El asociacionismo ciudadano en forma de asociaciones de vecinos constituye un motor en la vida de las grandes urbes que dinamiza y vertebra las relaciones sociales y genera redes vecinales, tan importantes en la vida de los barrios. Las Asociaciones de carácter cultural complementan la escasez de oferta institucional de bienes culturales, acercando a los vecinos fórmulas para llenar el tiempo y satisfecer sus necesidades e inquietudes más allá de lo estríctamente material. Por este motivo, el poder público de turno decide el poco interés de este recurso popular y plantea su desaparición.
Recojo esta nota de prensa de la Asociación de Vecinos “Valle-Inclán” de Prosperidad, a la que la Comunidad de Madrid ha decidido rescindir la concesión y deben abandonar el local y disolver el proyecto:
“La Asociación de Vecinos “Valle-Inclán” de Prosperidad comunica a los vecinos y vecinas de Prosperidad, a la sociedad madrileña y a los medios de comunicación:
La Comunidad de Madrid, nos exige con un plazo de, tan sólo, quince días que desalojemos nuestro local social en el que la Asociación desarrolla sus actividades: vecinales, culturales, sociales y reivindicativas.
Nuestra Asociación, con una antigüedad de 35 años, es un referente socio-cultural en el Barrio de Prosperidad. Nuestra labor es reconocida no sólo por vecinos y vecinas sino también por las Instituciones Municipales que año tras año nos conceden subvenciones para nuestros proyectos de participación y colaboración ciudadana.
Por nuestro local han pasado políticos, teólogos, escritores, pintores, gente de teatro, filósofos, historiadores, economistas, que han colaborado con nosotros de forma solidaria y han apoyado nuestro proyecto vecinal.
Consideramos esta decisión incomprensible, repentina e injustificable que interrumpe nuestra labor, desde y para el barrio y creemos sinceramente que la Comunidad de Madrid debe reconsiderarlo”.