Zlatan Ibrahimovic se marcha del Barça con destino MIlan. Sin entrar a valorar con cifras (porque según a quién le preguntes, te dará unas cantidades u otras) está claro que ha sido un mal negocio para el Barcelona. El cambio del sueco por Samuel Eto'o respondía al 'feeling' que tenía el camerunés con Pep Guardiola y casi un año, una Liga, una Supercopa, una veintena de goles y una decena de asistencias después, el ex del Ajax, Juve e Inter, tampoco tiene la complicidad que quiere Guardiola con sus jugadores.
No es el objetivo de esta columna juzgar el rendimiento deportivo o la profesionalidad del jugador, ni tan siquiera hablar de lo legítimo o no de las artes de su representante Mino Raiola, sino dar un toque de atención al casi intocable entrenador culé. Todo lo bueno que tiene de motivador, de estratega y de innovador, no lo tiene a la hora de valorar qué jugadores pueden sumar para su plantilla. Porque Ibra ha sido el más sonado, pero ni Hleb (a quien se le busca destino) ni a Chygrynskiy (el billete de ida y vuelta más caro a Ucrania de la historia) han aportado lo suficiente como para no considerarlos un fracaso y una mala gestión.
En este apartado, Pep tiene todavía mucho que aprender... suerte que le salva su buen ojo a la hora de subir jugadores.