Título: Cien años de soledad
Autor: Gabriel García Márquez
Año: 1967
Género: Realismo mágico
Editorial: Debolsillo
Páginas: 496
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.» Con estas palabras empieza una novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes de nuestro siglo. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gusta decir el escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.
Márquez era uno de los escritores por excelencia que tenía pendiente por leer. Un profesor de la universidad nos hizo leer varios reportajes suyos, y, aunque me gustaron, me daba miedo que leer una novela completa suya pudiera resultarme monótona y aburrida. No podría haber estado más equivocada. Este Nobel colombiano no defrauda, y ya tengo preparadas mis próximas lecturas sobre él.
Cien años de soledad, ejemplo de realismo mágico, está compuesto por 20 capítulos no titulados que narran en una estructura cíclica temporal los acontecimientos que suceden en el pueblo de Macondo con la familia Buendía como protagonista, de la que se abarcan siete generaciones. En esta narración donde los nombres de los personajes se repiten constantemente, se fusiona fantasía y realidad. A su vez, los 20 capítulos están divididos argumentalmente. Del 1 al 3 se narra el éxodo de un grupo de familias y su establecimiento en Macondo -pueblo inventado por Márquez-, del 4 al 16 el desarrollo económico, social y político del pueblo, y los cuatro restantes tratan al decadencia de Macondo.
La familia Buendía es la protagonista, de la que se llegan a tratar hasta siete generaciones. Este es uno de los peros del libro, ya que muchas veces te lías con la cantidad de nombres que hay en la familia. El problema es que los nombres se repiten constantemente, por lo que te encuentras con muchos Aurelianos, Úrsulas, Arcadios y Josés, lo que a veces genera una confusión a la hora de seguir la lectura y en más de una ocasión he tenido que acudir a un árbol genealógico de la familia para entenderme.
Los personajes son todos muy interesantes, y cada uno de ellos permite tratar un tema diferente. Mis personajes favoritos han sido Úrsula y Amaranta, y en general los personajes de la primera generación han despertado más simpatía en mí, quizá por haber comenzado la lectura con ellos. Pero la cantidad de personajes que hay permite ahondar en muchos temas, ya que Márquez trata temas como la soledad, las enfermedades mentales y el incesto. Es más, la soledad parece ser una cualidad de la familia Buendía, tal y como se refleja a lo largo de toda la obra.
El inicio del libro puede resultar ligeramente tedioso por su forma de escribir, pero a medida que vas avanzando en la lectura te vas haciendo a su escritura, de la que destaco sus infinitas metáforas y comparaciones. Los adjetivos que emplean y las descripciones que hacen fueron pura delicia para mis ojos lectores, y la verdad es que me enamoré de su forma de escribir. El empleo que hace Márquez de los diferentes recursos estilísticos me ha fascinado, porque lo que en algunos autores me puede sonar redundante, en él me daba la sensación de que simplemente fluía.
El tedio inicial da lugar, a medida que transcurre la novela, a una forma de escribir muy bonita y elegante, que justifican sin duda alguna el porqué del éxito de Márquez y el porqué de haber logrado convertir sus obras en clásicos de manera muy inmediata además de ser uno de los principales representantes de la literatura hispanoaméricana.
No es una lectura sencilla; requiere de paciencia y de tiempo. No es tan fácil pasar las páginas como en un thriller, sino que toda página requiere su dedicación, para poder interiorizar todas las palabras y sumergirte en el pueblo de Macondo y en las vivencias de la familia Buendía. Pero realmente merece la pena dedicar tiempo a este genio de la literatura.