Como lo oyen y lo escriben: siguen al lado del colegio y ya apuntan once especies diferentes
Javier Rico
Nuestras últimas cuatro rutas con escolares se han desarrollado dentro de este particular “invierno primaveral” que tenemos. Todos los pajareos urbanos que emprendimos con los colegios María Inmaculada y Nuestra Señora de la Almudena por los parques de Las Cruces y El Retiro, respectivamente, comenzaron a las nueve de la mañana con mucho frío y amago de lluvia. Afortunadamente, enseguida aparecieron los papamoscas, vencejos, picos picapinos, palomas zuritas y abubillas para alegrar el día y hasta mandar unos cuantos rayos de sol.
Las aves deben dotarnos con una suerte de inmunidad climática que hace que hasta cuando los pronósticos del tiempo dan una probabilidad de lluvia del 95 por ciento, no caiga una sola gota de agua durante nuestro “safari urbano”. También es cierto que ni el “chispea pero no llueve” ni el frío nos echan para atrás; que para eso están las aves, para que entremos en calor rápidamente.
De esta manera, ni la lluvia que amenazaba con caer en las rutas con sexto de primaria del colegio María Inmaculada, y que cayó pocas horas antes y pocas horas después; ni el frío de los diez grados con los que comenzamos las de quinto y sexto del cole Nuestra Señora de la Almudena, impidieron que, de partida, mirlos, estorninos, vencejos, verdecillos, gorriones, palomas, tórtolas, urracas y cotorras calentaran el ambiente.
Un auditorio de postín, por los escolares y por el entorno, en el Retiro
Despertar el interés de los escolares desde el minuto uno de la ruta hace que el clima pase a un segundo plano. De primeras empiezan preguntándose cómo es posible que toda la retahíla anterior de aves esté siempre entre los árboles, arbustos, aceras, antenas, tejados y cielos que rodean su cole y nunca hayan reparado en ello.
El parque de Las Cruces, en el distrito madrileño de Carabanchel, y el del Retiro, en el del mismo nombre, son dos zonas verdes urbanas harto conocidas por Aver Aves. Esto también nos permite enfocar las rutas hacia lugares top donde alumnas y alumnos van a gozar con los cantos y evoluciones del verderón y el carbonero garrapinos en el segundo; o con el pito real y la abubilla en el primero.
A este grupo de intrépidos aventureros urbanos hubo que pararles los pies ante la emoción de ver cada vez más y más cerca a la abubilla motivo de su excitación
Luego están las sorpresas, que siempre hay, como que un pico picapinos y un papamoscas cerrojillo se muestren extremadamente confiados ante la presencia de treinta personas que les observan extasiadas, teniendo en cuenta que algunas de las “personitas” no pueden reprimir su deseo de acercarse más y más para observar casi a un palmo lo que nunca habían visto hasta ahora.
Esto último fue en el parque de Las Cruces, pero es que en El Retiro, concluyendo la segunda de las rutas, con el grupo de sexto de La Almudena, una alumna llamó nuestra atención porque en el cielo volaba algo nada parecido a lo visto hasta entonces. Pues nada, que la suerte ornitológica que nos empuja quería que termináramos ese pajareo urbano viendo una rapaz, y nada mejor que un cernícalo vulgar para poner la guinda.
Algunas de las alumnas de la ruta con el cole Nuestra Señora de la Almudena se animaron a dibujar a una de las especie más habituales en todos los recorridos, el gorrión común
Eso sí, sin la ilusión y el interés que van creciendo en los peques a cada minuto que avanzamos, sería muy difícil dar con todas las especies que acabamos apuntando en el cuaderno de campo. El “mira, profe, ese ave de ahí es distinta a las que hemos visto” mete combustible natural a las rutas de Aver Aves y nos hace compartir la ilusión y el interés, básicos también para vencer a la lluvia y el frío.
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