Gordon Douglas un habitual de la serie B (thriller, western y terror) especialista en realizar películas para el lucimiento de estrellas en horas bajas, aquí dirige un western tardío como al igual que ocurría con “Río Conchos” sirve de puente entre el western clásico y el spaguetti-western. Gordon ya realizó un excelente spaguetti con Lee Van Cleef llamado “El barquero”, además “Chuka” tiene una gran similitud con la obra maestra del spaguetti-western “El gran silencio” de Sergio Corbucci.
El mérito de Gordon es que “Chuka” es un western de bajo presupuesto, por eso la maestría de Douglas en filmar una gran película sin apenas dinero, por ejemplo en ningún momento de la película vemos el fuerte de afuera hacia adentro y siempre al revés, un western austero y muy claustrofóbico. Por eso todas sus películas son muy novedosas y originales buscando innovar y sorprender en un género donde estaba todo inventado. Este film se realizó también por el empeño de su protagonista Rod Taylor que quería dar un impulso a su carrera ofreciendo un cambio de registro a los galanes que ya nos tenía acostumbrado, por eso en esta película Rod ejerce también de productor.
Como todas las películas de Gordon Douglas el comienzo es arrollador, siempre solía poner un prólogo de la película espectacular para captar la atención del espectador y no soltarle hasta la finalización de la misma. En el comienzo vemos un fuerte devastado por las llamas, y unos soldados apilando los cadáveres del fuerte, no hay supervivientes y lo único que se ha encontrado es un viejo revolver, el cual pertenecía a un extraño y solitario pistolero de pocas palabras que llegó cabalgando desde el norte, y a partir de aquí se comienza a narrar la película en un largo flashback.
Lo más interesante de la película es el regimiento que defiende el fuerte, un fuerte que resulta ser un puesto militar perdido en la mitad de la nada y formado por unos militares en desgracia, un lugar maldito, un purgatorio, donde cada uno de los soldados y oficiales arrastran el peso de la culpa del pasado e intentan redimir sus culpas en este lugar abandonado por Dios.
El argumento se encuentra basado en la novela de Richard Jessup que también firma el fabuloso guión.
Me gusta mucho el principio de la película, Chuka se refugia de una tormenta junto a unos indios que se calientan en hoguera, mientras observa el enterramiento de una india, cuando marcha demuestra caridad dándoles un trozo de carne para que sacien su hambre (detalle importante que veremos el por qué al final de la película). Por cierto es la segunda vez que vemos un enterramiento indio en un western, curiosamente la otra vez que lo vi fue en la película de culto “Río Conchos” también de Gordon Douglas.
El cine de Gordon es un cine de miradas, por ejemplo el primer encuentro entre Rod Taylor y Luciana Paluzzi, no se dicen nada, pero el espectador sabe a través de sus gestos y miradas que han tenido una relación en el pasado y que todavía queda amor entre ellos.
Los diálogos de la película son fantásticos:
- ¿De dónde es usted?
- Del lugar en donde me encuentro.
- ¿Por qué no le saludaste?
- ¿De quién estas hablando?
- Del Señor Chuka.
- Lo conocías, lo sé, el nombre me es familiar.
- Es delicioso cenar en lugar de alimentarse, que es lo que suelen hacer los hombres en un lugar como este cuando están solos.
- ¿Es usted tan malo como dicen?
- Nadie es tan malo como dicen.
- ¿Cuántos hombres ha matado?
- Deje de contarlos a los 16.
- ¿A cuántos ha matado de manera honorable?
- A quince.
- ¿Está seguro?
- Estaban frente a mí y tenían una posibilidad.
- ¿Y el dieciséis?
- No el dieciséis, lo mate de un disparo en la nuca.
- Si no abandonan el fuerte Coronel van a morir muchos hombres inocentes.
- Si fueran inocentes no estarían en este fuerte.
- Eso formula otra pregunta ¿Qué hace usted aquí?
- Siento una gran responsabilidad por mi sobrina Elena, usted es el único que puede sacarla de aquí con vida, antes de que ya sea tarde, llévese a Elena con usted.
- Señora ya es demasiado tarde.
- Y si yo pudiese salir y llevar a alguien conmigo sería con usted.
La historia se vuelve interesante porque el duro coronel interpretado maravillosamente por John Mills, se niega a dar armas o comida a los indios para que puedan sobrevivir al duro invierno, lo que obliga a los indios solamente una salida para seguir con vida que es atacar el fuerte.
Tanto los oficiales como los soldados de la guarnición están formados por hombres sometidos a consejo de guerra, las manzanas podridas del ejercito son olvidadas en el último lugar de la tierra. Los secretos que esconden cada uno de los oficiales los conoceremos a medida que avanza la película, un purgatorio donde cada uno de ellos intentará luchar con la pesada losa de su pasado.
Douglas era un especialista que filmaba como nadie la violencia física y verbal sin concesiones al espectador.
A la llegada de la diligencia al fuerte vemos como se está dando latigazos a un hombre del regimiento que quería desertar, pero en lugar de parar el castigo con la llegada de las mujeres al fuerte, siguen con el castigo con la atenta mirada de los ocupantes de la diligencia.
Impresionante la pelea entre el sargento (Ernest Borgnine) y Chuka (Rod Taylor), una pelea donde los golpes duelen de verdad y hacen daño hasta el espectador que la ve. Pocas peleas hemos visto en el cine del oeste tan realista como esta.
Espectacular y realista pelea
La espeluznante escena de violencia verbal en una cena que se ofrece en honor a los invitados, donde un impresionante John Mills humilla a cada uno de sus oficiales contando las razones que les ha traído a ese lugar apartado del mundo a purgar sus penitencias, que se interrumpe la muerte de uno de los oficiales por el impacto de una flecha.
Muy bien filmadas las escenas de acción, como el impresionante y espectacular ataque final de los indios al fuerte a sangre y fuego.
La historia de amor entre sus dos protagonistas es preciosa, muy buenas las interpretaciones de Rod Taylor y Luciana Paluzzi una hermosa sex-symbol europea, una historia de amor de miradas furtivas a través de las ventanas, Rod Taylor en la mejor actuación de su carrera interpreta magníficamente a un solitario pistolero a sueldo que no le importa nada ni nadie hasta que se cruza en su camino un viejo amor del pasado. Después de que ella se haga la dura y le rechace durante varias veces, cuando siente que puede morir se dirige hasta el granero donde se encuentra durmiendo Rod Taylor y le da un precioso beso, una escena muy erótica para ser un western clásico.