La Sierra de Guadarrama es sin duda una de las joyas naturales que esconde la Comunidad de Madrid. Ya en su momento visitamos la zona del valle del Paular, donde tuvimos la oportunidad de conocer la espectacular Cascada del Purgatorio, en Rascafría. En esta ocasión vamos a conocer el abedular de Canencia y la chorrera de Mojonovalle.
Este bosque de abedules es único en la Comunidad de Madrid y comparte suelo con otros árboles como pinos silvestre, tejos, y acebos, resultando un espacio natural realmente singular. Si a esto le sumamos la caída de agua de 30 metros que es la chorrera de Mojonovalle, y una ruta sencilla y asequible, tenemos una escapada ideal para cualquier época del año.
He de decir, que tuvimos algo de mala suerte, pues nuestra visita a la chorrera de Mojonovalle y al abedular de Canencia coincidió con una montería de jabalíes, mal señalizada, y que ocupaba irregularmente senderos públicos. Los cazadores nos echaron del camino con palabras tan amables como " vamos a soltar a los perros e igual cobráis". Nosotros insistimos en hacer la ruta, pues la cacería no tiene porqué desarrollarse en los senderos públicos. Pero al final, los cazadores hacen lo que es da la gana, y efectivamente, nos impidió llegar al arroyo del Sestil del Maíllo, pues la jauría de perros estaba cruzando el sendero, y era más bien imprudente acercarse si quiera.
Al llegar de nuevo al coche, ya sí había un jeep de agentes forestales (por la mañana cuando llegamos no había nada) y cuando mi compañero se acercó a dar la queja, otros senderistas se sumaron.
Ruta fácil a la chorrera de Mojonovalle y el abedular de Canencia
Para comenzar la ruta, dejaremos el coche en la área recreativa del Puerto de Canencia. Desde allí, tras una barrera parte una pista forestal amplia y bien marcada. (Por la que subieron los jeeps de los cazadores intentando echarnos de la zona).
La chorrera de Mojonovalle
Esta pista discurre a la sombra de un denso pinar y se va adentrando poco a poco cada vez más en la sierra. Por el camino encontraremos chozas pastoriles rehabilitadas, que nos hablan de la vida en estos montes en otro tiempo.
Después de este primer tramo en ligero ascenso, llegamos hasta el centro de interpretación de la naturaleza del Hornillo. En el momento en que visitamos la zona estaba cerrado, así que pasamos de largo siguiendo el sendero que queda entre el edificio y el merendero techado, donde la pista se estrecha hasta convertirse en un sendero. Unos metros más abajo comienza la senda ecológica de Canencia.
No hay que bajar mucho hasta llegar a la base de la chocherra de Mojonovalle, que en el momento de nuestra visita (Enero) estaba prácticamente congelada en su totalidad. Es una visión hermosa ver como el bosque se viste de invierno de forma tan espectacular.
Para tener una buena perspectiva de la cascada, podemos subir al pequeño mirador que hay subiendo por las escaleras que parten del cartel de madera de la chorrera.
El abedul de Canencia y el Tejo Milenario
Después de la chorrera, l a senda continua descendiendo entre abedules, robles y acebos, con algún que otro tejo escondido tímidamente entre ellos.
Tras un rato de descenso llegaremos a un cruce de caminos en el que podemos descender hasta el arroyo de Sestil de Maíllo o continuar por la senda del Tejo Milenario.
Se trata de un árbol protegido y único en esta zona, ya que esta especie es más típica del norte de la península y del centro de Europa. Es el lugar ideal para pararse un instante a escuchar el bosque antes de continuar bajando al arroyo.
Como hemos comentado, nosotros no pudimos bajar al arroyo, pero al menos sí contemplar la majestuosidad de este árbol y del entorno que lo rodea.
Siguiendo el sendero, llegamos pronto de nuevo a la carretera, por la que podemos continuar hasta llegar de regreso al área recreativa donde tenemos aparcado el coche.
En total son unos 6km de ruta y tardamos con fotos y discusiones con los cazadores incluidas unas 2 horas y media en hacerla.
La Sierra de Guadarrama es Parque Nacional desde 2013 y ofrece infinidad de rutas y joyas naturales de las que disfrutar. Como nos sobró tiempo de nuestra ruta, decidimos ir a visitar el Castillo de Manzanares el Real y terminar la jornada con un café en un merendero del área de Canto Cochino de La Pedriza, ya dentro del Parque Nacional.
¡Una escapada perfecta por los alrededores de Madrid!