El Centro Cultural Haroldo Conti (Av. Del Libertador 8151, CABA) presenta en conjunto con la Embajada de Japón este ciclo de cuatro films, en un recorrido a lo largo de las últimas décadas que da cuenta de la evolución del cine nipón a partir de sus temáticas más recurrentes.
La cita será los domingos 5, 12, 19 y 26 de agosto a las 18hs. Las entradas son gratuitas, sujeto a capacidad de sala, y se retiran hasta dos por persona, a partir de una hora antes de la función.
La muerte del maestro de té (1989) 107′
Años después de la muerte del legendario maestro de té Rikyu, su discípulo Honkakubo intenta resolver el misterio acerca de la muerte del maestro. El film hace un interesante recorrido por la vida del gran maestro de té y sobre el Japón feudal del siglo XVI.
Dirección: Hirokazu Koreeda
Un día de verano, los hijos vuelven a la casa familiar para visitar a sus ancianos padres. Ambos llegan con sus respectivas familias para conmemorar la trágica muerte del hijo mayor en un accidente ocurrido hace quince años. Aunque la casa y la comida familiar apenas han variado, el paso de los años permite observar ligeros cambios en cada uno de los miembros de la familia: el amor se mezcla con el rencor y todos guardan algún secreto.
Sonatine (1993) 94′ (IMAGEN PRINCIPAL)Dirección: Takeshi Kitano
En Tokyo, un grupo de Yakuzas es acusado de asesinar a un hombre de alto cargo y gran riqueza. Uno de ellos, Murakawa (Kitano), un gángster especialmente violento y agresivo, será enviado a Okinawa por su jefe para rendir venganza por lo ocurrido. Sonatine es la película que consolidó el "estilo Kitano", y constituye una verdadera obra maestra del cine criminal.
El pájaro azul (2008) 105′Dirección: Kenji Nakanishi
Un maestro novato y tartamudo se incorpora como sustituto a una escuela tras el intento de suicidio por bullying de uno de los alumnos. Ante la indiferencia y el silencio con el que las autoridades del colegio zanjan el asunto, el profesor intentará concienciar a estudiantes y profesores sobre la gravedad del tema, sacando a los acosadores de su complacencia y haciéndoles reconocer la gravedad de sus actos.