Madrid, 16 de febrero – Christiana Figueres alertó ayer del riesgo de que Latinoamérica se quede estancada en tecnologías energéticas obsoletas cuando tiene enormes recursos naturales con los que puede "sacar provecho" económico de la reducción de gases contaminantes. Según Figueres, el continente posee el 35% de las aguas del mundo y sin embrago se da una "alarmante fosilización de las matrices energéticas". El resultado es que la región solo explota el 25% de la capacidad energética de su agua.
"Los beneficios para la economía van a ser para aquellos países que logren adaptar su legislación nacional al marco regulatorio de (la conferencia internacional de) Cancún", según afirmó Figueres. Se refería al riesgo de que la economía sufre lo que en inglés se llama lock in, o quedarse encerrado en "tecnología obsoleta", como llamó al gas natural y las centrales térmicas. "Chile ya alcanza niveles de emisiones de gases propios de los países europeos", alertó Figueres, como ejemplo de la senda para el crecimiento económico del continente. Latinoamérica "tiene el reto de explotar todas las opciones de energías renovables para el futuro", afirmó Figueres. Entre ellas, destacó la utilización sostenible de los bosques en lugar de la deforestación. Para Christiana Figueres, implementar los acuerdos contra el cambio climático no supone solo un reto para Latinoamérica, sino también una oportunidad económica, sobre todo a través del desarrollo de tecnologías para lo que se llama "mitigación" del impacto del cambio climático.
La experta costarricense, que fue asesora de Endesa para Latinoamérica, nombrada el año pasado para el cargo de máxima responsable sobre el Cambio Climático en Naciones Unidas, lanzó esta advertencia durante unas jornadas de trabajo en al Secretaría General Iberoamericana ayer en Madrid. Junto a ella estuvieron la secretaria de Estado de Medio Ambiente de España, Teresa Ribera, y el secretario general iberoamericano, Enrique V. Iglesias.
Al ser interpelada sobre la aportación de China contra el cambio climático, Figueres aseguró que este país está haciendo "esfuerzos domésticos impresionantes". "Otro gallo nos cantaría" si todos los países actuaran como China, llegó a afirmar. El gigante asiático "es líder en la industria solar y lo será en la eólica". Y recuperó su argumento para animar a Latinoamérica a abrazar cuanto antes la implementación de energías renovables como un nicho de actividad económica y desarrollo tecnológico. "China no lo hace por amor al planeta, sino por su propio interés. Quieren tener la tecnología para ganar la carrera de la economía verde".
Durante la conferencia, Figueres explicó la trascendencia de los acuerdos de la cumbre de Cancún, celebrada a finales de noviembre pasado en la ciudad caribeña, unos acuerdos que resumió como "un gran paso para las naciones, pero un pequeño paso para el planeta". Según Figueres, en aquella cumbre se sentaron "los cimientos del esfuerzo colectivo más importante de la historia en reducción de gases contaminantes". Se consiguieron objetivos concretos de todos los países industrializados y de 37 países en desarrollo.
Sin embargo, al hablar de que era un pequeño paso para el planeta se refería a que "todo el esfuerzo comprometido por esos 80 países sólo supone el 60% de lo necesario para cumplir los compromisos [de Cancún]". Es decir, en palabras de Figueres, "hay una brecha en el mismo acuerdo". La alta responsable de las Naciones Unidas se mostró también muy cauta sobre sus esperanzas para avanzar en mayores compromisos en la próxima cumbre, que se celebrará en Durban y dijo que era "un cuento de hadas" pensar que se pudiera alcanzar un acuerdo "vinculante, justo y ambicioso".
En la sala se encontraba Juan López de Uralde, exdirector de Greenpeace en España que actualmente promueve un partido político ecologista, quien interpretó como pesimistas las palabras de Figueres. Esta le respondió que no veía "geopolíticamente posible" un compromiso mayor. "Estamos construyendo una catedral", dijo la experta. "El problema se formó durante 100 años. Ahora estamos paso a paso, ladrillo a ladrillo". En la lucha contra el cambio climático, "estamos construyendo catedrales", recalcó.