el respeto hacia quienes no profesan religión alguna.

La naturaleza de esta prescindencia obliga al Estado a no privilegiar a ninguna organización religiosa o laica, en cuento al desarrollo, práctica, o aprovechamiento de recursos o influencia estatal en desmedro de los demás, como expresión de libertad, igualdad y tolerancia.

El laicismo político, esto es , la exclusión de la injerencia de las iglesias en las decisiones de este tipo, implica hoy el real respeto por los Derechos Humanos, por la libertad del hombre en las decisiones de gobierno, por la neutralidad de los poderes del Estado y sus órganos en materia religiosa, fijando las políticas publicas de modo de entregar las posibilidades para que cada uno decida, conforme a su más recto y leal entender, en materias de tipo moral; esas políticas publicas deben también considerar a la inmensa masa de población que por carecer de recursos no tiene acceso a la educación de calidad por lo que es pasto de la influencia fácil que tiene como trasfondo el premio o el castigo.

Como jóvenes creemos que el laicismo es una forma de vida, de observar el mundo, de comprender nuestro entorno con tolerancia, aceptando al resto, siendo demócrata, humanistas, buscando que todas las personas se desarrollen con las mismas oportunidades para así, constituir una sociedad mejor sin exclusiones religiosas, raciales, de origen, políticas, sexuales, en conclusión, de ningún tipo.

El laicismo se desarrolla cada vez más en los jóvenes ya que responde a nuestras principales inquietudes y se manifiesta a través de una sociedad basada en el respeto entre las personas, ambientes pluralistas y autónomos.

El laicismo estimula y protege la tolerancia para crear una mejor sociedad, es por eso que como jóvenes nos adherimos a ella en busca de una mejor convivencia en comunidad y grupo etario para así ayudar a contribuir al surgimiento de un mejor país donde no existan distinciones ; se promuevan nuestros derechos y deberes; donde cada individuo presente las mismas oportunidades sin distinción de clases sociales para así llegar a un nivel mayor de igualdad y desarrollo bajo las influencias directas del laicismo el cual promueve todos estos ideales, llegando a formar un país como todos lo deseamos y queremos.

Camila Rosales Gutiérrez - 3° Medio "A" - Colegio "Concepción" - Chillán - Chile