El resto del mundo está intentando encontrar alternativas a estos materiales cruciales.
Durante las últimas tres semanas, China ha bloqueado los envíos de minerales de tierras raras a Japón, una medida que ha aumentado la urgencia de los esfuerzos para romper el control de Beijing de estos minerales. Actualmente, China produce prácticamente la totalidad de la oferta mundial de tierras raras, que son cruciales para una amplia gama de tecnologías, incluyendo los discos duros, los paneles solares, y los motores para vehículos híbridos y eléctricos.
Imagen: el Neodimio es uno de los elementos de las tierras raras clave para fabricar los imanes muy potentes necesarios para los motores eléctricos compactos.
En respuesta a la posición dominante de China en la producción de tierras raras, los investigadores están desarrollando nuevos materiales que puedan reemplazar a los minerales de tierras raras o reducir su necesidad. Sin embargo, es probable que estos materiales y tecnologías tarden años en desarrollarse y las alternativas existentes cuentan con compromisos importantes.
Aparentemente, China bloqueó los envíos a Japón en respuesta a una disputa territorial en el Mar de China Meridional. Pekín ha negado el embargo, pero la falta de suministro podría pronto interrumpir la fabricación en Japón, según informó el ministro de industria y comercio, Akihiro Ohata, a los periodistas.
Las tierras raras se componen de 17 elementos, tales como el terbio, que se utiliza para fabricar especies luminescentes verdes para televisores de pantalla plana, láseres, y lámparas fluorescentes de alta eficiencia. El neodimio es clave para la fabricación de los imanes permanentes usados en los motores eléctricos de alta eficiencia. Aunque más del 90 por ciento de estos minerales se producen en China, en realidad, se encuentran en muchos lugares del mundo, y, a pesar de su nombre, son relativamente abundantes en la corteza terrestre (el nombre es un resabio de una convención del siglo XIX). En los últimos años, el bajo coste de la producción china y las preocupaciones ambientales han causado que los proveedores de fuera de China dejaran de operar.
Ya existen alternativas a las tierras raras para algunas tecnologías. Un ejemplo es el motor de inducción usado por Tesla Motors, una empresa con sede en Palo Alto, California, en su exclusivamente eléctrico Roadster. Éste usa electroimanes en lugar de imanes permanentes fabricados con tierras raras. Sin embargo, estos motores son más grandes y más pesados que los que utilizan imanes de tierras raras. "La volatilidad de los costes de entrar en los imanes permanentes de tierras raras fue una preocupación", afirma JB Straubel, director de tecnología de Tesla. "No podríamos haber previsto las tensiones geopolíticas".
Una semana después de que comenzarán los problemas con China, un equipo de investigación en Japón anunció que había desarrollado un motor para vehículos híbridos sin usar materiales de tierras raras, y Hitachi ha anunciado unos esfuerzos similares. El Mini E eléctrico de de BMW utiliza un motor de inducción, y Tesla está suministrando a Toyota los trenes de transmisión para el próximo RAV 4 eléctrico. Dada la volatilidad de los suministros de tierras raras, y las ventajas en aplicaciones de alto rendimiento de los motores de inducción, "tiene sentido para los fabricantes de automóviles pensar seriamente en usar los motores de inducción", afirma Wally Rippel, científico senior de AC Propulsion.
Al mismo tiempo que los fabricantes de automóviles exploran motores alternativos, varios grupos de investigadores de EE.UU. y de otros países también están intentando desarrollar sustitutos para los materiales de tierras raras, y hay nuevos esfuerzos políticos avanzando para aumentar el suministro de tierras raras de otros países.
Recientemente (hoy mismo realmente) China ha afirmado que evitará usar su posición casi monopólica en la producción de tierras raras como "herramienta de presión", según declaraciones en una conferencia de prensa Zhu Hongren, portavoz del ministerio chino de Industria y de tecnologías de la Información.
Fuentes: TechnologyReview , ElEconomista , AFP