No se trata de poner en duda los avances científicos ni de limitar el progreso de la biología, pero no se puede degradar al ser humano hasta convertirlo en carne fresca para material de laboratorio. Pero además, la medicina regenerativa ha demostrado que la investigación con células embrionarias es obsoleta, sin ninguna eficacia terapeútica. Es mucho más eficaz investigar con células adultas, que no tienen el más mínimo coste ético.
Nos lo quieren vender como un gran éxito. Esta instancia abriría las puertas a nuevos tratamientos para trastornos, como el mal de Parkinson, esclerosis múltiples, enfermedades del corazón y lesiones de la médula espinal. Pero no nos engañemos. Oregon ha logrado un gran RETROCESO científico. Ha reabierto una línea de investigación obsoleta, cara e ineficaz. Para fines terapéuticos ya hay mejores alternativas desde hace años. En este caso ciencia y ética van de la mano: en ambos terrenos se trata de un importante retroceso.