Pero en plena época 2.0 la oferta digital no podía quedar fuera de la oferta de ocio estival, y ahora se hace habitual el desarrollo de campamentos tecnológicos, donde los asistentes no practican la danza de la lluvia, no aprenden canciones de ruta, no montan tiendas de campaña ni desgastan zapatillas pateando durante horas los caminos que rodean el campamento. Ahora las horas se emplean en montar robots, construir circuitos o navegar en redes sociales.
Los tiempos cambian, y con ellos los modelos de ocio.
alfonsovazquez.comciberantropólogo