Cien días de oposición

Publicado el 02 abril 2012 por Abel Ros

Después de cien días en la Moncloa, las patas cortas de la mentira han cedido el paso a los largos tentáculos de la verdad. ¿Dónde están los 3.5 millones de puestos de trabajo del famoso tuit de Pons? ¿Qué queda de aquel famoso "yo no subiré los impuestos si llego al gobierno"? Aguas de borrajas, diría don José, mientras juega la partida en el Bar de Manolé. Son precisamente estas perlas extraídas del ayer las que ponen de largo al dicho popular  "por la boca muere el pez”.

El "mira cómo han dejado el país" en boca de Rajoy, no calmará por mucho tiempo los humos de los desengañados. El balance de Mariano en los aromas del poder es el callejón sin salida de la voz oculta de los tecnócratas italianos. Ahora bien, ¿Dónde está el PSOE cuando más lo necesitamos? Durante este tiempo de derecha,  las disputas internas del partido socialista han dejado huérfano de oposición a un ejecutivo marcado por la involución conservadora y los recortes neoliberales. La contrarreforma ideológica, tal y como se le conoce en los foros sociológicos de la izquierda, ha destruido el discurso progresista de ZP. Las "gallardonadas" y la destrucción de la ciudadanía por "adoctrinamiento", en palabras de Wert,  ponen en evidencia la marcha atrás al statu quo aznariano.

Los cien días de la rosa en las filas incómodas de los cielos azules de las gaviotas han sido los pétalos pisados por la carroza de la derecha a su paso por Europa. Las críticas de Rubalcaba a las políticas de Rajoy son el ejemplo vivo de la ética kantiana que tanto defendió Immanuel. El último error de ZP, o dicho de otro modo, la vía continuista del "zapaterismo tardío" ha venido como anillo al dedo a las siglas de Montoro,  para lanzar sus municiones contra el nefasto pasado de un gobierno socialista que quebró por la traición a sus principios de partido. Desde la crítica de la izquierda, debemos reflexionar sobre la dirección que debe tomar el PSOE para ser percibido como una alternativa de poder, y no como un producto defectuoso que sigue expuesto en las baldas del mercado sin el aprobado del soberano.

La oposición socialista debe construir desde la  socialdemocracia herida la imagen de su marca. La subida de impuestos y la reforma laboral han carecido de alternativa desde las filas de la rosa. No podemos quedarnos parados ante un gobierno que nos ataca por la "herencia socialista" y justifica su praxis abusiva con premisas progresistas. No. Ante tales ataques debemos abrir los canales del discurso alternativo. Es más razonable la defensa asertiva que la lucha ofensiva contra las losas de nuestro pasado. Desde las líneas humildes de este blog hacemos una llamada a los socialistas para que cuando el PP les diga "ustedes también hicieron lo mismo" les respondan "de acuerdo nos equivocamos" y por ello "ahora proponemos las siguientes medidas distintas a las suyas". Cuando cambiemos de paradigma y reconozcamos públicamente los errores de nuestro pasado, estaremos caminando por la senda de la alternativa.

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