En China la industria reduce sus tasas de crecimiento, pero los servicios crecen. Es la evolución natural de un país que está pasando a marchas forzadas de agrícola a industrial, y de industrial a servicios. Los servicios son ya casi la mitad del PIB, mientras la industria se queda atrás en el 45%. Por descontado la agricultura se queda atrás con un minúscula 5%.
Es un cambio brutal, tanto por su importancia como por su rapidez. Nunca se había dado un cambio así en tan poco tiempo.
Los mercados financieros se han de acostumbrar a esos cambios y no basta con fijarse en los PMI manufactureros (el índice que mide las expectativas de la industria en un país) para enjuiciar el devenir de la economía china.