Quién diría que canales los hay también fuera de Venecia. Y Milán se lleva las palmas por conservar un par de ellos. Conservar, exacto. Porque según cuenta la historia popular (en boca de los taxistas), las piedras para la construcción del Duomo fueron trasladadas a través de los múltiples canales que facilitaban el tránsito en la ciudad y tras distintos sucesos históricos (así nos lo relataron), fueron clausurados y ahora son subterráneos.
En el año 2015 Milán será sede de la Exposición Universal. Por ello, hay una serie de obras de restauración y los canales son parte de ese embellecimiento.
En el hotel STRAF la sugerencia para cenar nos llevó al Restaurante Il Brellin, ubicado en esta zona llena de vigor, tiendas vintage y terrazas imposibles en aquella tarde lluviosa. Es un lugar recomendable fuera del bullicio turístico (que no se salva del todo) de la zona del Duomo y el "cuadrilátero de oro".
¿A que no sabían que había canales en Milán? Yo no.