Hoy me siento nostálgica. Música
Lo creas o no, todos tenemos secretos. Parece que no, pero todos tenemos un lado que no queremos que nadie más lo encuentre, que nadie más sepa que somos de esa forma.
A veces, puedes encontrar personas a las que confesarles cómo es ese otro lado de ti, ese lado extraño, quizás podrido, ese lado que no querrías que nadie más supiera que existe, pero que está ahí, porque forma parte de ti. No es un lado malo, simplemente es un lado poco convencional, es un lado que no te gustaría que según quiénes supieran que existe, no hace falta que lo sepan, de hecho, pueden vivir sin saber sobre él, qué más da? Ellos no lo ven, no lo sienten, tú sabes que está ahí, y tal vez alguna otra persona, pero no hace falta que nadie más lo sepa.
Creo que a veces tenemos que ser conscientes de ver a quién le contamos según qué cosas, porque a veces, las personas tienden a juzgarnos -no siempre a mala fe- cuando tenemos comportamientos fuera de lo habitual: Y se lo contamos. ¿Se lo contamos porque son nuestros amigos? ¿Se lo contamos porque sentimos que “ha de contarse”? ¿Se lo contamos porque necesitamos explicarlo a alguien? ¿Se lo contamos porque queremos sentirnos comprendidos? ¿Se lo contamos porque necesitamos que alguien nos cuente que “también es así”?
Hace tiempo dejé de sentir que era rara, o inusual. Hace tiempo me di cuenta de que cada uno somos como somos, y que hay cosas que podemos contar a gente; sí, algunas podemos contarlas, otras, podemos dejárnoslas para nosotros, guardadas en una cajita; pero no te confundas, no tires la llave de la cajita al mar, guárdala en un lugar seguro, que siempre puedas abrirla, que nunca olvides lo que guardaste ahí. ¿A veces contamos cosas para sentirnos más libres? De todas formas, yo no cuento nada a nadie. O eso pensaba.