Havaianas, el calzado tropical
Este suelado, que no calzado, es lo mejor que he visto nunca, en su género.
En octubre de este año alcanzarán los 6 años de duración a mi lado, mejor si digo bajo mis pies, desde que en uno de mis viajes al continente americano, concretamente a Buzios en el estado de Río de Janeiro en Brasil, decidí comprarlas como un atuendo de primera necesidad y que probablemente me aburriría de usar y, como digo, ya van para 6 años. De hecho desde que compré las chinelas no tuve necesidad de cambiarlas por alguno de los diferentes calzados que traía de España. A saber: unas deportivas, unos zapatos para algún día especial y unas sandalias de cuero.Ni falta hizo sacar los 3 pares de la maleta, tal como llegaron, regresaron a Cantabria, España, un lugar de dónde nunca debieron haber salido.Si hago esta aseveración no es por capricho, sino que si te paras a pensarlo un momentín, el tipo de calzado que yo llevé a Brasil, era un calzado que en el hemisferio norte se usa casi como complemento de la ropa y en Brasil normalmente no tenías nada que complementar, salvo el bañador y en todo caso el pantalón corto que, otro tipo de vestuario, no es recomendable, más que nada, por el calor exagerado al que tu cuerpo está sometido todo el día.
Entonces lo dicho, cuando vengáis a Brasil, extensivo a casi cualquier país de clima tropical, procurad no traer calzado, solo será un estorbo y a la vuelta no os dejará espacio para los regalos que seguramente os traeréis. Haceros con unas buenas chinelas, en mi caso fueron unas con marca de gentilicio de las nacidas en Hawai -que difícil os lo pongo, eh?-, o de cualquier otra marca, que al fin y al cabo sólo son suelas de goma para el pie.
Y recordad, muy importante: “Dónde fueres, haz lo que vieres.”
Salud y Suerte!