La semana pasada cumplieron años tres niños en la clase del Chiquinini ( y esta semana los cumple él! Tres!). Cada día de cumpleaños trajo a casa una bolsa de golosinas del tal calibre que no pudo ni comérsela. Qué barbaridad. Cantidades ingentes diría yo. Bueno, y la bronca correspondiente para conseguir ese día que coma porque sólo quiere lo de la bolsa y nada quiere saber de los garbanzos, normal.
Otras veces reparten bolis, cuentos o libretitas.La última bolsita de turno ya me dejo muerta. No sólo había un montón de chuches sino también dos figuritas de dinosaurios, dos. Que digo yo, que qué no harán estos padres cuando la moza se case.Total, que como no pongan orden los profesores o quien sea esto parece una competición en plan “ y yo más”.Nosotros pensábamos llevar sólo una chocolatina para cada niño y unas galletitas de los Simpson ( cómo no) para que lo tomaran los niños a media mañana en lugar de las galletas María que les suelen dar. Vamos, para celebrar allí un poquito el cumple.Pero claro, te dejas arrastrar por lo que te envuelve y ya empiezas a pensar si no serás muy cutre. Si Darío, que sólo llevó unas galletas de chocolate, fue el único razonable o fue un cutre de tomo y lomo.Al final seguramente añadiremos algo más para regalar a cada niño, un paquetito pequeño de plastilina o algo así. Vamos, que caemos en la red aunque sea en menor escala. Y supongo que esto es lo que les pasa a todos los padres y así se va haciendo una bola cada vez más y más grande. En fin, me parece excesivo y todo esto sin entrar en si es bueno, si les estamos enseñando bien a estos niños, si todo es consumismo, etc. etc. Ole por Darío.
Que las bodas se conviertan en un espectáculo mal. Que se repartan chorradas a modo de recuerdo, mal.Que las comuniones tres cuartos de lo mismo mal. Pero vamos, que los cumpleaños de los niños también, ya es el colmo.