Un nuevo caso de discriminación contra empleadas domésticas ha desatado la indignación en Chile tras las polémicas declaraciones de una vecina de un barrio de clase alta de Santiago, en una muestra más del despertar social contra la desigualdad que está viviendo el país en los últimos tiempos.
Inés Pérez Rocha, que vive en la exclusiva urbanización Algarrobal II, en el barrio de Chicureo, fue consultada por una televisión local sobre una norma establecida en su residencia: las empleadas domésticas - popularmente llamadas "nanas" en Chile - y los trabajadores del lugar no pueden acceder a pie a las instalaciones de ese barrio.
"La única obligación que tiene mi 'nana' es que al ingresar a las ocho y media de la mańana y al retirarse a las seis de la tarde lo tienen que hacer en un furgón. żTe imaginas acá en el condominio a todas las 'nanas' caminando afuera, todos los obreros caminando por la calle y tus hijos ahí en bicicleta?", dijo Pérez Rocha.
Aunque después matizó sus declaraciones, la vecina se convirtió en horas en "trending topic", el tema más citado en Twitter en Chile, cientos de personas repudiaron los dichos en otras redes sociales e incluso algunos medios internacionales se hicieron eco de sus declaraciones.
Otro vecino de la misma urbanización, Bruce Taylor, recibió quejas de su empleada Felicita Pinto, quien denunció que había sido maltratada y humillada por entrar y salir caminando del recinto, en lugar de tomar un bus que dispone la administración para acercar a las empleadas hasta sus trabajos.
"Vino un guardia y me tomó fuerte del brazo, me insultó y me llevó a administración, y allí la mayordomo me dijo que no podía caminar por el lugar porque las nanas eran una mancha para el condominio", dijo en declaraciones al diario La Tercera.
Como protesta, Taylor decidió entregar en comodato parte del terreno de su casa a la empleada, que pasó de ser la nana a ser copropietaria.
"Es un terreno que no tiene nada, pero sirve como figura legal y ahora ella tiene el estatus de comodante y no de empleado", explicó Taylor a Las Últimas Noticias.
Según explicó a la AFP la presidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular, Ruth Olate, casos así son habituales en un país que califica de "discriminador, racista y clasista".
"Sucede muy a menudo, tanto en las casas como en los lugares públicos, como clubs o piscinas. La mayoría de empleadas no lo denuncian por temor a perder el empleo, pero que pasa, pasa", explica.
Para Claudio Reyes, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), este caso "es sólo la punta del iceberg de la estructura social chilena, cuya base es la desigualdad en la distribución del ingreso".
La chilena "es una sociedad con pretensiones europeas que practica una solapada discriminación contra personas de ciertos rasgos físicos, como los mapuche (la etnia mayoritaria). Se expresa en el empleo y el sistema educacional, que va dejando a fuera a estas personas", agrega a la AFP el sociólogo Pablo Huneeus.
La gran novedad es la queja: la situación, que ha existido por ańos, ahora se convierte en deplorable a los ojos de muchos chilenos, que a través de redes sociales critican y cuestionan este tipo de comportamientos.
Según Reyes, "existe un agotamiento de la paciencia que empieza a reflejarse" y es probable que durante el próximo ańo se generen más choques y situaciones complejas derivados de las profundas brechas sociales en Chile.
"(El sistema) requiere grandes reformas en temas de participación ciudadana, que incluya a personas que nunca se sintieron integradas", seńaló.
A raíz del último caso, un grupo de chilenos creó un grupo de Facebook, y llamó a quienes se hayan indignado por la misma razón - miles de personas apoyaron la causa por internet- a caminar por el barrio de Chicureo "vestidos de nanas y obreros, demostrando que la discriminación en este país no puede seguir".
"El Pueblo chileno se aburrió de recibir discriminación de la llamada 'clase alta de este país'", aseguraron los impulsores de la iniciativa, convocada para el próximo sábado.
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