Tras su cuenta pública del 21 de mayo pasado, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, obtuvo un 33% de aprobación a su gestión –encuesta Adimark mayo 2012-, explicada por el impacto de los bonos sociales aprobados y comprometidos durante su discurso, realizado en un tono bastante conciliador, que será clave a la hora de entrar de lleno al debate sobre el reajuste del salario mínimo a 250 mil pesos propuesto por la Central Unitaria de Trabajadores (US$ 500).
Hace años que asistimos a un fuerte debate en torno a la generación de puestos de trabajo y la calidad del empleo en Chile. En su reciente cuenta pública, ante el Congreso pleno, el Presidente Sebastián Piñera celebraba los 700 mil nuevos puestos de trabajo creados durante su administración, el crecimiento económico de un 6%, un desempleo menor al 7%, y el aumento real en los salarios, además de ratificar que será tarea del próximo Presidente llevar al país al desarrollo. Sin embargo, Chile tiene graves problemas en la calidad de los empleos. La creación de nuevos puestos de trabajo no ha contribuido a corregir la desigualdad, ya que, precisamente, los salarios continúan siendo bajos y son muchos los empleados –con salario- bajo la línea de pobreza. Otro aspecto que subsiste es la precariedad de los mismos, con formas atípicas de empleo, y la fuerte discriminación laboral hacia las mujeres, que aún no logran avanzar en autonomía económica en igualdad de condiciones con los hombres. En este contexto de desigualad, precariedad y discriminación, se avecina una nueva discusión sobre el reajuste del salario mínimo o lo que un obispo llamó “salario ético”, no exenta de problemas. La Central Unitaria de Trabajadores, CUT, entregó al Gobierno una propuesta de 250 mil pesos que ha sido apoyada por parlamentarios de oposición. En tanto, la Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, en reiteradas ocasiones ha insistido que ese piso salarial pondrá en riesgo el trabajo en el país, más aún con la perspectiva de los efectos de la crisis económica mundial. En un tercer frente, especialistas advierten que los 182 mil pesos actuales no se corresponden con el Producto Interno Bruto, PIB, con la productividad alcanzada, ni con el objetivo de ser un país desarrollado. Basta recordar que la Organización Internacional del Trabajo, OIT, promueve el“trabajo decente” para todas y todos, como mecanismo esencial para facilitar el progreso social y económico. Pese a ello, Chile dista mucho de adecuarse a los estándares de la OCDE –con la que se compara crecientemente- en esta materia y, en el caso de las mujeres la autonomía económica sigue siendo un tema pendiente, puesto que si no se logra el acceso de las mujeres a los ingresos propios, con trabajos y salarios dignos, todo lo demás que se haga será accesorio. El objetivo es alcanzar trabajo digno en la casa y fuera de ella. Es así que el valor del trabajo se instala como un debate necesario y constituye, al mismo tiempo, un tremendo salto a la discusión sobre el ingreso mínimo que percibe cada trabajador/a chileno/a, una deuda de arrastre, heredada desde los gobiernos de la Concertación. ¿Puede Chile estar ad portas del desarrollo con un salario mínimo tan bajo y con tan altos niveles de desigualdad? ¿Es posible cumplir con el desafío de un trabajo decente? ComoObservatorio de Género y Equidad, queremos contribuir a la discusión democrática y plural en torno a la calidad del empleo en Chile y la participación económica de las mujeres y sus realidades en este proceso. En este boletín les presentamos un diagnóstico realizado por distintos/as actores/as sobre la realidad laboral –en especial de las mujeres- en nuestro país. Gonzalo Durán, economista Fundación Sol:“El salario mínimo es un poderoso inductor de una mejora en la distribución de ingresos”.Leer más Irma Arriagada, socióloga y consultora internacional: “La mayor barrera para el avance en la autonomía económica de las mujeres se encuentra en la división del trabajo por sexo”. Leer más Andrea Bentancor, Directora de Estudios ComunidadMujer: “Más allá de las cifras macro de participación y desempleo, mejorar la calidad del empleo sigue siendo un desafío”.Leer más Ruth Olate, Presidenta de SINTRACAP: ”No hay igualdad en los sueldos y no se valora de la misma forma el trabajo que desempeñan hombres y mujeres”. Leer más
Andrea Riquelme, Presidenta Confederación Bancaria: “No hay pensiones justas y dignas para nuestro sector, y el futuro de nuestros trabajadores/as será muy malo”. Leer más
Tamara Muñoz, Presidenta FETRACALL: "Los hechos indican que el crecimiento del empleo es sólo en condiciones mucho más precarias que el actual, existe bajo nivel de remuneraciones". Leer más Fuente: Observatorio de Género y Equidad